Parte Única.

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Rashta se sentía cansada. Tembló fuertemente en su lugar sin poder luchar contra la voz grave y potente de su marido quien le gritaba con furia.

De nuevo estaban discutiendo ¿cuántas veces iban ya en esta semana?

Rashta había perdido la cuenta. Se sentía rara, desganada, agotada y no era por el embarazo. Durante un tiempo había estado muy calmada, no hizo fiestas de té o intentó discutir de nuevo con la asistente de magia, Evely. Tampoco pasó mucho tiempo con Ergi quien era su mejor y único amigo. No, solo Rashta en aquella habitación bañada en oro que se le otorgó cuando se convirtió en emperatriz, acostada en la cama o sentada en el sillón con la mente totalmente en blanco.

En aquellos días estudió y trabajó sin dar guerra, aceptando cualquier cosa sin quejarse ni una sola vez. Sin embargo seguía comentiendo errores por lo que Sovieshu la regañaba constantemente.

Mientras su marido gritaba, la mente de la albina había desconectado. La suave brisa cálida de verano entra por la ventana y acaricia su rostro. La joven cierra sus ojos en un momento. Se sentía nostálgico, lejano. Una sensación familiar.

"Yo te protegeré así que por favor, no llores más. "

Fue entonces que su mente plasma un recuerdo que ya había archivado y encajonado en algún lugar. Era ella, junto a su marido, cuando aún tenían una relación emperador-concubina. Cuando los días aún eran soleados y brillantes. Cuando aún ellos reían y se trataban con amor. Cuando aún se amaban...

Porque si, Rashta en algún momento (aunque no quisiera aceptarlo) entendió que Sovieshu dejó de amarla finalmente.

Y le dolía porque ella lo seguía amando.

Lo único que los unía ahora era ese enlace matrimonial (que era temporal) y su futuro hijo. Pero nada más que eso.

Y Rashta estaba segura de que aún si ella era la madre del futuro heredero al trono eso no impediría que pudiera ser desplazada. No, pudiera ser, no, sería desplazada. Ella tenía fe en eso.

Rashta tiembla más fuerte. La voz de Sovieshu se escucha lejana. Siente un calambre en su vientre producto del estrés y agotamiento. Rashta entonces llora, Sovieshu se deteniene.

-Ras... ¿Rashta? -

El llanto de la joven era desolador, triste. Muy lamentable, tanto que Sovieshu muerde su lengua con fuerza.

¿Se había pasado? ¿Por qué lloraba así?

Aún cuando ella lo hacía para intentar manipularlo (cosa que ya no lograba) ese llanto se sentía muy diferente a las otras veces.

Él siempre la regañaba, pero no lo hacía con gusto, solo lo hacía porque no quería más problemas. Eso y que, el tema de Navier lo enloquecia cada día más.

-Rashta, ¿Qué te sucede? -

-Ugh... Ugh... -

Sovieshu la llamó varias veces, pero esta no contestaba. Era como si estuviera encerrada en una burbuja. Sovieshu no sabía que hacer.

Fue entonces que, inconscientemente abrazó a la dama de cabellos ondulados.

La brisa acarició esta vez el rostro de Sovieshu, este tiembla.

-Yo... Yo lo lamento. -

Rashta abrió sus ojos cuando escuchó aquellas palabras. Suelta un gemido lastimero.

-No quería gritarte así... Lo siento. -

Esta vez Rashta no había hecho algo tan grave. Solo había tenido un accidente con la tinta y había manchado un poco el documento. Sin embargo, no era algo tan notorio.

Olor Nostálgico. Sentimiento Amargo [Sovieshu/Rashta]Where stories live. Discover now