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— Carajo..

Susurró aquel jóven rubio viendo como ninguno de sus mensajes se iba, estaba que se lo llevaba el diablo, ¿como se supone que iba a escuchar su música ahora si no tenía datos?.

Se levantó de su asiento del transporte público, si mal no recordaba había una gasolinera cerca, jamás había entrado, pero cada que pasaba la veía.

Presionó el botón que estaba sobre la puerta de la salida, haciendo que el autobús parase, bajo de el transporte y comenzó a caminar mientras buscaba monedas en sus bolsillos.

¿Cuanto le saldría mejor, paquete de una semana o dos?, no quería estar haciendo la misma parada, aunque pensándolo bien, un mes le convenía más.

Llegó a su destino, una gasolinera bastante concurrida, los vidrios del lugar estaban tapizados con carteles tanto de promociones del lugar como anuncios y cosas así, por lo que no se podía ver nada del interior de esta.

Tomó un poco de aire, aunque había sido una mala idea, ya que esta tenía olor a gasolina por todos lados, y eso le hacía sentir mareado, por lo que decidió entrar de una buena vez.

« Para ser un lugar tapado por carteles, este lugar no se ve tan mal por dentro. » — Pensó, mientras aspiraba un poco del aire que le golpeo desde que entró, era aire acondicionado, obviamente iba a estar puro y libre del hedor de la gasolina.

Observó detenidamente las instalaciones, paredes blancas con varias pantallas que mostraban anuncios y promociones, música pop a un volumen moderado haciendo que no fuera molesta, estantes llenos de chucherías como frituras, galletas, manis, etc. Refrigeradores llenos de refrescos y una que otra bebida alcohólica, mesas y una sección con hornos y cafeteras por si alguien gustaba comer ahi.

Nada mal para verse y oler asqueroso desde fuera.

— Buenas tardes, bienvenido. — le saludaron con un tono de voz bastante monótono, busco al dueño de aquel sonido encontrándolo en lo que suponía era la Caja registradora, rodeado de chicles y demás dulces, hasta algunos empaques con condones t cosas por el estilo, ya saben, lo normal en las gasolineras.

Observó detenidamente al muchacho, era alto, pero no tanto como él, su piel era ligeramente tostada y estaba cubierta por pecas, tenía uno que otro piercing en las orejas, ojos color avellana, cabellos largo casi por los hombros mayormente color olivo y pintado en la zona baja de un rubio casi blanco, llevaba lápiz labial oscuro y sombra de ojos, bueno, el pensaba que era eso, pero a juzgar por el tono cansado de su saludo, quizás eran ojeras. Usaba una camisa negra manga corta un delantal color café que llevaba el logo de la gasolinera en grande.

El joven lo veía en silencio esperando que él se moviera hacia donde estaba para poder atenderle, más no podía moverse, se sentia embobado viendo a aquel muchacho que se había olvidado hasta del por qué estaba ahí.

No lo juzguen, aquel pecoso se veía bastante lindo, tenía una mirada bastante sería que en su opinión lo hacia ver sexy.

Si fuera una chica, estaría más que mojado.

Pero como no lo es, simplemente acomodo sus lentes y camino hacia la caja en la que se encontraba aquel peli olivo para posteriormente aclarar su garganta.

— Buenas tardes. — Saludó — Uhm,, me gustaría poner una recarga.

— De acuerdo — el pecoso tecleó algo en la computadora frente a él, para luego devolver su mirada hacia el rubio. — ¿Número?

Pero el rubio seguía en las nubes, el muchacho era exageradamente bonito, y el era exageradamente gay, por lo cual no podía dejar de mirarle y pensar "¿a él también le gustarán los hombres?, ojalá que si".

El pecoso, por otro lado, miraba a ese rubio extrañado, parecía perdido, o tal vez padecía de sus facultades mentales, sea cual sea, no dejaba de mirarle.

Si, él sabia que era atractivo, pero no al punto de hacer que un tipo que queria una recarga se quedará demasiado embobado.

Carraspeó un poco trayendo de vuelta al de lentes, quien solo dio un leve brinco y volvió a mirar al más bajo.

— Señor, ¿podria darme su número?

El rubio se sonrojó levemente.

— ¿M-Mi número..?

— Uh,, si, ¿me pidió una recarga, no?

Oh sí, se había olvidado de eso.

— Oh, si, si si. — Carraspeó también intentando evitar vergüenza, mientras el de puntas rubias le miraba extrañado.

Dictó su número y pidió un paquete de cuatro días, su plan de poner el paquete de un mes se había ido por la borda luego de ver a aquel Ángel que le estaba atendiendo en éstos momentos.

— Bien, la transacción ya está hecha, ¿podría confirmar que ya le llegó su paquete?.

Revisó su celular, viendo las notificaciones que la compañía avisando que había recibido Internet y eso, entró a whatsapp y vio como los mensajes que quería enviar por fin de iban y comenzaban a caer mensajes nuevos.

— Si, ya me llegó.

— Bien, ¿algo más?.

« Tú número y saber si te gustan los hombres. » — Respondió mentalmente, sacudiendo luego un poco  su cabeza. — No, solamente.

— Bien, que tenga un buen día y espero volverlo a ver aquí pronto. — Sonrió el pecoso, gesto que fue devuelto por el rubio mientras daba la vuelta y salía del local.

Definitivamente volvería ahí.

Comenzó a caminar de nuevo por su ruta diaria, mientras buscaba con la mirada algún transporte rezando para que sus datos se volvieran a acabar y así poder regresar a ver a ese muchacho con peculiar estilo.

Su celular que se encontraba dentro de su bolsillo empezó a vibrar, lo sacó y leyó el nombre de quien le llamaba.

Era Yachi, su mejor amiga, por lo que tenía que contestar si o si.

~ ¿En donde se supone que estas?, ¡Ya deberias estar aquí!.

Más que preocupada, sonaba molesta.

— Cálmate, voy en camino, me había quedado sin datos y baje a poner más.

~ ¿Y para eso tardaste siglos?

— No, pero en esa gasolinera conocí al amor de mi vida.. O eso creo.

~ ¿Qué? ~ Preguntó atónita ~ ¿Te sientes bien?

— Mejor que nunca. — Observó a un bus acercarse, le hizo una señal de parada y el trasporte se acercó. — Oye llegó el autobús, tengo que colgar, pero te cuento cuando llegue.

~ Más te vale que sea un buen relato, por que juro que te colgaré de las bolas por tenerme esperando con el Jesús en la boca. ~ Lo sentenció finalizando la llamada.

El megane sonrió levemente, mientras buscaba sus audífonos y de los colocaba, reproduciendo la música de su lista.

Esperaba que eso hiciera que sus datos que acabarán rápido, así iba a poder volver a ver a ese lindo chico de la gasolinera.

Definitivamente quería volver a verlo.





























Mi amor por Yamaguchi Punk es inexplicable.

La verdad tenía bastantes ganas de escribir algo Tsukkiyama, es mi mayor confort ship.

Sí, el chaipunk esta bonito y todo, pero he dejado al Tsukkiyama bastante en el olvido.

Espero que esta historia sea del agrado de quien la lea, y que tal vez, solo tal vez, alguna parte del fandom de Haikyuu reviva.

Me urge q revivan el fandom de hq :'v.

Gracias por leer!!

" Gas Station " - [ Tsukkiyama ! AU ]Where stories live. Discover now