𝐃𝐈́𝐀 𝐔𝐍𝐎

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❛ 𝖢𝗂𝗍𝖺 𝖺 𝖼𝗂𝖾𝗀𝖺𝗌 ❜ ˚₊‧ ꒰ა ☆ ໒꒱ ‧₊˚

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❛ 𝖢𝗂𝗍𝖺 𝖺 𝖼𝗂𝖾𝗀𝖺𝗌 ❜
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Sanemi siempre había pensado que sonaba realmente estúpido cuando la gente nombraba cierta frase para un malestar nervioso; "mariposas en el estómago", sin embargo y para su gran desconcierto, la expresión parecía ser, por lo menos, la más acertada hasta el momento.

Sus uñas tocaban a un compás un poco desordenado la mesa de la cafetería en donde esperaba pacientemente; había llegado temprano.

Cuarenta y dos minutos antes, para ser exactos.

El albino jamás se consideró alguien medianamente responsable con esto de las citas. Siempre era el que llegaba o muy justo o muy tarde; a un intermedio, si es que podía acotar.

Pero hoy fue diferente, no por el hecho de que quisiese estar presentable para alguien desconocido y causar una buena impresión, mínimamente estaba bien vestido: pero todo esto fue en contra de su voluntad.

Tengen, uno de sus mejores amigos. Parecía estar harto de su soltería vaga, por lo que, según él, le consiguió la mejor ganga de Tinder. Basado en sus gustos igual de vagos que él, según el mismo Uzui, quien podría considerarse apropiadamente como alguien muy estrafalario.

Si Sanemi pudiese dar su opinión, una muy grosera, es que todo esto le valía una hectárea de mierda. El Shinazugawa mayor estaba feliz con su gratificante soltería, pero Uzui no parecía entender su estilo de vida. 

El hombre insistía en que le diera una oportunidad a una persona -no específica-, la felicidad viene en compañía y de a dos; según el filántropo.

Resopló al recordar la cara de satisfacción del otro hombre cuando le mencionó que había preparado una cita a ciegas, sin derecho a reclamos y a negaciones.

"Me lo debes", fueron las tres palabras con el plus extra de esos ojos rojos juzgando su ser antes de tiempo, lo que hizo que Sanemi aceptara a regañadientes.

—Ni siquiera me diste tiempo para mentalizarme...—murmuró por lo bajo, aún mantenía ese ceño fruncido y sus labios formaban una mueca de desagrado.

Sanemi se estaba aburriendo, más aburrido que una ostra, si es que estás se podían aburrir. La cafetería, aunque bonita e incluso acogedora, le estaba pareciendo deplorable en ese preciso momento. Era demasiada gente acumulada y muchas voces revoloteaban al compás de la música del local; era una abominación para gente como él, gente que le gustaba estar en casa viendo alguna serie e incluso jugando algo en alguna consola.

Así qué, en su lecho de aburrimiento, decidió mentalizarse y dejar sus nervios de lado. Aunque quisiese irse a casa en estos momentos y, aunque no fuese culpa del otro individuo que él haya llegado media hora antes; Sanemi se propuso algo, sin constancia de su supuesta cita.

𝗗𝗔𝗡𝗚𝗘𝗥: 𝖫𝖮𝖵𝖤 𝖠𝖭𝖣 𝖣𝖠𝖦𝖦𝖤𝖱𝖲 ִֶָWhere stories live. Discover now