Los siguientes días pasaron
rápidos, Seiren siempre acompañaba al chico a la salida del instituto y Kasuya con su frialdad siempre la ignoraba, algunas veces Seiren lo saludaba, pero esté no le respondíaEl fin de semana llego, para Seiren era uno de los días más aburridos, su personalidad extraña así se lo decía
— Seiren, no te sirve de nada que golpees a los más débiles, eso no te hace mejor persona — un chico en sillas de ruedas mencionó, pero su rostro no se visualizaba muy bien
— Mírate, eres débil he indefenso y te atreves a dirigirme la palabra, ¿No te da miedo mi presencia? — Seiren con el rostro triste — ¿Porqué sigues intentando? —
— Porque.. eres de buen corazón y todos merecemos oportunidades — el chico de sillas de ruedas sonrió con alegría mientras el aire rozaba sus cabellos cenizos
Sus ojos grises transmitían paz y confianza, su rostro y quijada afilada sonriente desprendían un alma bondadosa
Seiren con la mirada hacia al frente del comedor, bebió un poco de agua mientras comía, su mirada refleja una sonrisa inconsciente
Su hogar completamente desolado. Solamente sintiendo su presencia en el lugar
La joven se levantó del comedor《¿Qué debería de hacer hoy?》pensó, por lo lejos en la mesa observo las llaves de la casa
Camino unos cuantos pasos para agarrar las llaves y una nutria negra, paso corriendo por la mesa, se quedó parada en dos patas en un solo punto, para después mover sus orejas de forma rápida
— ¡Kiti! — La chica extendió sus brazos y abrazo a la nutria
Entre pocos segundos salió del hogar con una bolsa negra en mano y una mochila donde llevaba a la nutria, camino pensativa mientras jugaba con las llaves y cruzaba la calle. Se encontraba pocas personas por la mañana fresca. Siguió caminando recto y doblo hasta llegar a una “Casa de Reposo para enfermos mentales”. Se paró al frente de la enorme residencia color blanca y una sonrisa amable se formó en su rostro
— Llegue — Seiren contemplo la residencia
Ingreso al lugar mientras buscaba algo con la mirada, el sitio se encontraba como siempre, con muchas personas en grupo con sus respectivos asientos y mesas color blancas, unos se miraban jugando ajedrez y otros desayunando
Una enfermera miró a la chica y le sonrió
Seiren tomo asiento en una mesa vacía a lado de una gran ventana, donde se observaba un jardín lleno de flores de barios colores, poniendo su mochila en el suelo, miro a la enfermera y le regreso la sonrisa
La enfermera se marchó del lugar y camino rápido como si fuera a buscar a alguien
La joven de ojos verdes contemplo el jardín a través de la ventana de vidrio, con su postura recta y relajada, movió su vista hacia el cielo celeste, donde las nubes se movían lento y pausado
— Seiren, me alegra que hayas vuelto —
La voz de un señor la interrumpió de sus observaciones, giro su mirada y encontró el rostro contento del anciano. Su cabello blanco y ordenado conservaba su peinado de lado, manteniendo sus ojos celestes cálidos
— Señor Tomoki — la joven con alegría pronuncio el nombre del anciano
— Los dejaré solos — la enfermera exclamó mientras se alejaba del lugar
El señor se sentó en su silla en frente de la chica, manteniendo su expresión contenta
— Seiren, te miro un poco pensativa — el señor Tomoki argumento
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Escrituras Verdaderas
Short StoryMis pensamientos impacientes, me hacen asegurar que el mundo es prepotente e inseguro, llegan a un punto de no querer continuar más, de ahí, de sus propios límites que ellos mismos se plantean, se sumergen en su propia miseria y arrepentimiento o so...