I love you

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Dedicado a: 11Alexa83 💖




Mientras conducía Jimin sólo podía escuchar con impotencia los sollozos de su chico que ya se habían calmado un poco, sin embargo, los temblores en su menudo cuerpo seguían siendo notorios.

No sabía lo que había sucedido con exactitud, aunque la marca roja en su mejilla hinchada le daba un indicio y no sentía que fuera el momento para preguntárselo, pero no podía evitar mirar de reojo a Yoongi cada que tenía la oportunidad o en cada semáforo en rojo.

Su rostro estaba levemente iluminado por las luces de la ciudad, su cabeza gacha e intentando limpiarse la nariz con el suéter que Jimin le había dado anteriormente.

Le afectaba demasiado el solo hecho de pensar en que alguien le había hecho daño, por más que lo intentara todavía no encontraba una explicación al lazo tan fuerte que tenía con él sabiendo que se conocían desde hace poco tiempo, relativamente hablando.

Nunca había tenido este tipo de sentimientos, al menos no con tanta intensidad. Apretaba el volante, un poco tenso ante ese pensamiento.

No lo culpen, es difícil asimilar la inmensidad del amor que siente por la persona que está sentada a su lado, aunque ni siquiera lo conozca del todo, aunque ni siquiera sean novios y nunca hayan pasado de un te quiero.

— ¿Comiste algo cariño? — preguntó, ya sin poder contenerse cuando otro semáforo lo detuvo.

— No — su tono de voz fue tan bajo, que de no ser porque estaban en el auto encerrados, no lo habría escuchado.

— Está bien, cuando lleguemos ordenaré algo, ¿Te sientes cómodo yendo a mi casa o prefieres que vaya a dejarte a tu departamento? — aunque se moría por abrazarlo, mimarlo y consolarlo toda la madrugada, si Yoongi deseaba estar solo, lo respetaría completamente.

Nunca tomaría ninguna decisión sin su consentimiento, así para otras personas fuera algo mínimo.

— Tu casa está bien — fue todo lo que pudo expresar, aunque Yoongi se moría por decirle que su compañía y su abrazo eran todo lo que deseaba en ese momento para sentirse cálido de nuevo.

Jimin le regaló un asentimiento con una hermosa sonrisa en su rostro.

Sin saberlo, ambos ya habían caído profundamente por el otro.

[...]

Después de llegar a la casa de Jimin, se dio una ducha para quitarse los restos de maquillaje y despejarse un poco, él le prestó ropa interior y un pijama que le quedaba algo suelto, pero era bastante cómodo y además tenía su olor impregnado de una forma que le hacía sentir protegido.

Cuando estaba con él era como encerrarse en una burbuja donde nada del asqueroso mundo en el que se veía envuelto podía tocarlo, donde su pasado no lo acechaba ni lo definía, donde era feliz y amado por alguien que no le exigía nada, ni lo juzgaba.

Lo único malo es que era una burbuja, no su realidad.

Al menos no completamente.

Sabía que para que ese espejismo formara parte de su realidad como lo quería, debía dar ese paso que nunca se ha atrevido a dar, ¿Podría hacerlo?

El día en el que tomara esa decisión su vida cambiaría por completo, de eso estaba seguro. Tenía un temor inmenso a ello, porque no tuvo antes la oportunidad de conocer otro camino, de verse así mismo en otro lugar, a pesar de que cada día se marchitaba un poco más allí.

Lo único que tenía claro es que Jimin lo valía completamente.

Simplemente no estaba seguro de que él mismo lo valiera.

Luego de cambiarse ambos se pusieron a ver una película de comedia en la sala en lo que llegaba la comida. Ya eran más de las doce de la madrugada, pero eso era lo de menos, para eso existían los restaurantes con servicio de veinticuatro horas.

Yoongi admiró el perfil del rubio mientras este seguía atento a la película, riéndose de vez en cuando y con un brazo rodeaba su hombro.

¿Cómo alguien tan hermoso se fijó en mí? — pensaba, aunque con una sonrisa suave en el rostro, porque sentía que alguien decidió mandarle ese ángel bellísimo.

Casi de forma inconsciente buscó su mano para entrelazarla con la suya, logrando que Jimin lo mirara de esa forma en la que sólo él podía.

— Te amo Jimin — le dijo, como hechizado por esos ojos y con las mejillas coloreadas, sorprendido por su propia confesión.

El rubio también se sonrojó, sintiéndose tan cálido cuando escuchó esas palabras.

— También te amo Yoongi — y sus labios se unieron, como si hubieran sido hechos el uno para el otro.

Y así lo sentían.

Aunque aún no tenían un título, sus corazones ya se habían reconocido y se pertenecían mutuamente sin necesidad de declararlo en voz alta.







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Escort | JimSuWhere stories live. Discover now