capítulo 4.

337 49 10
                                    

Hanbin, frente a él, seguía teniendo la mandíbula apretada y una mirada de molestia a pesar de que Gunwook se hubiera marchado minutos atrás y se quedaran solos.

No había dicho nada incluso cuando Zhanghao le sirvió un vaso de agua, diciéndole que se calmara.

Se sentó a su lado, mordiendo su labio inferior.

― No tenías que reaccionar de esa forma, Hanbin ―le dijo con voz suave.

Sung le miró con el ceño fruncido.

― Iba a besarte. Ese maldito bastardo iba a besarte y-

― Y tú has besado a Gyuvin -le interrumpió Zhanghao, ahora con expresión dolida―. ¿No es eso injusto, Hanbin? ¿Qué tú tengas un amante y te estés comportando de esta forma? ¿Ya te has acostado con él?

Hanbin no dijo algo por varios segundos, bebiendo agua en silencio, y cuando dejó el vaso sobre la mesita del living, lucía mucho más calmado.

― No ―dijo―, sabes que no lo he hecho, Zhanghao.

Zhanghao arrugó los labios, negando con la cabeza.

― ¿Por qué debería creerte?

― Porque sabes que no te mentiría con eso ―replicó Hanbin poniéndose de pie―. Por mucho que quiera el divorcio y esté enamorado de Gyuvin, sabes que no me acostaré con él hasta que los papeles estén firmados. Incluso sabes que si lo he besado, ha sido después de pedirte la separación, de decirte la verdad, ¿no es así?

Sonriendo amargamente, Zhanghao asintió, forzándose a no lucir herido a pesar de las palabras del mayor.

Tenía claro que su esposo no le mentiría con eso, que estaba diciendo la verdad, pero eso no lo hacía más fácil. De alguna extraña forma, si le hubiera dicho que se acostaba con Gyuvin, no tendría tantas dudas porque habría atribuido los deseos de separación a una calentura de Hanbin por su asistente, sin embargo... Si no se habían acostado y con suerte compartieron unos besos, eso significaba sentimientos más profundos que le aterraban.

― ¿Qué estás haciendo aquí, Hanbin? ―preguntó Zhanghao con voz rota.

El mencionado apuntó a su bolso.

― Vengo por los papeles -contestó impasible―, pero también tengo claro que eres una persona demasiado terca, Zhanghao ―suspiró, sentándose―. Treinta días, ¿no es así?

Él asintió en silencio, mirando a los ojos oscuros de su marido.

― ¿Cómo pretendes hacerlo, Zhanghao? ―Hanbin suavizó su tono―. Comprendes que yo ya no te amo, ¿cierto? Sólo te estás haciendo más daño, Seung.

Que le llamara con un diminutivo hizo que algo doliera en su interior.

― ¿Más daño? -se burló quebrado―. ¿Cómo me haré más daño, Hanbin? El hombre que amo quiere dejarme porque está enamorado de otro y lo único que pido son treinta días para poder demostrarle que aún puedo ser suficiente para él.

La expresión del más alto cambió, y el más bajo le tomó las manos, llamando su atención, pidiéndole con ese simple toque que se calmara un poco.

― Zhanghao, bebé ―murmuró Hanbin―, no digas esas cosas, ¿está bien? Tú eres... tú eres más que suficiente para cualquier persona, es más, yo diría que... que nadie te merece, menos yo ―Hanbin trató de sonreírle, aunque Zhanghao desvió la mirada, sabiendo que pronto se pondría a llorar―. Hanbinnie, todavía te quiero, y porque te aprecio lo suficiente es que te estoy pidiendo esto. Por favor, firma los papeles, no es necesario que continúes con esa tontera.

apego ✧ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora