Día 1: Anticipación.

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Día 1: Anticipación.

Se le había hecho tarde, sabía que salir en estas fechas era malo, había dejado a su pareja embarazada en el palacio, estaba en el ultimo mes antes de dar a luz. Y es que se había estado preparando para la llegada de su primogénito con tanto entusiasmo que casi, había previsto todo para estar libre el día que su cachorro decidiera salir a conocer a sus padres.

Su marca de apareamiento ardía mientras volaba al palacio, sabía que ella lo necesitaba de ahí venía el dolor.

Había tenido que salir porque unos demonios estaban causando problemas en las fronteras de occidente a un pueblo humano y atacar a un humano dentro de sus tierras estaba penado con la muerte.

Inuyasha había venido a informarle que esos demonios se negaban a escuchar por lo que tuvo que tomar cartas en el asunto personalmente.

Al final el problema no le había tomado mucho tiempo, en menos de un día había resuelto todo, dejando en claro que el era el señor y sus leyes se cumplían. Estaba a unas horas de su palacio, su vestía rugía por dentro exigiendo que fuera más deprisa.

Kagome por otro lado estaba caminando como le había indicado el doctor, aunque ya habían anticipado que el cachorro podría nacer esta semana no espera que fuera tan pronto. Sin duda había escogido el peor día para querer llegar al mundo.

Una contracción más fuerte la doblo y en su mente no dejaba de llamar a Sesshomaru.

— Espera un poco más cachorro, papá no tarda. -habló a su gran barriga mientras frotaba su mano formando círculos.

Su caminar fue haciéndose más lento hasta que una nueva contracción más fuerte la hizo doblarse y gritar, acción que dio anunció al doctor del palacio de que era momento y no podrían esperar más.

Fue llevada a su futón que estaba listo para recibirla a ella y a su bebé.

La preocupación de Kagome por que su señor no había llegado picaba en la nariz de todos.

— Mi señora, es momento el cachorro está listo para nacer. -informó una voz que no alcanzó a reconocer debido a que el dolor comenzaba a nublar sus sentidos.

— ¡Sesshomaru! -gritó ella como contestación.

Todos estaban preocupados sabían que entre demonios era muy importante que el macho estuviera mientras la hembra daba a luz, todo gracias a la marca de apareamiento. Lo que tenía a todos extrañados era que Kagome a pesar de que era una humana la marca de apareamiento funcionaba igual que si fuera una demonio.

— ¡Sesshomaru! -volvió a gritar llamando a su compañero esta vez su grito detonaba dolor.

Y como si fuera magia un destello de luz apareció en la entrada del balcón de la habitación, y Sesshomaru estaba ahí parado en la entrada.

— Compañero. -llamó el mientras se acercaba a ella.

Todos se quedaron en silenció al ver a su señor llegar, su aspecto era horrible, pero eso era lo que menos importaba en este momento, caminó hasta ponerse detrás de ella y justo cuando sus manos se sostuvieron el dolor se calmó y ella pudo dar a luz sin ningún problema.

Después de varias horas de trabajo de parto el cachorro nació, su primogénito era idéntico a él con mirada azul como la de su madre.

— Compañero. -susurró mientras limpiaba con un paño el sudor de su frente.

Un fuerte grito por parte de Kagome alertó a todos, el doctor regresó a revisar que andaba mal y se sorprendió al ver otra pequeña cabeza coronando para salir.

— Parece que mi señor tuvo razón al decir que serían dos. -comentó el doctor.

Varios jadeos resonaron en la habitación.

— Es una demonio muy saludable. -informó el doctor mientras la limpiaba para pasar a su madre.

La cachorra era idéntica a ella con los ojos dorados como sol y las marcas de su padre.

— Gracias Kagome. -susurró mientras le daba un beso.

— Tuviste razón todo este tiempo. -dijo con voz entrecortada.

Él rio entre dientes.

— Nunca me equivoco.

— Son hermosos. -dijo mientras pasaba su mano acariciando el cabello de sus pequeños que ahora estaban tranquilos mirando a sus padres.

— Como su madre.

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El futuro de los cachorros era brillante ante los ojos de todos, porque habían nacido puros, demonios completos y con la facultad de utilizar el poder sagrado de su madre y los poderes venenosos de su padre.

Todo occidente había cambiado después del nacimiento de los gemelos, muchos demonios comenzaron a emparejarse con humanos, haciendo que la población de hanyōs aumentara.

Sin duda el futuro de Sesshomaru había mejorado desde que había conocido a aquella ruidosa sacerdotisa que viajaba con su medio hermano hace tantos años, y aunque al principio las cosas entre ellos salieran mal, se alegraba de que ese fatídico día ella no hubiera muerto con su saliva venenosa, ella había resultado ser todo lo que le faltaba en su vida y estaba eternamente agradecido con los dioses por traerla a él. Después de todo, como dice Kagome, "del odio al amor hay un paso". 

EmocionesWhere stories live. Discover now