su majestad, en ésta vida soy yo quien decide

capítulo 3

Cuando Bella la madre de las gemelas murió, Luciana tuvo que hacerse cargo de su hermana menor.

Así que trabajó duro para cuidarla ya que Marina había sido una niña débil y enfermiza desde pequeña.

Hasta que un día, apareció un hombre diciendo ser un pariente lejano de su padre.

Preocupada por su hermana, tomó la mano de aquella persona, si iban con él Rina tendría una mejor calidad de vida, dado que él era un noble.

Su esposa e hijo habían muerto en un accidente y necesitaba con urgencia un sucesor que hubiese heredado las características de la línea directa de la familia.

Luciana era la única con cabello negro y ojos morados, la prueba de la sangre del dragón.

Era un trato perfecto. Él las protegería y ella tomaría el asiento de sucesor del duque.

Fueron llevadas a la mansión y el duque las adoptó como sus hijas, y les otorgó el título de princesas de Deviatan.

Como sucesora tuvo que esforzarse mucho para mantener su posición. Los vasallos y familiares se opusieron a que el cabeza de familia designara como su heredero a una mujer, pero dado que su apariencia era una evidencia de su linaje no debían moverse con cuidado. El duque no permitiría que las ramas secundarias se apoderaran de ese puesto.

Esgrima, historia, economía, política. Esas eran algunas de las tantas cosas que la niña debía aprender para ser una persona intachable. Ya no era una mujer sino el sucesor perfecto.

Debido a que Rina era solo una princesa de nombre tuvo que esforzarse el doble para que ella no fuese despreciada por no ser de utilidad.

Ambas crecieron tanto en edad como en belleza, hasta su cumpleaños número quince pronto debutarian en sociedad.

Ese dia las dos estaban nerviosas ¿como las recibirian los demás nobles?¿serían capaces de encajar en el mundo social? Nada debía salir mal, el honor del ducado dependía de ello y habían sido educadas para ese momento.

No tenían ni idea de quien conocieron en aquel baile.