En el día en que Sumire Uchiha apareció en ese mundo, el universo no se alteró, ni la balanza se inclinó a algún bando como cuando el elegido entre el cielo y la tierra nació, pero si el cielo cerúleo se despejó y el sol se encontró tan deslumbrante...
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La maldición del odio estaba presente en cada uno que llevara esa sangre, aún cuando ella amó incondicionalmente a su familia no quiso sucumbir ante el odio después de perderlos, porque todavia tenía a Sasuke.
Ella no estaba sola y quiso hacerle entender eso a su hermano.
Pero en cambio vió como él era carcomido por la oscuridad.
Ella nunca pudo ser el sol, no era tan fuerte como él.
Solo quería regresar a esas tardes en familia, cuando Sasuke y ella esperaban por Itachi y como él les daba un golpecito en la frente.
