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Alineados, con una bella corona de flores sobre ellos, se encontraban doce ataúdes frente a centenas de personas a las que era incapaz de ver cuyos rostros, pues, ahora solo podía ver centenas de máscaras

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Alineados, con una bella corona de flores sobre ellos, se encontraban doce ataúdes frente a centenas de personas a las que era incapaz de ver cuyos rostros, pues, ahora solo podía ver centenas de máscaras.

Las palabras de Freya se cumplieron en la fecha indicada. Tres días después, aparecieron doce cadáveres que tenían en común el mismo año de nacimiento.

- ¡Por favor, guarden silencio! - Exclamó el sacerdote, en el centro de dichos ataúdes. - ¡Qué no cunda el pánico!

Pero el sacerdote no comprendía que las palabras eran insuficientes para hacer ameno el ruido de cada una de las mentes inquietas, temerosas y confundidas que se encontraban frente a él.

- ¡Entonces denos una explicación de lo ocurrido! - Exigía un hombre melancólico, de la mano de su hija pequeña quién admiraba el rostro sin vida de su hermana mayor. - ¿Qué está ocurriendo, padre? ¡¿Por qué mi hija descansa en un ataúd cómo si fuese un número más sin importancia?! ¿Por qué nadie investiga las muertes? ¿Por qué a ustedes no les duele? Es por ello que nadie mueve un dedo para conocer lo qué nos rodea. ¿No?

- Déjeme decirle que está en lo incorrecto Sr. Edwards. - Las puertas de la Iglesia se abrieron demandando nuestra atención. Un oficial caminaba sobre el largo pasillo, hasta regalarle una reverencia al sacerdote, y mostrar su rostro ante todos nosotros. - Soy el oficial Alan Fisher. Mi más sentido pésame.

- ¿Sabe qué está ocurriendo, oficial? - Preguntó esta vez una voz aguda. Una mujer de cabello grisáceo que en sus manos abrazaba una bufanda morada. Deducía que pertenecía a una de las víctimas. - Por favor, sea sincero.

- Hemos estado investigando Y elaboramos una hipótesis. - El oficial trataba de buscar palabras para dar inicio a su explicación. - Es un movimiento suicida que da alojo a quiénes se enfrentan a la décimo octava edad. Es decir, al parecer el creador de dicho movimiento incita a las jóvenes a acabar con su vida antes de cumplir la mayoría de edad, cómo revelación a su salvador.

- ¿Un movimiento suicida? - Su voz hizo que volteara mi cuerpo de inmediato hacia él. Pues, era Ulrich. Un joven de mi misma edad, prometido de una de las chicas que descansa en un ataúd. - Eso es imposible, oficial. Anne nunca cometería tal pecado. Ella Ella sí quería contraer matrimonio, sí quería seguir Viviendo. Era una chica alegre, nunca ha tenido una visión pesimista cómo para quitarse la vida.

- Lo lamento, joven. Pero al recolectarlas, la primera fase es la manipulación.

Su desaparición se debió a dicho movimiento. Fue raptada, o quizá, voluntaria.

Ulrich rechistó. Él no se tragaba sus palabras. Frotaba sus ojos celestes en desesperación.

Ante tanto alboroto, llevé mi mirada a todos los que debatían al unísono, y en uno de los asientos pude contemplar a Catalina haciendo gestos bruscos tratando de recibir mi atención.

HALE: Una familia, un secreto, un sótano sangriento. Where stories live. Discover now