Capítulo 11

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Ryan

Llegó el día del partido. Nos estuvimos preparando durante toda la semana pasada. Casi no hemos tenido tiempo para nada más. Mis días se limitaron a recoger a Melanie en su casa por las mañanas, molestarla un poco (cosa que se ha convertido en mi mayor afición), almorzar al terminar las clases y dedicar toda la tarde a entrenar, para luego dormirme temprano y así hasta el siguiente día.

Mi padre nos visitó el fin de semana y le conté que tenía novia, desde ese entonces me ha dejado un poco en paz con el tema de dar una buena imagen y todo ese cuento. Sé que su verdadera preocupación no se centra en mí sino en él. Pero volviendo al tema del partido, estaba un poco nervioso. Los contrincantes a los que nos enfrentaríamos eran bastante difíciles de vencer, sobre todo porque no se caracterizaban por jugar muy limpio.

Lo primero que hice fue pasar a por Melanie. Al estacionarme frente a su casa ya estaba afuera esperándome. Llevaba unos jeans azul claro, convers y una blusa gris de mangas cortas ceñida al cuerpo, el cual, aunque no era extravagante a mi me gustaba de tal forma que atraía toda mi atención. Su cabello estaba recogido en una coleta y algunos cabellos por fuera adornaban su blanco rostro. Estaba preciosa. Era demasiado atractiva. Venía caminando hacia el auto, cuando abrí la puerta desde adentro y ella prosiguió a sentarse a mi lado y colocarse el cinturón de seguridad. Entonces prendí el coche para irnos de una vez.

- Buenos días - me dijo ella en tono cortés.

- Buenos días - le respondí amablemente.

- ¿Cómo te sientes para el partido? ¿No estás nervioso?- me preguntó con su mirada puesta en mí.

Me sorprendió bastante su pregunta, la verdad, era lógico que me lo preguntara porque había estado entrenando mucho para hoy, pero no era algo propio de ella. La miré fijamente y enarqué una ceja divertido.

- ¿Te estás preocupado por mí? Eso es nuevo - y esbocé una pequeña sonrisa.

Ella puso cara de enojada.

- Solo estaba siendo cortés. Para la próxima no pregunto nada - Y corrió su mirada hacia la ventanilla.

A veces parecía una niña pequeña, y eso, extrañamente, me gustaba.

- Me gusta que te preocupes por mí. Es una buena señal- dije mirando al frente y sonriendo orgullosamente.

- Eres un engreído. No me estoy preocupando por ti. No te hagas ilusiones - se veía enfadada y eso me parecía aún más gracioso.

- Si tú lo dices. Fingiré que te creo-

Pude ver cómo retorció sus ojos, y yo negué con la cabeza sonriendo.

Al llegar al instituto me bajé del auto, abrí su puerta, y al salir tomé su mano, la cual siempre se tensaba al sentir mi tacto. Al parecer le ponía algo nerviosa y bueno, eso es un punto a mi favor. Llegamos al salón , y empezaron las clases. En algunas ocasiones discutíamos por un ejercicio en el que teníamos diferentes puntos de vista, porque sí, ambos nos caracterizábamos por ser bastante tercos. Ella era inteligente, eso tengo que reconocerlo. Y la verdad, me gustaba cuando discutíamos, porque esa rivalidad me atraía aún más de ella. Puede que sea ilógico pero sí, me gustaba esa tensión que se creaba entre nosotros, no me pregunten por qué.

Ya al mediodía terminaron las clases, yo tenía que ir a comer algo ligero y darme prisa para prepararme para el juego que empezaría a las tres. Antes de salir del salón, cuando ya estábamos guardando los libros, le hablé :

- ¿Vas a venir a ver el partido?- quería que viniera a verme , pero no tenía certeza alguna de su respuesta.

- Quizás me paso un rato - dijo haciéndose la interesante, cosa que me encantaba.

Excusas para enamorarteWhere stories live. Discover now