AVISO: Esta es la versión vieja de mi primera historia 'El chico que me regaló la luna'. La nueva versión la puedes encontrar en mi perfil, está en proceso.
Si te gusta Morat, este libro es para ti:
Si la vida fuera una película romántica, sin duda...
Este también es de mis capítulos favoritos, seguro que les encanta también.
¿Tienen alguna teoría antes de empezar?
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Holaa! Les aviso que ya está disponible el primer capítulo de la nueva versión, por si quieren ir a leerla, ¡Cuéntenme qué versión les gustó más!
Patata me despierta, lamiéndome toda la cara.
Que hermosa forma de empezar el día.
Hace exactamente cinco días que Will anda desaparecido. Normalmente me alegraría, pero ya estoy empezando a preocuparme.
Pero aproveché esos días para comprar ingredientes para preparar comida y no morirnos de hambre, tipo harina, huevos, leche, pan, cereal, y algunas frutas y verduras.
Aún falta una hora para que empiecen las clases, y Dean está dormido en el sillón —vino anoche a cenar, y nunca se fue—, así que aprovecho ese lujo que en mi casa no tenía y tardo unos veinte minutos en bañarme con el agua caliente.
Soy Team frío, pero no hay nada como un baño con agua caliente.
Cuando termino, tan solo abrir la puerta me topo de frente con Will, quien tiene cara de si me hablas, te estampo contra la pared con unas ojeras muy marcadas, usando solamente unos pantalones cortos.
Y tiene un moretón en el pómulo izquierdo y el labio partido.
No puedo evitar ahogar un grito.
—¿Qué te pasó?
—Me golpeé con la puerta al salir —gruñe Will.
—¿Dónde estabas? —inquiero.
—Por ahí.
Y no dice nada más. Me aparto para que mi compañero entre al baño, entra, salgo del baño, y voy a la cocina a desayunar.
Qué alegría.
—¡Aquí está mi nueva mejor amiga! —Justo cuando termino mi pizza fría de ayer (tenemos escasez de dinero, no juzguen), alguien me apretuja por la espalda.
—Dean, te conozco desde hace menos de una semana —sonrío.
—¿Y? Por algo se empieza—cuando por fin me suelta, se sienta al lado de mí—. En la noche habrá una fiesta para celebrar el primer día de clases en la casa de un amigo, va a ir medio mundo, ¿Vienen? ¿Sí? ¡Órale, pues ya quedamos! Por cierto, deben llevar algo de comer, que no se les olvide, porque si no pues no los dejan entrar.
—No gracias, prefiero quedarme aquí —se escucha una voz detrás de mí.
Un segundo después, Will está sentado a mi izquierda.
Tan bien que estábamos hace un momento.
—¡Ándale, gruñón, está padrísimo todo! En fin —Dean sigue hablando mientras camina hacia la puerta—, me voy a clases, ¡les paso la dirección al rato!
