XV

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Amelie no tenia muy claro qué tanto tiempo había pasado, lo ultimo que recordaba era apoyar su cabeza en la almohada, hablando con Sarah, que estaba al otro lado de la cama. Supo que de eso haría horas cuando la sabana estaba fría.

Su cabeza dio un pinchazo de dolor, lo que le hizo hundir su cabeza en la almohada, soltando un quejido. Su rostro se quedó hundido por unos minutos en el cojín, incapaz de moverse. Pero el sentir la boca pastosa fue algo que hizo que alzara su cabeza y quitara las sabanas de su cuerpo, apoyando la nuca en la almohada.

El olor de JJ le llegó y movió su rostro a un lado, su mano pasó por el lado donde el chico dormía y donde Sarah se había sentado. Mordió su labio a la vez que su mano se metía bajo la almohada del rubio. Solo hacia unas horas que se habían visto, o eso creía ya que no era de noche, por lo que vio por la ventana, aunque los rayos de sol ya iban a menos.

Dio una respiración profunda, sus manos pasaron por su cara antes de sentarse en el colchón. Sus ojos pasaron por la habitación, lo único que se oía eran los coches pasando de muy vez en cuando. Sus dedos tamborilearon en sus piernas desnudas, pasando sus ojos por las estanterías, y las fotos que Sarah había mirado hacia unas horas.

—Santa mierda— se quejó en voz baja ante el silencio, arrastró sus manos por su pelo y bajó su cabeza, dando otra respiración profunda para animarse a salir de su habitación y afrontar por primera vez una casa vacía. Sin JJ, sin Rose. Por pensar que estaba sola, pensó que ni ella estaba ahí realmente—. Solo es una casa vacía.

"Casi tan vacía como tu"; quiso decir, pero, como si alguien estuviera presente, se calló. Alzó su cabeza y su mano fue a lo restante del porro que había dejado, llevándolo a sus labios antes de apoyar los pies en el suelo y encender la llama del mechero, prendiendo lo poco que quedaba del cigarrillo.

Dio una gran calada antes de levantarse, pensó en ponerse algo que no fuera el pijama, pero lo ignoró, caminando hacia la pared llena de fotos. Su lengua pasó por sus dientes cuando vio una foto de los Pogues y ella antes de Sarah, antes del Merchant, antes de Kelly, antes del año de Kook de Kiara, antes de su peor momento. Aquella foto, donde salían mas pequeños y en el porche de la chateau, salían riendo.

Amelie apretó sus labios cuando vio como en aquella foto salía abrazada de Kiara. Siempre que se paraba a pensar de manera fría en cómo había cambiado las cosas con la de rizos, le impresionaba lo cerrada que había sido. Y le impresionaba más saber que nunca podría olvidar y no ver a ser amiga de Kiara como lo era en aquella foto, aunque la de pelo rizado se hubiera esforzado en ello.

Negó con su cabeza y sus pies desnudos fueron a la puerta cerrada, abriéndola. Lo primero que vio, al estar en uno de los finales del pasillo, fue la puerta del cuarto de Rose. Sintió un nudo en su garganta y dejó el porro en el escritorio con rapidez.

Supo que todo estaría igual que hacía más de un mes, desde la última vez que había entrado en ella, cuando JJ la encontró sentada en la cama llorando tras ir a visitarla. Su mente fue a la última vez que estuvo en el que era su cuarto en la casa de los Wilkinson, donde todo seguía exactamente igual donde ella lo dejó casi diez años atrás. Odio pensar que tenia costumbres que la hacían una Wilkinson.

Sus pies caminaron hacia la puerta marrón con decisión, haciendo puños en sus manos a medida que se acercaba. Su mano se alzó y la llevó al pomo, pero no la pudo abrir.

Su respiración se hizo más pesada y sintió sus ojos picar. Sus nudillos se volvieron blancos al apretar con fuerza el pomo dorado desgastado.

—¿Rose?— preguntó Amelie, su otra mano fue a la puerta y apoyó su frente en la madera, sabiendo que no recibiría una respuesta.

ᴀɴɢᴇʟ // ᴊᴊ ᴍᴀʏʙᴀɴᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora