TRES

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Dejo sus maletas en mi maletero y ella se monta en el asiento trasero. Me monto en el lado que ella no ocupa y le pido al chófer que volvamos al hotel.

Me siento seguro de lo que estoy haciendo, pero sé que me matarán cuando se enteren. Le envío un mensaje a Inna diciéndole que tiene vacaciones y que he encontrado una sustituta mientras que ella no está.

Sé que está sorprendida, aunque no pueda verle la cara ahora mismo. Chiara se encuentra a mi lado vestida con unos pantalones vaqueros y un top blanco que deja descubierto un poco de su abdomen. Me dijo que no me preocupara por el coche porque alguien iría a recogerlo.

—¿Dónde se supone que ibas a ir? —Le pregunto.

—No creo que eso te interese ya que mis planes se han cambiado.

—Volamos a la India mañana —le informo.

—¿A la India? ¿Para qué?

—Una secretaria no pregunta —respondo sin dejar de mirar mi teléfono.

Ella cierra la boca e informo a Nikolay que Inna se tomará unas vacaciones y que voy mañana a la India a la sede de la empresa. También le digo que tengo una nueva secretaria y él no tarda en llamarme. Cojo la llamada porque Chiara no entiende el ruso y puedo hablar tranquilamente sin que se entere.

—¿Qué has hecho, Mark? —Mi amigo suspira al otro lado de la línea y miro por la ventana.

—Es la única forma que tiene de devolverme el dinero.

—¿Aún la quieres?

—No.

—¿Entonces? ¿Para qué tenerla cerca?

—Para que pague por haber robado. No voy a dejar que entre en la cárcel.

—A lo mejor es lo que se merece.

—Trabajo duro, se merece. Te veo mañana en la sede.

—Allí estaré, aunque sigo pensando que es una mala idea, tu padre...

Cuelgo el teléfono y vuelvo a mi teléfono para avisar de que me voy hoy mismo a la India. Inna se encarga de avisar al piloto y tenerme dos habitaciones de hotel reservadas.

Cuando llego al hotel de nuevo, ella me espera en el coche y subo a la habitación para recogerlo todo y me bajan las maletas. Me monto de nuevo en el asiento que ocupé antes y ella está realmente concentrada en su teléfono móvil cuando ponemos rumbo al avión.

—No tengo ropa para ejercer de tu secretaria —dice.

—Compraremos en cuanto lleguemos.

No volvemos a hablar durante todo el camino, ni siquiera cuando llegamos al jet y ella sube detrás de mí. Me siento y suspiro pesadamente. Ella se sienta lejos de mí, enfadada. Encima está enfadada. Cuando despegamos, la azafata se acerca.

—¿Algo de beber, señor Ivanov?

—Vodka.

—Ahora mismo —se dirige al asiento de Chiara— ¿Y usted?

—Una botella de agua.

Suspiro pesadamente y saco el portátil de mi maletín para ponerme a trabajar. Nos quedan unas diecinueve horas para llegar a la India y tenemos que para a repostar un par de veces.

—Será un viaje largo, ponte cómoda —le digo con la vista fija en el ordenador.

Ella llama por teléfono y habla en italiano, pero puedo entenderla perfectamente.

—Estoy bien, solo que he decidido ver mundo, sí. Hacer un voluntariado por la India, voy a despegar dentro de poco.... Vale... No te preocupes, estaré bien, no voy sola... Sí, Andrea me acompaña... Yo también te quiero... Adiós.

A LA CAZA DE CHIARAWhere stories live. Discover now