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Un tormentoso día se vivía en el Reyno de Goguryeo, tormentoso tanto por dentro y por fuera ya que se estaba llevando a cabo el parto de la actual Reina de su primer hijo y futuro heredero al trono.
- Tranquila mi señora, solo puje - Asistía la dama que la servía día a día mientras una partera llevaba a cabo el trabajo de ayudar a nacer al bebé.
- Ya no aguanto - Decía entre lágrimas la mujer - ¿¡Por qué no nace!? - Continuaba pujando.
- Un poco más - alentaba la partera por fin pudiendo ver la cabeza del bebé - Solo un poco más...
La Reina con todas las fuerzas que le quedaban pujó rogando para que porfavor el bebé naciera de una vez por todas.
Y así fue.
Tras unos segundos la habitación se vió invadida por el llanto del bebé que acababa de nacer, el o la futura gobernante del que era el reino más grande de Corea había nacido por fin.
- ¿¡Y mi hijo!? - Tras ser informado el rey entro inmediatamente impaciente de ver a su sucesor - ¿¡Cómo está!? ¿¡Bien!?
La partera tomó cuidadosamente al bebé envolviéndolo en una suave manta que había sido especialmente confeccionada para el bebé - De hecho es una hermosa niña, mi señor.
El rey pareció palidecer.
- ¿Una niña? - Rechazo tomar a la bebé - ¿¡Una niña!? - Repitió con rabia - ¡Una mujer no va a tomar mi trono!
Todos en la habitación callaron.
- No puede, no está pasando - El hombre comenzó a dar vueltas al rededor de la habitación, ya bastante les había costado poder concebir un hijo para que ahora ese hijo resultará ser niña - Podríamos... - Se puso a pensar - ¡Ustedes! - Señaló al par de guardias que que custodiaban la habitación - ¡Vayan a traerme un varón! - exigió - ¡Vayan por el pueblo y busquen alguna mujer que haya concebido un niño hoy!
Y así se hizo, los guardias inmediatamente dieron aviso de lo que el rey quería y varios de ellos fueron casa por casa a ver si alguna mujer había concebido el bebé que el rey tanto quería.
- ¿Y qué hacemos con la bebé mi señor? - Pregunto la partera aún con la criatura entre los brazos.
- ESA BEBÉ-
- Esposo mío - La reina finalmente se recuperaba del duro parto - Una niña, tenemos una hermosa niña - Casi susurro la mujer a la vez que sonreía, como pudo se sentó y estiró los brazos para que se le pasará a la bebé - Es muy hermosa - le acaricio el rostro.
- La bebé se queda, esa niña tiene sangre real después de todo - Dijo el rey y acto seguido salió de la habitación dejando a su esposa con la bebé.
- Bienvenida a la vida, mi hermosa y perfecta Jennie...
