06: La maldita temporada

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Mantente alejado de los problemas

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Mantente alejado de los problemas.

Heeseung había estado decidido en cumplir su objetivo y no darle más motivos para quejarse al director. Realmente lo intentó, de hecho, había creado un par de estrategias en caso de que las cosas se salieran de control.

Se sentía angustiado desde que se dio cuenta de que la percepción de sus compañeros hacia él había cambiado. Era como si se hubiese quitado una máscara dejando a la luz su verdadero ser, y eso lo molestaba demasiado, Heeseung no era para nada el patán que todos pensaban que era. Se preguntaba si una pelea les había afectado tanto, haciéndolos olvidar todo lo que había hecho por ellos. Todavía quería ayudar, todavía era alguien tranquilo y sobretodo, todavía era un alfa en el que los omegas podían confiar.

Era extraño cómo un pequeño encuentro, en el cual solo trataba de defender a una persona que lo necesitaba, le había cambiado la vida. Pasaban los días y el único omega que seguía hablándole como si nada era Jaeyun, aquello empezaba a causarle inseguridad, no quería arrastrarlo al conflicto y posibles rumores que sabía, no tardarían en crear.

Y por si fuera poco, Riki se había desaparecido tres días, sin permitirle hablar con él. No lo entendía al principio, lo que más le preocupaba es que hablara con su padre, no estaba para lidiar con sus absurdas creencias conservadoras, estaba seguro de que si se enteraba de que había flaqueado por un momento, no tardaría en buscar la razón de su desliz. Sin importarle a quién tuviera que usar, Seungmin haría lo que fuera para que Heeseung se comportara más como un alfa de verdad.

Pero ahora estaba ahí, en el suelo del gimnasio, justo en la cancha de baloncesto donde entrenaba mientras dejaba que el menor descargara su ira una y otra vez contra él, escuchando a lo lejos los vociferos de sus compañeros para que se pusiera de pie y se defendiera. No lo haría. No porque no supiera defenderse, sino porque había entendido la situación sin que Riki tuviera que decírselo.

El lobo de Riki estaba humillado y esa era su forma de desahogarse por haber sido herido de la peor forma. Buscó rastro alguno del aroma del cachorro, pero no halló nada, entendió rápidamente que su lobo estaba oculto por la humillación. En la cadena licántropa, si tu lobo no estaba presente o provocaba algo que lo mantuviera en las sombras, era una completa aberración y vergüenza para el humano que lo portara. Sobretodo para los alfas, pues la única forma de que aquello pasara era haber sido sometido por otro alfa, en el peor de los casos, ser mordido por otro, convirtiéndolo en un delta.

Heeseung podía detenerlo. Podía empujarlo sin hacer esfuerzo porque él aún tenía la fuerza de su alfa presente, pero sabía que sería más vergonzoso para Riki y no quería exponerlo.

Sintió la sangre brotar de su labio y su nariz, el sabor metálico en su lengua cuando la pasó por sus dientes. Los golpes de Riki fueron perdiendo fuerza hasta que se quedó sobre él, con las manos en forma de puño sobre su pecho mientras recuperaba la respiración. Heeseung lo miró desde abajo, encontrándose con sus ojos humedecidos. Trató de acariciar su cabello, pero Riki se retiró de manera abrupta, sentándose en el suelo.

A TUS PIES ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora