Había una estrella que necesitaba de luz para brillar, el sol era egoísta y la opacaba, la luna era amable y la admiraba, la estrella estaba feliz porque por fin podía brillar y la luna estaba encantada de poder ayudar.
Ambas hacían un cielo inefable. Ambas deseaban vivir un sempiterno. Ambas amaban la compañía una de otra. Ambas creaban aquel cielo inevitable de mirar.
Por eso la Luna y la Estrella son tan fáciles de amar.
—Areli Rojas.
15/07/2021
ESTÁS LEYENDO
Lágrimas sabor a sal
PoetryPequeños poemas que se me ocurren cada cierto tiempo Lamento las faltas de ortografía :(