『i won't say i'm in love』

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Golpes del bolígrafo en la mesa se podían escuchar en medio de la suave música y las personas hablando entre ellas. La libreta tenía algunos versos escritos de forma rápida, otros escritos con más calma y otros llenos de tachones. También había algunos pocos números y acordes.

- Wilbur... - Aquella voz se escuchaba distante. - ¿Nos estás escuchando? - Cada vez se hacía más cercana.

Cuando chasquearon unos dedos delante suya dos veces, el castaño de gafas levantó la mirada. Spreen, uno de sus amigos, lo llamaba.

- Vamos a ir a una fiesta hoy, ¿vienes? - Esta vez fue Cellbit quien habló al ver que ya tenían la atención del chico. - Spreen dice que quiere presentarnos a su novio. -

Todos comenzaron a burlarse del híbrido de oso, el cuál intentaba convencer a sus amigos de que su novio no era nadie imaginario. Wilbur sonrió por esto.

Su grupo de amigos estaba conformado por Spreen, Cellbit, Roier, Jaiden, Foolish (aunque bueno, él hacía un año que se había ido de la ciudad junto a su pareja) y Quackity. Wilbur obviamente quería a todos sus amigos y si le pasara algo a cualquiera de ellos no sabría qué hacer, pero... con Quackity siempre era diferente. Ese pelinegro bajito y con carácter era su amigo más cercano en ese grupo, y era el único con el que hacía planes a solas, sin los demás. Era el único al que le enseñaba las canciones que escribía, el único del grupo al que dejaba entrar a su casa y el único del que aceptaría alguna de las locuras que siempre se le ocurrían.

Por otra parte, tenía un amigo que los chicos del grupo conocían, pero sólo era cercano a él. Philza era cinco años mayor y lo había conocido en un concierto de su banda favorita. El rubio de ojos azules era un gran consejero y le tenía tanta confianza que le había dejado una copia de las llaves de su apartamento, porque Wilbur cuando estaba algo mal emocionalmente hablando tenía una tendencia a encerrarse por un pequeño tiempo en su casa y el mayor era quien le llevaba comida cada que lo necesitaba, sin hacerle muchas preguntas. Y aquello era en lo único en lo que no confiaba en Quackity.

El pelinegro era un chico estupendo, sí... pero siempre le hacía demasiadas preguntas cuando lo que menos necesitaba era agobiarse. Además, le importaba demasiado como para preocuparle con sus estupideces.

- Lo siento chicos, no me gustan esos ambientes. -

- Eres un aburrido, ¿sabes? - Roier fue quien habló, recibiendo un codazo de parte de Jaiden.

- Simplemente no le gustan las fiestas, eso no lo hace aburrido. -

El castaño le dio las gracias a la chica y cuando su mirada se posó en donde estaba sentado Quackity, se dio cuenta de que este se había levantado y había ido hasta la gramola. Ahí había varias canciones grabadas y podías elegir la que quisieras si pagabas cierta cantidad de dinero.

Al ver esto se dirigió hasta él, apoyando su brazo en el aparato para hablar con el chico más bajo.

- ¿Cómo vas con tu nueva canción? - Fue lo primero que preguntó el pelinegro, mirando la larga lista de canciones que podía seleccionar.

- Pues ahí va, supongo. Tengo el concepto pero hay cosas que me fallan. -

- Entiendo... ¿La próxima vez que vaya a tu casa me cuentas de qué va? -

Los ojos marrones miraron directamente a los del más alto, haciéndole sonreír levemente. Quackity era muy bonito, demasiado de hecho. A veces se preguntaba como es que su amigo seguía soltero.
Recuerda habérselo preguntado alguna vez, pero este simplemente respondía con "estoy esperando al indicado". Y Wilbur tenía mucha curiosidad por saber quién era "el indicado" para Quackity.

I Won't Say It ──── QuackburWhere stories live. Discover now