CAPITULO 19

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Una mujer entra a la habitación; parece joven, pero cuando se acerca tiene la cara arrugada y golpeada, se ve espantosa, intento gritarle a Camila, está durmiendo a mi lado pero no se mueve. Miro a la mujer y rasga mi ropa con sus uñas, grito y Camila no responde, me abalanzo hacia ella e intento despertarla. Abre los ojos y me dice: 

—¿Qué pasa, nena? —habla somnolienta y me ve llorando, no parece asustada. Giro y ahora ya no está la mujer, sino que ahora una persona diferente, está viendo desde la puerta con una sonrisa diabólica, se acerca y es Camila, giro hacia Camila y ya no está en la cama. ¿Cómo llego tan rápido a la puerta? 

—No grites, te gustará— musita ella. 

—¡No me haga daño, por favor! — ruego con todas mis fuerzas. 

—Camila dijo que eras tímida, me gustan así.-  ¿Sofia? 

— ¡Camila! ¡Ayúdame! — grito y ella me toma a la fuerza y me golpea. 

—¡Grita que te gusta! —exige. 

—¡No! - Deja de golpearme y sonríe, me ve de pies a cabeza y me doy cuenta de que estoy desnuda, no sé cuándo pasó; estoy llena de golpes en todo el cuerpo pero no me duele. 

—Camila y yo no somos tan diferentes después de todo ¿verdad? - Sus ojos no tienen el mismo brillo de Camila, están llenos de ira y su mirada está perdida; es una mujer fuerte pero sus ojos muestran debilidad, no le tengo miedo. Le grito que no le tengo miedo. 

—¡Pequeña! ¡Despierta! — Intento abrir los ojos, pero no puedo. Tengo miedo de abrirlos y ver a la misma mujer que estaba golpeándome. 

—¿Camila? — hablo pero no escucho mi voz. —No puedo...respirar. 

—¡Mierda! Nena abre los ojos, mírame. 

—No puedo.-  En realidad así es, no puedo abrir los ojos y no quiero, sé que estoy en un ataque de pánico de nuevo; empiezo a llorar con los ojos cerrados, pensé que ya lo había superado pero no es así. Camila me levanta y me coloca en su pecho. 

—Respira, nena, no pasa nada. Ya lo hemos hecho otras veces estarás bien. —Suena calmada pero sé que está más asustada que yo. Respiro profundo, junto con ella, su pecho se contrae en mi espalda, hago lo mismo, hasta poder abrir los ojos poco a poco. Mi respiración se está estabilizando pero estoy muerta del miedo, mis manos tiemblan y Camila las toma contra mi pecho.—Respira conmigo, nena. 

—¿Camila? — abro los ojos, quiero verlo; la habitación esta á oscura, todavía es de madrugada.

  —Quiero verte—ruego. Me acuesta a un lado no apartándose de mí ni soltándome las manos, me mira; sus ojos brillan, sé que ha estado llorando; toco su rostro para saber si es real, que no va a desaparecer, toco sus ojos, sus labios y sus mejillas.—Bésame— pido. Se inclina y me da un beso largo y cansado. 

—¿Qué pasó? — pregunto asustada. 

—Tuviste una pesadilla. — intenta sonreír. 

—Soñé— omito que vi una mujer —que no estabas, alguien me hacía daño.

—¿Quién te hacía daño? — pregunta frunciendo el entrecejo. 

—Sofia— musito. Cierra sus ojos con fuerza y niega con la cabeza. 

—Ella no está aquí, pequeña, estás a salvo. Sólo fue una pesadilla. — me abraza con fuerza y me aferro a su pecho, hundo mi cabeza en su cuello y huelo el aroma de mi cielo. 

QUEDATE CONMIGO O VETE - Segunda parte de la trilogíaWhere stories live. Discover now