—¿Te animas?

Ginny le lanzó la pelota a Selena con ímpetu, la chica río mientras la atrapaba y observaba como las chicas estaban recogiendo.

—No, no quiero dejarte en ridículo.—se burló la rubia que estaba botando la pelota a la vez que caminaba hacia su amiga.—Yo debería de estar en mi casa viendo por cuarta vez Los juegos del hambre, pero por culpa de alguien a quien no quiero señalar voy a hacer de profesora de mates.

—No puedes desperdiciar tu talento para hacer derivadas, tienes que mostrárselo al mundo.—Selena rodó los ojos por las palabras de su amiga y le lanzó el balón con cuidado.—No me ataques, no puedes lesionar a la mejor  rematadora del equipo.

—Serás idiota, la chica esa...—levantó las cejas en vista de una chica rubia con flequillo que estaba recogiendo la red.—Te va a quitar el puesto, es muy buena.

—¿Has estado viendo el entrenamiento?—preguntó Ginny con una media sonrisa.—No venías desde...

—¡Perdón! He recogido lo más rápido posible.—Selena alejó la vista de su amiga para centrarla en Belly que cojeaba mientras metía su sudadera en la mochila como podía.

—Tranquila, podrías haber tardado más, las mates no se van a mover.—rió Selena.—¿A dónde vamos a ir?

—¿Te parece bien que a mí casa? Bueno, creo que es la única opción porque mi madre piensa que no quiero hacer los deberes y que me he inventado que me vas a ayudar, así que...

—¿A qué es simpática?—la señaló Ginny mientras miraba a su mejor amiga que sonrió asintiendo.

Selena no tenía muchas amigas, cuando era más pequeña siempre estaba rodeada de sus compañeras de voley, era lo que tenía ser capitana, pero tras dejar el voley y la capitanía si círculo había disminuido mucho, se basaba en Ginny y poco más, pero era más que suficiente.

—Espero que aparte de simpática sea también la mejor alumna de mates.—advirtió la rubia haciéndola reír.—¿Vamos en mi coche? Ginny siempre se queja de que nunca la llevo a casa, así que considérate una afortunada.—Selena abrazó a su amiga por los hombros sonriente.

—Belly, ¿cómo se siente estar viviendo tus últimos segundos de vida?

—¡Serás idiota!

—Tranquilas, me he montado en el coche con mi hermano, no creo que sea más peligroso.

Selena carcajeó por las palabras de su nueva alumna, y al parecer también amiga.

—Tranquila, Belly, he dado demasiadas clases de conducir.—aseguró.

—En una casi atropellas a...

—¡Vamos, Belly, la mates nos esperan!

(...)

El camino había sido algo silencioso, Selena había tratado de entablar conversación por más de una vez, pero Belly parecía estar algo inquieta mirando su móvil así que simplemente puso música y condujo mientras Taylor Swift le daba sonido a su viaje.

—¿Con qué profesor tienes clase?

—Mark.—respondió seca Belly aún mirando el móvil.

—¿Con quién hablas tanto? Espero que estés investigando cómo ser feliz haciendo matrices.—aunque tardó en reaccionar, finalmente Belly soltó una risa.

—Lo siento, estaba hablando con un amigo, me ha estado ayudando con mates últimamente también, si te sirve.

—¿Y por qué no te sigue ayudando?—Belly suspiró.—Perdón, no me quiero meter donde nadie me llama, lo siento.

Hey, Steven| Steven Conklin Where stories live. Discover now