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Y allí estaba, tomando el café de las mañanas, viendo a ese lindo castaño dormir en el sofá de su casa.

Poco a poco Koushi comenzó a marearse, se levantó para ir a por un poco de agua pero al dar un paso este cayó al suelo.

El ruido despertó a Tooru, rápidamente lo recogió del suelo y lo llevó al hospital.
¿Qué era todo esto?, no entendía lo qué le pasaba, sí, él también estuvo enfermo, pero Koushi parece ser que estaba peor. Se sentía culpable.

Allí estaba, esperando en la sala de espera del hospital, la verdad que le enfermaba el olor a hospital, el color y el silencio que yacía en cada sala.
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-Koushi, según las pruebas que realizamos usted tiene cáncer de pulmón..¿por qué no viniste antes? ¿La tos cesaba en algún momento y por eso no vino o no se sentía tan mal?.- lo miró preocupado.

Koushi no podía decir nada, tras la noticia parecía que su alma había abandonado su cuerpo y que su mente estaba viajando por otro mundo.

¿Él?, ¿Cáncer?, no, no podía ser posible, no, aún era joven, aún tenía mucho que hacer.

-¿Podría no decírselo a nadie?-. Contestó Koushi tras esa horrible noticia. -Simplemente, deme el informe y mantengamos esto en silencio.- Dijo finalizando el peligris.

-Koushi..es irremediable este cáncer, usted ha venido tarde, ya no se puede someter a quimioterapia..siento decirle que esta enfermedad no mide edades..-. Le dijo el doctor.

Koushi salió de la sala con el informe en sus frías manos, se dirigió a Tooru.

"Estoy bien, solo es una pequeña gripe", no le sonó convincente a Tooru, la cara del peligris escondía algo peor, su expresión era triste. No quería someterle a presión pero pensó que ya llevaba mucho encima su pequeño cuervo.

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Koushi sabía que quizá no le quedaba mucho, debía aprovechar lo que le quedaba de vida. Era cierto lo que decía el doctor, el cáncer no mide edades.

El ajedrez no acepta un tercer jugador.

Pronto solo quedarían dos personas luchando por alguien fallecido, era irremediable, era inevitable.
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Tooru y él salieron a dar un paseo por el río de las afueras, el silencio no era incómodo, al contrario era más cómodo de lo común, y Oikawa decidió romperlo moviendo otra ficha más.

-¿Te apetece salir a una fiesta?- le preguntó emocionado al peligris.

-¿Cómo voy a negarme?-. Sin pensarlo aceptó y comenzaron a dirigirse al local que les arroparía esta noche.

4:30a.m. Y ahí estaban, un peligris moviendo su cintura al compás de la música, sin dejar de sentir esos achocolatados ojos sobre él, se acercó y enredó sus brazos en el cuello de este.

Tooru no dudó en aprovechar la cercanía y movió otra ficha, tomó al peligris de la cintura y lo acercó aún más a su cuerpo.

Estaba claro, Daichi perdía cada día más al peligris.

Koushi sintió su teléfono vibrar, molesto contestó la llamada obligándolo a separarse de Tooru.

-¿Hola?-. Dijo el peligris con el juicio nublado a causa del LSD mezclado con el alcohol.

-¿Dónde estás, es tardísimo Koushi.- Dijo Daichi al otro lado de la línea.

El peligris ya estaba cansado de esta situación, de siempre lo mismo, decidió que terminar con él era lo mejor que podía hacer, ya no aguantaba ni un minuto más atado a ese hombre.

-Daichi se acabó, me tienes hasta los huevos-. Contestó riendo. -Deja de buscarme, ¿no ves que paso de tu puto culo?, esto se ha acabado, tengo a alguien que me valora más que un mentiroso como tú.- dijo entre risas.

-¿Qué cojones dices?, deja de decir tonterías, ven a casa AHORA-. Se escuchaba a un moreno enojado tras esa línea.

Oikawa tomó el teléfono de Koushi y no dudó en contestar.

-¡No te preocupes Sawamura!, él está perfectamente bien..- miró al peligris y sonrió. -Él está perfectamente bien, conmigo-. Cortó la llamada y le devolvió el teléfono a su dueño.

Dejando así a un moreno totalmente molesto y dispuesto a ir a buscarlos.

Mientras esos dos volvían a retomar las distancias y las cortaban con varios besos, que cada vez iban subiendo más y más de tono.

Tooru tras el último beso se acercó al oído del peligris. -Es hora de irnos Mr.Refreshing-. Sonrió.

La piel del peligris se erizó por completo y siguió a Oikawa hasta la casa de este, y ahí continuaron el ambiente, que cada vez se volvía más y más intenso.

Bajo la lluvia en abril.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora