56

303 21 3
                                    

Seguía nerviosa, y en mente volvió a aparecer una frase involuntaria. Siempre en el momento menos indicado.

—¿Quieres algo de beber?—. Dije de la nada, cuando nos separamos a coger aire.

Ella rió, y yo mis mejillas se volvieron más rojas de lo que ya estaban.

—Si no es molestia—. Dijo y volvió a reír, creo que yo ya no era la única consciente de mis frases involuntarias.

Fui a la pequeña bodega de mis padres intentando calmarme y controlar el calor que tenía. Cogí una botella de vino que ya había probado en algunas ocasiones y era bastante buena.

Volví al sofá y vi a Clara mirándome sería mientras apoyaba la cabeza sobre su mano.

—¿Pasa algo?—. Pregunté nerviosa mientras caminaba a la mesa.

—No, es solo que tu sabes casi todo de mí y yo se muy pocas cosas de ti—. Dijo pensativa mientras que yo servía vino y mi mano empezó a temblar al mirar esos ojos y recordar nuestra situación hacía apenas un minuto.

Sonreí al recordar a la Sarah de hace unos meses, casi suplicándole que me dijera su nombre.

Asentí.

—Cuéntame cómo fue tu infancia, ¿dónde están tus padres?—. Preguntó curiosa, parecía tener ganas de escuchar la respuesta.

—No lo sé—. Respondí sincera. —Ellos nunca han estado conmigo, siempre me criaron niñeras, ellos estaban demasiado ocupados con su trabajo como para hacerse cargo de mí. Siempre he pensado que yo fuí un error, un imprevisto que no pudo solucionarse con el aborto. Solamente recibo dinero por su parte, ni un solo tipo de afecto. Al menos antes me visitaban una vez al mes y me hacían creer que me querían, pero al enterarse de mis gustos no me han vuelto a hablar, no recibo ni un triste mensaje de ellos, solamente dinero que cada vez le cogiendo más asco—. Ella me miraba atentamente mientras bebía un poco de su copa.

—Ellos se lo pierden. Joder, cómo es la gente. Solo por un gusto entre otros muchos te llegan a odiar—. Puso cara de fastidio, como si ella también hubiera vivido una situación parecida a la mía.

"Joder" ¿Por qué suena tan sexi en sus labios?

Continuamos bebiendo, una, dos, tres copas más. Realmente estábamos perdiendo el control sobre nuestra bebida. Empecé a verlo todo un poco distorsionado y ahí supe que estaba borracha. A pesar de nuestro estado seguíamos hablando de una manera "normal". Ese alcohol si que era bueno.

Yo no podía separar mi mirada de sus labios, viendo lo bien que se adaptaban a la copa o como se pasaba la lengua sutilmente después de beber. Me estaba volviendo a calentar por algún motivo.

—Para de mirarme así o harás que me atragante con el vino—. Dijo y puso su copa sobre la mesa. Después se tiró hacia atrás en el sofá y se puso una mano en la frente y yo reí a causa de mi borrachera.

Pasó un poco más de tiempo, no sabría decir cuanto exactamente. Pero cuando miré mi móvil por un momento eran las
11pm.

—Hostia, que tarde se ha echo—. Recibí una mirada confusa de Clara y le enseñé mi móvil para que viera la hora.

—Joder, es verdad, me voy. Mañana tenemos clase—. Se levantó bruscamente y casi se cae.

—Cuidado, profesora—. Reí.

Ella caminó con un poco de dificultad hasta la puerta y antes de que la tocara la detuve, no iba a permitir que coja el coche en ese estado.

—No puedes coger el coche así—. Agarré su brazo deteniéndola.

—¿Por qué no? Estoy muy bien—. Dijo intentando que su tono de voz tuviera coherencia, pero ella estaba tan borracha como yo.

—Pueden multarte o peor todavía puedes provocar un accidente. Quédate aquí a dormir—. Al menos yo sí podía razonar un poco, pero eso último le provocó nervios hasta a la araña de las tuberías.

Ella se quedó mirándome seriamente y levantó una ceja. Después empezó a reír y yo por los nervios reí también, y ese brillo tan característico de ella volvió a parecer en su mirada.

—¿A dormir solamente? Pelirroja, si me quedo a dormir te aseguro que no amaneceremos con el pijama puesto—. Dijo con un tono juguetón y yo me quedé paralizada.

Mi mente estaba haciendo un gran esfuerzo para analizar las palabras que acababa de escuchar y que no me diera un infarto justo en ese momento.

Finalmente, mi cerebro lo procesó, y antes de que pudiera aceptar nada me lancé a sus labios. Empecé a besarla con mucha más agresividad que antes y ella me siguió el juego. El calentón volvió mucho más fuerte y empezamos a caminar de nuevo por todo el salón, hasta que Clara consiguió llevarme contra una pared y la luz de apagó justo cuando choqué con el interruptor.

Se podía ver a kilómetros las ganas que nos teníamos la una a la otra. Y como pasó en ese hotel, el deseo reprimido estaba explotando entre nosotras. Ella tocaba mis zonas prohibidas, arrancándome uno que otro gemido que retumbaba entre la soledad de la casa y por primera vez escuché su eco.

Llegamos al sofá de nuevo y mi pantalón desapareció sin yo darme cuenta, después vi la camisa de Clara volar entre la oscuridad y supe lo que estaba por venir.

Poco a poco todo se iba haciendo más oscuro hasta que...

I Hate You, I Love You 2Where stories live. Discover now