04.

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—Así que... ¿Estás coqueteándole al novio de Chaewon? —preguntó Taerae, golpeándole con su codo en la costilla y levantando una ceja al ver a Zhang Hao sentando en una de las mesas mirando hacia afuera.

—Cállate, chismoso. No le estoy coqueteando, no sé de dónde sacas eso —Hanbin le miró mal, apoyado en la puerta que llevaba a la cocina.

—Oye, pulga, soy tu mayor, respétame —Taerae le empujó suavemente.

—Me vuelves a decir pulga y juro que te estampó una de las tortas en la cara, imbécil —el rubio le sacó la lengua, y antes de que Taerae pudiese darle un zape que le sacaría hasta los ojos, le empujó de vuelta a la cocina y caminó triunfante hacia la barra, yendo a atender el nuevo cliente que había llegado.

—¡Hola, buenas tardes! ¿Desea ordenar? —preguntó Hanbin con una amable sonrisita en la cara, mirando al guapo chico, -no tanto como Hao-, que había llegado.

—Hola —oh vaya, parece que Hanbin se había corrido de lo gruesa que era la voz del chi... hombre. Detalló un poco su cara por unos segundos, ojos pequeños, cara redonda y labios gruesos, su cabello era rubio y corto, peinado algo hacia arriba.

El chico era guapo, pero no tanto como el que estaba en la mesa por encima del hombro del pelinegro, el cual le miraba capciosamente.

—Quiero una infusión de té de maqui y canela y... —Hanbin apretó unas cuantas teclas antes de mirar nuevamente al cliente, captandolo mirándole con una sonrisa algo coqueta—. Y tu nombre, si puedes, también tu número.

Hanbin enrojeció hasta las orejas al tan simplemente procesar aquel comentario. ¿Tan gay se veía para que le coquetearan en público? Soltó una risa, contagiando al chico de ojos pequeños.

—Me llamó Hanbin, pero no te daré mi número —bajó la cabeza, perdiéndose la mirada desilusionada del chico—. Son ₩3300.

—Soy Ricky.

Hanbin lo miró con una sonrisa y el ceño fruncido, mientras recibía el dinero, entregaba la boleta y comenzaba a preparar la infusión.

—Bueno, Ricky, ¿lo quieres para servir o llevar?

—Hoy para llevar, mañana para servir —Hanbin miró el rostro coqueto de Ricky, y soltó un pequeño bufido nervioso, ignorando al chico y esperando no enrojecer.

Sintió la mirada de los pequeños ojos de Ricky sobre él, y mirando de reojo, pudo notar que Hao igualmente lo miraba, y que este ahora se encontraba sentando en la barra, a dos asientos de Ricky con una de esas miradas intimidantes pero sumamente calientes que Hanbin no podía soportar.

Sentía una tensión sofocante dentro de su perímetro. Tener a dos hombres extremadamente guapos que le miraban como un pobre pedazo de carne, Hanbin no era tonto, sabía decodificar miradas, era casi un martirio y ni siquiera habían pasado 5 minutos, se sentía ahogado, observado y lo peor es que muy en el fondo le gustaba sentirse así y ser el centro de atención.

Pero más le gustaría que solo Zhang Hao le mirase.

Tapando el envase luego de terminar la infusión caliente, agregó una pequeña carita sonriente a la copa de cartón y se acercó a Ricky con una sonrisa.

—Aquí tienes, Ricky —le entregó la infusión al chico, sintiendo las pesadas manos de este abrazar las suyas por un segundo y sintiéndose extraño con Hao observándole—. Ten un bonito día —le deseó, porque el chico le había resultado agradable, aunque le hubiese coqueteado en toda su corta plática.

—Nunca tan lindo como tú —Ricky le guiño un ojo, antes de darse la media vuelta y dejar a Hanbin con un revoltijo en la cabeza por lo directo que resultó ser.

Se despabiló luego de unos segundos, cuando sintió otra presencia demasiado cerca suyo y un toque en su cabello que le hizo exaltarse.

—¿Qué dem..? —se mordió el labio al ver a Hao tan cerca de él, tironeando un mechón de su cabello con poca fuerza.

Literalmente podía ver aquellos ojos tan despampanantes que tenía Hao, tan oscuros y profundos, llenos de miles de cosas por expresar. Vió aquellas gorditas mejillas que no tenían imperfección, y esos labios rosas que desde el primer momento quiso probar siendo mordisqueados.

—H-hao hyung... ¿Qué hace? —preguntó nervioso, comenzando a sudar enseguida por sus manos y apretandolas con fuerza en el mandil. Sintió un pequeño tirón más fuerte que los demás en su cabello, y como Hao le sonreía de costado.

—Tenias una basurita en el cabello —le respondió, sin alejarse todavía y tampoco borrando esa sonrisa socorrona que comenzó a acelerar el pulso de Hanbin.

Lo único que atinó a hacer su cabeza de poroto, fue morderse el labio y mirar hacia un costado avergonzado.

𝗙𝗼𝗿 𝗺𝗲? ★ haobinWhere stories live. Discover now