4- La Novia

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— ¿Quién es Mikey?

Eran vísperas de navidad. La nieve era muy bonita, pero el clima que traía con ella era extremadamente frío. Aun así, Ken se había dispuesto a salir a comprar algunos adornos navideños para su departamento a petición de su novio, Manjiro.

— No es de tu incumbencia, Baji — Ken observaba algunas vitrinas, los adornos lucían lindos, pero su precio era bastante elevado.

— ¡Por supuesto que lo es! — exclamó con indignación — La tal Mikey te llama "Amir" — balbuceó con enojo.

— Es la novia, creo que eso es obvio — opinó Mitsuya.

— Si hubiese sabido que ya tenías a alguien, no te habría insistido en que tengas más citas con Emma — se quejó.

Después de la primera cita con "Emma", Baji no había parado de insistir con que debería salir más con ella, completamente convencido de que quien lo tenía sonriendo como tonto a la pantalla era ella.

— Pues yo te dije que no era necesario y que tampoco quería — le recordó.

— Entiéndeme, era deprimente verte tan solo — se justificó mirando a Mitsuya para que lo apoyara.

El peli lila suspiró.

— Baji tiene razón. Aunque cuando noté que salías más y no te aislabas, dejé de entrometerme, cosa que Baji debió haber hecho — miró fulminante al pelinegro.

— Bien, me declaro culpable — levantó las manos en rendición — Pero me indigna no conocer a tu novia — señaló acusador al más alto.

— También me causa curiosidad — Mitsuya trató de imaginar — Me gustaría saber qué clase de chica puede hacer que caigas de esta manera.

— Qué exagerados, solo conseguí pareja — rodó los ojos — ¿No era eso lo que querían? No he cambiado.

Mitsuya lo miró con una ceja levantada antes de soltar un suspiro y sonreír.

— Desde que vendiste tu preciada Kawasaki Zephyr, dejaste de salir — Mitsuya sopló entre sus manos para mantenerlas calientes — No lo hacías a menos que sea estrictamente necesario — reprochó.

Ken sonrió de manera lastimera, queriendo reflejar que de verdad lo sentía, pues Mitsuya tenía razón. En una de sus crisis económicas, había tenido que vender su amada motocicleta. Draken amaba poder subirse a su Kawasaki y conducir por la carretera mientras sentía el viento chocar contra su cara. La sensación de libertad era increíble. Pero cuando la vendió, dejó de interesarle abandonar su departamento. Hubo un tiempo en el que solo se veía con Baji y Mitsuya cuando se encontraban por los pasillos de la universidad.

— Cierto — Baji sonrió — Y desde que dejaste el burdel, no celebrabas Navidad y Fin de año. En algún momento creí que eras alguna clase de Grinch.

— No sé dónde conociste a la tal Mikey — Empezó el peli lila sonriendo de manera cálida — Pero ha logrado que dejaras tu vida de ermitaño. Hasta sonríes más.

Ken se quedó en silencio, recapitulaba cada palabra dicha por Mitsuya y Baji. Las festividades que pasó solo y se negó a celebrar, los largos confinamientos que se daba en su departamento, el mal humor que solía llevar a todas partes...

Una sonrisa de costado junto con un ligero sonrojo adornó su rostro. Mikey había cambiado su rutina y su estilo de vida. Con Manjiro se sentía tan natural hacer cosas que había abandonado hace tiempo, que no se había dado cuenta del giro que había dado su vida desde que él llego.

— Tienen razón — aceptó con una sonrisa — Entonces, ¿Debería comprarle un regalo en agradecimiento?

Baji se encogió de hombros.

— Esfuérzate. Piensa en grande y sorpréndela.

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— ¡Ken-chin, al fin llegas!

Manjiro dejó a un lado la gran caja que cargaba en brazos y corrió con emoción hacia la entrada del departamento.

— No demoré tanto — se agachó para dejar un corto beso en los labios del rubio.

— ¿Cómo no? Me dio tiempo de armar el árbol, solo faltan los adornos — soltó en forma de reclamo.

Ken lo miró con confusión.

— ¿Árbol?

Manjiro abrió la boca en una pequeña 'o' antes de cambiar su expresión a una divertida.

— Oh, sí. Compré un árbol de navidad — rio ante la expresión sorprendida del más alto — Hacía falta uno.

Draken no podía creerlo, y no lo hizo hasta que Manjiro lo arrastró hacia la pequeña sala de estar, allí se encontraba un árbol mediano perfectamente armado. Era simple, y realmente no era la gran cosa, pero para Ken, el simple hecho de tener algo como eso, lo emocionaba.

— No me lo vi venir — Draken sonrió hacia su novio — Te lo recompensaré.

Mikey arqueó una ceja.

— No necesito eso — cambió su expresión a una pícara — Pero si tanto insistes... — sus inquietas manos fueron a parar bajo la camiseta del más alto.

— Controla tus hormonas, Mikey — Ken retiró las manos escurridizas del petiso, recibiendo una queja del nombrado.

— Caerás en algún momento — soltó una pequeña risa — Como siempre.

Draken no dijo nada al respecto, pues Mikey tenía razón, siempre terminaba cayendo ante la calentura de su novio. No le molestaba, pero era un problema cuando el muy sinvergüenza se le antojaba en el peor de los momentos: En público, antes de llegar a la universidad o cuando estaban con el tiempo contado.

Se dedicaron a adornar el árbol entre risas y juegos. Mikey casi hace lo caer al menos 3 veces porque no puede quedarse quieto por mucho tiempo cuando está emocionado. Draken fue el encargado de colocar la estrella en lo alto del árbol, con Manjiro aplaudiendo como si hubiese visto un espectáculo.

Luego se dedicaron a tratar de hornear galletas con formas, que mayormente salían deformes porque ninguno de los dos sabía sobre repostería y solo se guiaban por tutoriales de internet.
Terminaron en una guerra, lanzándose harina como si no hubiese un mañana, y lamentándose cuando les tocó limpiar. Mikey culpando a Draken por el desastre, aun cuando había sido él quien empezó con todo.

Cada uno tomó un baño. Draken le prestó ropa a Mikey que por supuesto, le quedaba enorme.

— ¿Te quedarás a dormir? — preguntó el más alto al ver como el rubio se acomodaba en su cama.

— Sip.

— Bien, pero hazte a un lado — lo empujó para que no acaparara toda la cama.

Cuando Draken se acostó, Mikey no tardó en acurrucarse contra su pecho y entrelazar sus piernas, le gustaba acaparar el espacio personal de Ken, aunque al más alto tampoco es como que le molestara.

— Habrá una cena navideña en mi casa — empezó a decir después de unos minutos en completo silencio — Quiero presentarte a mi familia.

— Está bien — aceptó casi de inmediato — Pero no se te ocurra dejarme solo con algún miembro de tu familia.

Mikey rio.

— No pensé que aceptarías tan rápido — se sinceró.

— No puedo negarme a ti — susurró contra el cabello un poco húmedo de su novio — Y aún si lo hiciera, encontrarás la manera de convencerme y llevarme.

—Tienes razón, ya me conoces, qué lindo novio — se burló.

Draken no respondió. Manjiro no debía saber que, por él, siempre sería el mejor.

𝐋𝐀 𝐍𝐎𝐕𝐈𝐀 ━━━━━ DrakeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora