15. Asegurar

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- Estoy queriendo ser parte del Gran Edificio Blanco -lo mira con recelo- sabes lo que eso significa.

-Lo sé en otras personas, lo sé en mi querida Lusbel, lo sé en los babosos de tus compañeros de trabajo, lo sé en cada entrevista mediocre que pasa por la oficina y después a mis manos, lo sé de todos y me parece correcto, pero de ti algo no sé- se sienta en el sillón con lentitud mientras los otros dos lo miran en silencio- no saber algo en una sociedad perfecta está muy mal.

-Hice la entrevista en el polígrafo cerebro manual...

-Te refieres a la entrevista donde la mitad de tus recuerdos están reprimidos – lo dice elegantemente interrumpiéndolo- los momentos más importantes de tu vida están manchados de blanco.

-¿Entonces porque me citaste a una entrevista si dudas de mí?

-Por Lusbel, siempre creí en su criterio, desde que me dijo que no estás listo hasta cuando me aseguro que podías liberar a las personas sin remordimiento para mantener la normalidad ¡Imposible vivir evadiendo la normalidad! – dirige su mirada a Lusbel – pero sobre todo, haría lo que sea por ella.

-Entiendo perfectamente

-Justifica tus recuerdos reprimidos – lo dice sin oír su anterior respuesta –si tienes algo que justificar.

-Como le dije a la entrevistadora – se para y comienza a caminar para que no se note su nerviosismo – tuve problemas con muchas mujeres en mi pasado...

-...

-Pero siendo sincero, eso no es todo, mentí – regresa a ver a Lusbel – cuando digo "entiendo perfectamente" me refiero a que entiendo por qué harías lo que sea por Lusbel, yo también lo haría... desde mentir a todo un sistema para estar a la altura o siquiera que me regrese a ver hasta hacerle frente a su esposo, una de las personas más importantes de la SPC y que vea que estoy dispuesto a morir por su mujer. Todo hubiese sido más fácil si se hubiese enamorado de mí.

Lusbel no cambio su mirada indiferente, por otro lado, su esposo estaba maravillado con la respuesta, en ningún momento cruzaron miradas, los dos eran espectadores de la pantomima de su invitado. Al terminar su acto se sentó cansado, tuvo que sentarse lentamente porque un terrible pesar parecía que lo iba a hacer desmayar. Lusbel lo notó, su esposo no. Era ya tarde después de eso, hablaron por unos momentos más de lo bella que era Lusbel, de sus grandes labios y más trivialidades cuando la noche llegó.

-Fue un placer tenerte como invitado hoy, me aseguraré que todo salga bien en tu proceso de admisión y espero verte pronto en el Gran Edificio Blanco, codo a codo conmigo, ¿no es así querida?

-Me alegro de que hayas abierto tu corazón, ahora podrás cumplir tu sueño – lo dijo con una sonrisa falsa que una vez más su esposo no se percató – has pasado por mucho, pero aun así...

-Aun así no podemos estar juntos nunca, una mujer solo se enamora una vez en la vida, lo sé, por eso nunca te dije nada antes – le toma la mano en forma de agradecimiento – adiós, gracias por todo.

Iba en el metro bala sudando hasta por las rodillas, cuando se había dado cuenta de que lo lograría, si podía mentirle al novio de Lusbel, podría mentirle a quien sea. Le emocionaba mucho, lo que le deparaba, era todo el poder que parecía necesario. Todas las personas lo reconocerían, pero más importante era que podría cambiar el mundo. Aunque para esas alturas se había distorsionado su plan mayor, quería cambiar el mundo, pero ya no recordaba como, solo tenía que estar en la SPC. Eso lo tenía bastante claro.

Por primera vez se preguntó si todo lo que está haciendo vale la pena, todas las personas asesinadas, todo el odio emanado, las mentiras, el mismo secuestro de su esposa, el daño sufrido por Ana, por primera vez pensó si el fin justifica los medios. No pudo estar tranquilo en aquel corto viaje de regreso a casa.

Al querer entrar a casa y ver a su esposa atada de manera inhumana vio de soslayo a una extraña figura de lejos que al parecer lo observaba, la noche no le dejaba ver con claridad de quien se trataba, pero sospechaba que lo mejor era prestarle la atención necesaria a esta espía.

Estaba tan seguro de sí mismo que no dudo en ir a encarar a aquella persona. Si alguien lo hubiese visto desde lejos, no hubiese entendido por qué va a conversar con una desconocida en medio de la noche, o mejor dicho hubiese pensado que es una conocida de hace años.

-Hola guapo- le dice la mujer misteriosa desde un punto ciego para el hombre seguro – sabía que teníamos que volver a vernos, era necesario.

-Segunda Ana – soltó sin percatarse que ella no sabe como él la llama – ¿estás aquí? ¿Cómo?

-Sé quién eres, estoy ayudando a la causa mayor, la tengo.

-¿La tienes? – sorprendido por la manera de hablar en clave de la segunda Ana – ¿a quién tienes? No entiendo nada. ¿De dónde saliste? ¿Por qué me espías?

-Uff – comienza a explicarle irritada - tu amiga está conmigo, la salve, estamos escondidas debajo del tren bala, en las alcantarillas, no quiero que nadie sospeche, por eso quiero decirte lo justo, ¿es que eres idiota? ¿Aparte, porque me llamas segunda Ana? ¿Nuestro futuro depende de un idiota? ¡Responde!

- ¿Cómo mierda te atreves? – la abofeteó sin siquiera pensarlo – me espías, me insultas y exiges respuestas, ¡no mereces ser parte del plan mayor!

El ambiente de pronto dejo ser misterioso para transformarse en sombrío. Ambos estaban furiosos intentando racionalizar en esos cortos segundos que es lo que había pasado. Enseguida al mirarse a los ojos, se reconocieron en la última vez que se vieron en Argentina, en su especie de cita, para ella; él representaba algo superior por los cortos instantes en que la salvo de su ceguera y ahora él estaba dispuesto a salvarla de la vida misma.

Para él; por otro lado, todo el misterio y la hermosura que la envolvía lo cegó de prácticamente cualquier otra cosa, por unos instantes olvidó que hasta en su bando hay gente que piensa distinto. Pensó en su bando. Pensó que él se disculparía. Él simplemente estaba herido en su orgullo con tan pocas palabras que eso agudizaba más el daño.

-Vamos donde Ana, de inmediato – lo dijo de manera dictatorial sin mirarla – y si esperas una disculpa, tal vez pase un buen tiempo para ello.

-Estoy salvando a tu aliada de revolución, no te debo nada, esto lo hago porque quiero -le devuelve la bofetada el doble de fuerza - ¡así que estamos a mano!

Un mundo perfecto #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora