Capítulo 1 / Episodio 37: Recuerdos entrelazados

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Kirara sintió la energía abandonar su cuerpo mientras su entorno se oscurecía

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Kirara sintió la energía abandonar su cuerpo mientras su entorno se oscurecía. Su vida comenzó a pasar frente a sus ojos como una película en cámara rápida: su nacimiento, la sonrisa de su madre, la voz de su padre, Kalim riendo, Jamil siendo cortés con ella, Janna ayudándola a arreglarse, el cuerpo de sus padres en el suelo, su presentación ante el rey Farena, el desprecio en la mirada de los nobles de Sunset Savanna, los murmullos de la gente sobre el príncipe Leona, el rostro del príncipe marcado por su aún no curada cicatriz en el ojo, sus tutores preocupados por ella, el príncipe Leona vagando solitario por los terrenos del reino, la presentación del príncipe Cheka, la carta de ingreso de MCC, su presentación ante Kutteka Sempai en Baaghfang, sus primeras clases, su primer encuentro con Fisi Kiongozi, la primera llamada de Oni, su último cumpleaños, el anuncio del Upendi Night, el príncipe poniéndola a prueba, la batalla contra Malkia, su nombre saliendo en la tómbola, el juramento hacia el príncipe, el poder mental del juramento, el príncipe nombrándola como su compañera, Malkia Ubinafsi entrando en Overblot, ella otorgando su energía mágica y vital al príncipe, la oscuridad...

La película de su vida se vio opacada por otra. Sin saber por qué, escuchó los pensamientos de su compañera mientras los recuerdos ajenos se reproducían en su mente.

– ¡Papá! ¡Entregaron los resultados! – dijo una pequeña leona de 6 años, seguida de cerca por una leona adulta.

– ¡Consiguió la beca deportiva! – comentó la nana.

– ¡Muchas felicidades, Malkia! ¡Sabía que lo lograrías! Eres la mejor. – dijo un león que se encontraba frente a un restirador de dibujo.

– Podré apoyarte con los gastos del hospital. – comentó la pequeña.

– Úsalos para la escuela, yo me encargaré de tu mamá. Después de todo, naciste para ser la mejor.

Siempre veía a mi padre trabajar con esmero, cubriendo su tristeza con una falsa sonrisa y palabras de apoyo para animarme. Él realmente creía en mí; creía fervientemente en que yo era la mejor.

– Tendré una primera competencia el fin de semana ¿Podrás ir a verme?

– Claro, hija. – se disculpó el padre – Después de entregar este comedor a la familia real, sería un gran orgullo mostrarles a todos que mi hija es la mejor. ¡Asistiré para verte ganar!

***

Cuando me veía podía sentir la esperanza dentro de él, a diferencia de la mirada perdida por el cansancio debido al trabajo. Yo quería ver ese brillo en él siempre, así que me esforzaba al máximo para verlo sonreír en cada competencia.

 Pero... había otras chicas que también eran excelentes en lo que yo hacía. Estaba rodeada de niñas petulantes y niños mimados que tenían instructores privados.

Dos Arenas [Twisted Wonderland]Where stories live. Discover now