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Estaba abierto, lo había logrado, realmente lo había logrado, su pecho ardía, su boca se encontraba totalmente seca y le faltaba el aire. Nunca había corrido tanto ni tan rápido en toda su vida, estaba respirando totalmente agitado, su pecho subía y bajaba, pero no le importó, dejó de lado su excesivo cansancio y entró, Sergio se encontraba libre, era de esperarse pues faltaban dos escasos minutos para que el lugar cerrara. Sergio lo vio acercarse y le sonrió de alegremente.

-Creí que no vendrías –dijo mordiendo su labio.

Charles trataba de regularizar su respiración, su rostro estaba algo sonrojado por el calor que le había provocado correr, su cabello más alborotado que de costumbre.

Una vez cobrado el CD de ese día no había nada más que hacer.

-Bien, la última venta del día de hoy –dijo tronando sus dedos- ¿Puedes esperar unos momentos? Regreso enseguida.

-Está bien –respondió sin saber a que se refería.

Sergio se adentró en el cuarto detrás del mostrador una vez más y luego de un par de minutos salió vestido con ropa diferente, se había quitado el uniforme de trabajo y Charles no supo porqué se sorprendió ante eso; es decir, era obvio que haría eso, su turno había acabado.

Un hombre adulto encargado del lugar llegó con un manojo de llaves en sus manos, ya no había clientes dentro. Carmen, Lily y Sergio comenzaron a caminar fuera del local, ellas también ya se encontraban vestidas con su ropa común, el sólo siguió caminando detrás de Sergio, con su bolsa en mano, sin decir nada.

El encargado cerró las puertas con llave, colocó un candado en ellas y seguidamente bajó una gran reja que abarcaba las grandes vidrieras, después se giró hacia ellos cuatro, hizo un gesto saludándolos con la cabeza y se retiró de lugar.

-Nos vemos la semana que viene –saludó Lily muy simpática y se fue.

-Claro –respondió Sergio con una sonrisa.

-Sí, yo también me voy, Adiós Sergio –saludó de manera no tan agradable Carmen, y dio una mirada asesina a Charles antes de retirarse, tratando de alcanzar a su compañera.

El menor frunció el ceño, confundido, el mayor notó esto y trató de alivianar las cosas.

-Bien, somos sólo tú y yo ahora –dijo posicionándose frente a él –Oficialmente esta es la primera vez que nos vemos fuera de la tienda –dejó escapar una pequeña risa y repitió haciendo un gesto con su mano -¿Entiendes? "Fuera de la tienda" –dijo dando a entender la oración.

Charles lo entendió automáticamente y sumó a todo lo que estaba experimentando; la felicidad de haber llegado a tiempo, de verlo, de que él aún permaneciera a su lado habiendo acabado su horario de trabajo, y de ese estúpido comentario cargado de humor, lograron que sintiera un cosquilleo interior a lo largo de todo su cuerpo y no pudiera contener la risa, inconscientemente comenzó a reír.

Reíste! –dijo extremadamente feliz –no puedo creerlo, ahora no te librarás de mis horribles chistes, voy a hacer que rías hasta que tu estómago te pida a gritos que pares –justo en ese momento el estómago de Sergio rugió hambriento –Hablando de estómagos...

El chico castaño tratando de reponerse de la risa a la cual no estaba acostumbrado lo miró preocupado, el mayor desvió la mirada como si se sintiera apenado de lo que estaba a punto de decir.

-Hmm, yo no... almorcé esta mañana, quería esperar a que llegues para tomar mi hora del almuerzo.

Lo siento! –dijo afligido.

El chico de los CDs- A Checlerc AdaptationWhere stories live. Discover now