24.Escapadas riesgosas.

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Desperté dolorida, estaba amarrada a una silla, esta vez no me habían tapado la vista. El cuarto es pequeño y sombrío. Hace frío, sólo hay una ventana pero ésta está cerrada. Pasos acercándose. La puerta se abre, una silueta negra a la cual no reconozco se queda en el umbral de la puerta, segundos después, él habla... ¿pero qué demonios?

1 hora antes.

Diablos, es realmente incomodo ir en la cajuela... Un momento, el auto se detuvo.

Los pasos de alguien acercándose a donde yo me encuentro se empiezan a hacer audibles. Siento como se abre la cajuela. Gracias a que tengo la cabeza en una bolsa, no puedo ver nada. Mis manos y pies están atados. Ha sido más o menos un trascurso de quince minutos viajando a no sé dónde.

- ¿Por qué tanto misterio..?- No contestó - ¡Deja la maldita broma de una vez por todas y responde! -Él me cargó como bulto sacandome del auto. No temía, creía que el chico que estaba haciendo esto lo hacia sólo como una broma.

-Sólo callate. -Dijo en tono de frustración. ¿Está frustrado? ¡fui yo quien estuvo en una cajuela con manos y pies atados!

-¿A dónde me llevas? ¿por qué haces esto? ¿es una broma? ¿alguien te pidió que lo hicieras? ¿¡por qué no respondes...!? - Después de eso, lo único que sentí fue un golpe frío en mi espalda, sólo caí, sin saber más de lo que en realidad me estaba esperando.

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-¿Por qué haces todo esto? -Lo miré atemorizada.

-¿Por qué no hacerlo? -Dijo malévolo.

-Explicame, no entiendo, ¿Por qué?. - Estaba cansada, tenía miedo, miedo de lo que él pudiera hacer, miedo de lo que vaya a hacer.

-Veo que ya despertó. -Su voz, esa chillóna y asquerosa voz. Giré mi vista a donde se oía que ella venía. Sus tacos hacían eco por todo el lugar. Llegó hasta mí. Una sonrisa maquiavélica se encontraba en sus labios.

-Te dije que me la pagarías, ¿No es así?

-¡Eres una psicópata! ¡deja me ir! - Gritaba y me movía para lograr safarme, pero lo que logré fue una cachetada de parte de ella. El lugar donde segundos antes me había pegado me empezó a arder.

-No, no te dejaré ir. Por años me dejaste como la mala y a ti como la víctima, ellos necesitan escuchar mi versión de la historia. Haré que tú y tu familia sufran. Los Collin van a sentir lo que es el verdadero sufrimiento. Lamento que tengas que pagar por lo que hizo tu hermano, pero mi familia tampoco tuvo opción. - ¿De qué demonios esta hablando?

-Estás loca, necesitas ayuda, Verónica, yo puedo ayudarte, sólo tienes que dejarme ir. -Sí, lo sé, es patético esperar que la persona que te ha secuestrado te deje ir, pero tengo que intentarlo.

-No te des de lista conmigo, no creas que con un discurso barato y cursi comenzaré a llorar y seré buena. No uses psicología inversa conmigo, terminarás traumada. - Su celular comenzó a sonar. Lo sacó de su bolsillo. Una sonrisa igual a la de hace un rato apareció. - Lo siento linda, no saldrás de aquí hasta... hasta que estés en el inframundo junto con tu familia y... ¡Tu padre!- Guiñó un ojo - No me lo agradezcas. - Verónica salió del cuarto. Llamó a un tal Zach. - Ya sabes quien sigue. - Y con eso, el silencio reinó.

Comencé a llorar. No quiero que nada malo le pase a mi familia y con lo que dijo Verónica de mandarnos al inframundo, me da mucho más de que lamentar.

¿Quién será Zach? ¿Por quién iba? ¿Por qué... Por qué él está con ella? ¡Necesito salir de aquí!. Vamos Jess, recuerda todo lo que has visto en las películas... ¡Demonios!, ¿Cómo es posible que los ángeles de Charlie fueran tan buenas en esto?

Viviendo Con Mi EnemigoWhere stories live. Discover now