Capítulo 1: El día que me dijiste hola

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15 años

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15 años

Terminé de repasar mis pestañas y bajé las escaleras a trotes acelerados. Iba a salir con mis amigas a merendar esa tarde, aunque era el cumpleaños de mi tía y nos había invitado a cenar a su casa, pero no es como si la tía Marissa nos cayera bien. Siempre anda juzgandonos por todo, hace dos semanas me criticó mi corte de cabello. Solo lo alisé. Y a Hanna siempre le regala productos para el frizz.

—¡Papá, ya estoy lista!—en la sala de estar no había nadie, así que fui hacia la cocina. Hanna estaba en la mesa tomando un yogurt de durazno y comienzo tostadas— ¿Y papá?

—Se fue.

—¿Qué? Tiene que llevarme a la cafetería. Voy a merendar con mis amigas.

Se encogió de hombros sin importarle mucho mi situación.

—Mierda.

—Rose, no digas palabrotas— mamá pasó detrás de mí. Venía vestida elegantemente con el cabello recogido y un suave maquillaje, papá dice que cuando se levanta el cabello se parece a mí.

—Papá me dijo que me llevaría a la cafetería, pero se fue. ¿Me llevas tú?

—Tengo una reunión y alguien debe quedarse con tu hermana hasta que regrese. Además, hoy es el cumpleaños de tu tía. Reprograma tu salida, cielo.

—Pero, mamá— rogué. Mamá siempre me deja salir, es la mejor, nos deja hacer lo que queramos, pero con responsabilidad—. Que se quede Aaron con ella, yo ya me comprometí con mis amigas.

—Ni siquiera sé dónde está tu hermano. Sale y no avisa nada, estará castigado cuando regrese.

—Oblígalo a volver y que se quede con Hanna.

—No soy un paquete— habló la susodicha.

—Si no puedes estar sola, lo eres.

—Tú eres la que no puede ir sola a una cafetería.

—Tú no te puedes quedar sola en casa.

—¡Mamá!

—Las dos dejen de pelear. Se quedarán ambas y cuando venga su hermano las acompañará. Ya me tengo que ir, voy a llegar tarde a esa reunión de porquería —odia las reuniones con sus socios, a ella solo le gusta ocuparse de los hoteles y disfrutar de sus huéspedes.

Apenas oí el motor de un coche abrí los ojos enormes. Hice puntas de pie sobre la mesada para ver sobre la ventana el auto de mi hermano entrando al garaje.

—¡Es Aaron! ¡Le diré que me lleve!— corrí hacia afuera.

—¿Pero a mí nadie me escucha o qué?— escuché a mamá.

Llegué a la puerta principal justo cuando Aaron venía entrando. Tiró las llaves del coche sobre la mesa y me miró mal cuando le sonreí inocentemente.

Hasta el último de mis latidos [#0- Spin Off- Complicaciones]Onde histórias criam vida. Descubra agora