4. | Coquetea y hazlo reír.

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La fiesta por el cumpleaños de Joffrey fue la excusa perfecta para poner en marcha el paso cuatro y cinco de la lista.

Llegaron temprano a casa de Rhaenyra, cuando el personal de servicio aun estaba ambientando el patio trasero de la casa para los invitados que llegarían más tarde.

—¿Vienen a ayudar a decorar o es que se perdieron? —Joffrey su sobrino era tan dulce como un caramelo ácido.

—¡Joffrey! Debes tratar mejor a tus tíos —amonestó Rhaenyra.

Aemond tiene la ligera sospecha de que este niño y Daemon pasan mucho tiempo juntos, la confirma cuando Rhaenyra se va llamando a "¡Daemon!"

—Feliz cumpleaños supongo —sonrió Daeron entregando cuatro bolsas de regalo.

—Gracias, pueden quedarse...

—No le hagan caso, Joffrey esta así porque papá y los abuelos aún no llegan —Jacaerys mandó a su hermano a ver a Daemon quien lo estaba esperando para darle su regalo —. ¿Quieren algo de tomar? La comida aún no está lista.

Ellos asintieron y siguieron a Jacaerys hasta la sala de estar donde estaban todos a excepción del dueño de la celebración.

—Iré a decirle a Elinda que nos prepare algo de tomar.

—Hola tíos —Lucerys sonrió y los invitó a sentarse, las gemelas entretuvieron a Helaena y Daeron y Aegon se sentaron a jugar con Egg y Viserys.

—Tío Aemond ¿Quieres venir a ver una película con nosotros? —la pequeña Visenya sonreía dulcemente mientras lo invitaba.

Incapaz de negarse a esos bonitos ojos lilas Aemond asintió.

—¡Dijo que si, Luce! —Aemond miro de Visenya a Lucerys quien se había sonrojado y sonreía nervioso.

—Vamos entonces. —dijo Lucerys muy despacio, Aemond tomó un vaso de jugo de naranja y fue tras Lucerys.

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—¿Por qué no querías preguntar Luce? A ti también te habría dicho que si
—Visenya sonrió inocente mientras tomaba su mano.

—No a ti te dijo que si porque eres una niña muy hermosa...

—Ella tiene razón, a ti también te habría dicho que si. —Aemond levantó a Visenya en sus brazos y le dio una sonrisa que lo dejó como estatua.

—¡Lo ves Luce! —habló su hermana emocionada —Tío, mi hermano dijo que tu ibas a decirle que no si te preguntaba él.

—¿Es te dijo? —Aemond lo miró —¿Qué más te ha dicho?

—¡Vi, recuerda que estabas emocionada por mostrarle tu habitación! —logró distraer a su hermana quien de inmediato corrió tomando la mano de Aemond, mientras el caminaba para alcanzarlos.

—Aquí es mi habitación —le informa Visenya a Aemond.

—Es muy bonita —ambos entraron y se sentaron en la cama mientras Visenya le contaba a detalle a Aemond sobre su clase de tiro con arco.

—Papi dice que cuando sea mayor podre lanzar flechas desde mi caballo —con una sonrisa Visenya fue a buscar el control de la televisión que escondió para que Egg y Viserys no le quitaran la sala de video.

—¿Tiene un caballo? —preguntó Aemond mirando a la pequeña correr y buscar.

—Si, mi abuelo se lo regalo, va a clases de equitación así que pensó que sería mejor si tuviera su propio caballo.

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