Sukuna y Megumi se conocieron en una app de citas, después de varios días de sexting, finalmente tienen su noche ardiente donde dejaron salir toda la pasión contenida.
Al día siguiente Megumi despierta con alguien a su lado que no es Sukuna, aunque...
Aclaración: no tengo conocimiento acerca del trastorno de identidad disociativo (identidad múltiple), así que de antemano pido disculpas por la desinformación y si esto ofende a alguien. Esta es una historia de ficción y como tal tiene el único fin de entretener.
Sigo sin saber incluir chats en las historias, perdón por eso. Aclaro que lo que está entre comillas no son diálogos, son los textos que se envían.
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—Megumi, lo que necesitás es una buena cogida —le había dicho su amiga Nobara, él solo la miró cansado. Era muy difícil tener una conversación normal con ella. Él había dicho que se sentía raro, desmotivado y ella salió con eso. ¡Qué difícil era tener una conversación con esa mujer! No iba a escucharla. O al menos eso fue lo que se dijo en ese momento.
El por qué se había descargado una aplicación de citas era un misterio, las palabras de Nobara se habían quedado en su cabeza. Quizás sí necesita un revolcón, pero su amiga no tendría que enterarse.
Entre todos los posibles candidatos que vio se decantó por un chico que cada vez que pensaba en él hacía que sus mejillas se pongan rosadas. Sukuna tenía muchas fotos vistiendo solo pantalones y lo que se marcaba ahí abajo se veía grande. Para sumarle puntos a su escala de "chicho caliente" su cuerpo estaba lleno de tatuajes. Nunca pensó que podría sentirse atraído por un chico malo.
Luego de hacer match le envió un mensaje de texto, algo simple, solo para ver la reacción de Sukuna.
"Vi todas tus fotos, parece que tu amigo quiere decir hola".
"Parece que tenés ganas de conocerlo", le había respondido él. Oh, vaya.
"Puede ser".
Fue la respuesta de Megumi. Lo siguiente que recibió fue su número de teléfono para poder charlar sin restricciones, ya que la aplicación no permitía enviar imágenes.
Después de las preguntas de rigor para conocerse un poco, y de algunas un poco más picantes para saber qué posición le gustaba a cada uno, las conversaciones fluyeron con naturalidad.
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