𝐏𝐢𝐧𝐤 𝐞𝐦𝐞𝐫𝐚𝐥𝐝𝐬 ★ Harry Potter ★

prólogo.

Dumbledore estaba preocupado, faltaba poco para el inicio del año escolar, pero eso no era lo que lo preocupaba, más bien era la protección de cierto chico con anteojos, tenía la sospecha de que este año las cosas iban a cambiar drásticamente, y sabía que Harry quedaría implicado en todo eso aunque no lo quisiera.

—Minerva, tranquilízate por favor— pidió con amabilidad observando a la jefa de la casa de Gryffindor caminar de un lado a otro por su oficina.

—¿Cómo quieras que me tranquilice Albus? Este año se celebrará el torneo de los tres magos, y si tus sospechas son ciertas que haremos respecto a Potter— relató preocupada ante las sospechas de su amigo.

—No hay por qué estar preocupado querida Minerva, ahora sí me disculpas tengo una carta la cuál escribir— la maestra no dijo nada más y soltando un suspiro salió de la oficina.

Tomó un momento para pensar y luego de unos minutos tomó la pluma y comenzó escribir, no tardó mucho y una vez que terminó y caminó hacía dónde descansaba su lechuza.

—Entregásela a Tsunade Senju, ve con cuidado— pidió enrollando un pergamino en su pata, el animal asintió para luego salir volando.

—Solo espero estar equivocado...— dijo observando al ave perderse entre las nubes.

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Todo era un desastre, el escritorio estaba lleno de papeleo que ordenar, misiones que encargar, asuntos del hospital, problemas fuera de Konoha y más y más papeleo, pero lo único que, la ahora Hokage, queria era tomar un una taza de del mejor sake hasta embriagarse, maldijo la hora en que aceptó el puesto cómo líder de la aldea, abrió uno de los cajones del escritorio y frunció el ceño al verlo vacío.

—¡Shizune!— gritó y de inmediato, una mujer entró corriendo al lugar.

—¿Si Tsunade-Sama?— preguntó sosteniendo más papeles en los brazos.

—Llévate todo esto de aquí y tráeme algo de sake— la contraria sonrió nerviosa y negó dejando los papeles a un lado.

—Lo siento mi lady pero hoy no puede beber, se le ha acumulado una semana de documentos que revisar, queda mucho trabajo que hacer antes de que termine el día— dijo organizando un poco el escritorio.

La rubia iba protestar pero un pequeño ruido en la ventana lo distrajo, observó sorprendida como una lechuza picoteaba levemente la ventana, sonrió levemente, y caminó hacia la ventana.

—¿Qué sucede mi lady?— la mayor no contestó y dejo que el ave se posará en su brazo.

—Ha pasado un tiempo...— susurró acariciando las lindas plumas, se fijó en su pata y desató el pergamino. —Déjame a solas Shizune.

—Pero...

—No te preocupes prometo que revisaré los papeles— soltando un suspiro salió de la oficina dejando a la Hokage. —Veamos que tiene ese viejo para mí— dijo mirando a la lechuza acomodarse en el escritorio.

Estimada amiga, Tsunade, es todo un placer volver a contactarte pero lamento que no sea por las razones adecuadas, en los últimos tres años han habido sucesos que confirman el regreso de “ya sabes quién”.