Mi barco, mi puerto, mi naufragio Pt.1

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Estaba bien.

Dan finalmente había empacado la última cajita de sus pertenencias y se había marchado de su casa hace unas cuantas semanas.

Bien...

Ya no tenía que lidiar con su extraña compañía ni soportar sus lloriqueos... ni levantarse a plena madrugada para ir corriendo al hospital.

El último mes antes de que se fuera, había sido sumamente cansado y había drenado toda la energía de Dan y parte de la suya. Las noticias sobre la salud de la abuela de Dan no habían sido las mejores, lo comprobó cada vez que el chico salía frecuentemente cada vez más por la madrugada, desesperado y a penas abrigado. Y lo vivió junto a él cuando se integró a esas salidas sofocantes. Dormía cada vez menos al escuchar azotar las puertas de su casa cuando el fisioterapeuta salía, trato de decirle que dejara de hacerlo, pero al parecer era producto de la desolación del otro que no pensaba ni oía cuando estaba en esas circunstancias, y dejó de dormir aún menos cuando la molestia se apoderaba de él al ver al otro ser tan descuidado consigo mismo, porque por ende... lo podía descuidar en el futuro también a él. Sin abrigarse, sin descanso, sin comer ni dormir... era demasiado.

Así que cuando el reloj marcó las tres y media de la madrugada, la luna no alumbraba, el frío calaba y Dan volvía a contestar el teléfono angustiado desde su habitación. Jaekyung se frotó el rostro con una mano sumamente exasperado, pateo las sábanas lejos de él, y se levanto directo a su armario dispuesto a cambiarse escuchando los pasos apresurados del otro desde su habitación, cuando salieron al mismo tiempo de sus respectivos aposentos Jaekyung no le dio tiempo a contestar cuando le lanzó el abrigo extra que había tomado de su vestidor y le hizo una señal con la cabeza; "Vamos". Eso era lo que claramente quería decir y lo reafirmo al girar las llaves del auto en su mano.

Esa fue la primera noche que sintió como era absorbido por la noche obscura y la soledad de la ciudad.

A su lado sin hacer ruido y con la cabeza sumida en su propia tormenta, Dan juntaba sus manitas heladas sin lograr calentarlas y en su nerviosismo marcándose los dedos en la piel de sus muñecas.

Fue un trayecto medianamente lento, silencioso y cansado.

El primero de muchos que con el tiempo cambiarían aspectos dentro del terreno de las sensaciones conocidas por Jae, porque estar en ese movimiento con Dan había implicado tener que hacer, sin saber... un espacio en su pecho para tantas emociones. Que irían como montaña rusa en cada trayecto, lento, silencioso y sofocante, rápido, ruidoso y alarmante, normal, asfixiante y perdido...

Nunca fue fanático de las sorpresas, tampoco de los descubrimientos inesperados, pero compartir esos espacios con Kim Dan... específicamente esos espacios, se sentía como descubrir luna a luna un mundo al que se había cerrado a experimentar hace mucho. Eran diferentes cuando en el día mostraban lo que creían que tenían que ser frente a su trabajo, compañeros, entre ellos mismos... frente a la vida... frente al sol que parecía burlarse con su resplandor de la carga oscura que poco a poco empezaron a tener en sí mismos.

El trato que los involucraba a ambos en la misma cama había pasado a ser casi nulo. El cansancio mental era demasiado como para intentar hacer algo físico después de eso. Y vaya que de por sí ellos profesionalmente ya se dedicaban a cosas físicas.

Además... Dan no estaba bien. Lo sabía, a pesar de haber estado molesto por no poder rendir las primeras veces lo suficiente cuando pasaban juntos la noche, era aún más molesto verlo sonreír como si no hubiese pasado la noche en vela, y que esa sonrisa (aunque falsa) cayera al llegar a casa.

Y no era diferente con él.

Por momentos el ahogo sentimental al que se había sometido era nuevo y lo estaba sobrepasando. ¿Por qué lo hacía? Se lo había preguntado muchas veces, y aún así seguía. Incluso había veces en las que el había tenido que responder el teléfono o asistir a las visitas como contacto opcional al encontrar al otro sumamente dormido en la sala.

Hasta que un día, en una de las tantas llamadas que el otro recibió no se escucho escandalo ni suspiros agotados, ni siquiera azoto la puerta mientras salía de su habitación lentamente, y cuando salió con las llaves del coche en mano por si era necesario. Solamente encontró un rostro inexpresivo, perdido y duro.

-Hoy no habrá paseo -fue lo único que Dan pronunció, pero aun así lo vio salir del apartamento y volver hasta el anochecer.

Dos días después se habría enterado por medio de una llamada meramente curiosa al hospital, que la cremación fue hecha ese día y que la llamada hacia Kim Dan había sido algo más que eso. Un "lo siento" y luego el sonido de la llamada terminada.

No dijo nada.

De alguna manera ya lo sabía, y sabía... que no quería saberlo.

Algo dentro de él volvió a abrirse espacio para una nueva sensación, pero está rasgaba y golpeaba. Era violenta y lo acompañaba todo el tiempo. Estaba enojado, enojado con él por no poder encontrar un filtro a tantas emociones, enojado con Kim Dan por... ¿por qué? ¿él acaso tenía derecho a algo sobre sus asuntos personales? Tal vez el enojo mayor era ese, no tenía ni había tenido derecho a nada, Y aún así, AUN ASÍ...

...dolía.

Y era tanto dolor el que estaba habitando entre el espacio, tiempo y materia... que ambos sintieron que no cabía nada más.

Gritos, maldiciones, palabras todavía más dolorosas y golpes furtivos hacia las paredes o lo que sea que materialmente los haya rodeado volaron de un lado y del otro. Ninguno se contuvo, ninguno se guardo lo que había estado viviendo junto al otro o por su cuenta... ninguno tuvo compasión por el dolor del otro...

Un corazón aprendiendo a sentir...

Otro queriendo dejar de hacerlo...

Jinx (Jaekyung x Dan)Where stories live. Discover now