Padres 🔥

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Carlos amaba su vida.

Amaba cada parte de ella, desde su esposa a su pequeño hijo que pronto cumpliría 4 años. Mañana será su fiesta de cumpleaños, y ahora él y su esposa se encontraban en la madrugada preparando la decoración de dinosaurios.

Gracias a que él pequeño Sebastián adoraba ver las películas de Jurassic Park con su tío Lando, ahora su casa estaba decorada a la perfección.

— Carlos, cariño, pásame las tijeras, por favor.

Unos detalles más para la fiesta de mañana y podrían dormir, eran casi las 3 de la madrugada. Terminó de recortar las formas de dinosaurios para pegarlas en el borde de la puerta y finalmente dormir.

- Agárrame de la cintura, no quiero caerme.

Él caminó a su esposa ayudándola a subir a una pequeña escalera, para pegar los dinosaurios de papel, Carlos se mantenía atento a cuidar a su esposa.

Elevó la mirada para encontrarse a pocos centímetros a su esposa en solo unos shorts, sonrió mordiendo la orilla de su labio cuando su mente comenzó a jugar con él.

-¿Se ve bien? — Preguntó ella pegando los primeros dinosaurios.-

- Oh, sí, muñeca, se ve perfecto.

Su esposa lo miró y él miraba su trasero a escasos centímetros de él. Él le dió una sonrisa coqueta.

- ¡Carlos!

Ella rió dando un azote juguetón a la mano de su esposo, se sonrojó como si de una adolescente se tratase, Él tenía ese efecto en ella.

- Oh, y los dinosaurios se ven bien también.

Aun quedaban más. Movió la escalera unos centímetros más, y Carlos no soportaba más tener a su esposa en sus manos sin hacerla suya. No podía desperdiciar esa oportunidad, su pequeño se encontraba profundamente dormido, normalmente en lo que quitaba su pantalón su pequeño llegaba corriendo a la habitación para dormir con ellos.

Comenzó rozando su barba en besos húmedos en su espalda baja, ella se tensó al segundo. Mantenía sus besos y rozaba su lengua.

- Carlos... - Susurró ella conteniendo un quejido tembloroso.-

- Que bien hueles, muñeca.

Ella bajó guiada de los brazos de su esposo, sentía sus músculos a través de la tela del suéter que llevaba, la falta de contacto íntimo la mantenía desesperada por algo del tacto de su marido.

-Vamos a la habitación.- Apenas alcanzó a hablar cuando su esposo le calló a besos.

La cargó hacía la habitación que comparten, ella rió al tener pequeños déjà vu de cuando eran jóvenes y no podían dejar de tocarse y él la cargaba entre habitaciones para follar.

Cerró la puerta con su pie antes de dejar caer suavemente a su esposa. Él pensó un segundo y rápidamente puso seguro a la puerta, no quería que su pequeño entrara, por más que lo amara necesitaba la desnudez de su mujer.

Le abrió rápidamente el suéter de botones a presión, ya era tarde y estando en casa había ausencia de un brassiere, Carlos se lanzó a devorar el cuello y pechos de su mujer, sus jadeos le aumentaban el ego, y ella jalando su cabello ligeramente.

- Quítate esta mierda, no es justo.

Ella se quejó con el suéter de su marido, se lo quitó por encima de la cabeza. Pasó su mano por el pecho y abdomen de su esposo, la perfecta línea en su abdomen bajo que la ponía a mil.

-Maldición, muñeca, tu realmente me comes con la mirada.

Bromeó, y al tratar de reír, su esposa lo jaló del cuello a sus labios, estaba realmente desesperada. Tenía solo unos pequeños shorts, los quito junto a su ropa interior abriendo sus piernas. Podría perderse entre sus piernas por el resto de su vida.

Ella jadeó apretando sus piernas a los lados de la cabeza de su esposo cuando su lengua comenzó su excelente trabajo. Trató de mantenerse callada, pero sus jadeos se volvieron un par de gemidos altos.

-Mantente en voz baja, muñeca.

Le miro entre sus piernas con la barbilla húmeda, la imagen la calentó aún más.

Carlos subió a los labios de su mujer para besarla, ella quitó el botón de sus pantalones, haciéndolo sentar en el colchón, desesperada sacó el miembro de su marido de entre su bóxer.

La tomó por la cadera suavemente, Carlos quería sexo dulce, delicado pero su esposa quería que la follara duro y sin piedad alguna. Tomo la mandíbula de su esposo, mirándolo a los ojos y habló.

-Quiero que me folles duro, Carlos Sainz. Soy tu maldita esposa, cógeme como si me odiaras.

Dicho eso su mujer se sentó de golpe llenándose con el miembro de su marido.

Los ojos de Carlos estaban apretados, conteniendo su respiración y soportando la humedad apretada de su esposa.

Sus labios se rozaban a cada salto que daba su mujer, jadeando en silencio, se apoyaba en los hombros de su esposo.

Sintió su orgasmo arrasando con ella, Carlos cubrió su boca con una mano, ahogando sus gemidos.

Ambos cayeron a la cama, entró en ella una vez más, moviendo sus caderas en perfecto vaivén.

Recordaba cuando apenas habían tenido a su pequeño, ella era demasiado insegura de su cuerpo, las estrías en su abdomen, la cicatriz de la cesárea y la piel que colgaba de ella, no quería que su esposo si quiera la viera.

-Eres hermosa, encanto.

Su esposa gimió en respuesta. Carlos besaba su cuello, pasando sus manos por su cuerpo, viendo el movimiento de sus pechos.

Sintiéndose el hombre más afortunado por tener a una mujer así con él.

- Maldición, muñeca. - Habló entre jadeos, moviéndose aún contra ella, el sonido cremoso de ellos uniéndose era obsceno y excitante.-

-Oh... sí, amor, sí. - Jadeó en voz baja sintiendo otro orgasmo formándose en su interior.

Estaba por venirse, el llegar a la cima juntos fue aún más excitante.

Se corrió dentro de ella, ella apretando a su esposo en su humedad. Callaron sus gemidos entre un beso desesperado.

Sus jadeos de "Te amo" estaban llenando la habitación.

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Estoy pensando convertir está historia en SHOTS de mis pilotos favoritos de F1 y ya no solo de Carlos , no sé si les gustaría? Comenten pls para saber.

ONE SHOTS || CARLOS SAINZ 🌶️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora