Our family

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Día 1: Sprnrubegetta
Azota la puerta de la entrada una vez la ha abierto, detecta un aroma fragante que viene desde la cocina y el sonido de pasos suaves que solo pueden pertenecer a Rubí acercándose a donde está.

Pero no puede detenerse a disfrutar de ninguno, no cuando sus ojos están llorosos y su cuerpo lleno de raspones, tampoco cuando seguro está dejando barro por todo el camino y no quiere preocuparla. Sube las escaleras lo más rápido que puede y cierra la puerta con cuidado de no hacer ruido.

Cuando Rubí llega al inicio de las escaleras lo único que ve son marcas de pequeños pasos en el suelo, frunce el ceño confundida y camina hacia la puerta de la entrada que seguro el responsable de las marcas ha dejado abierta. Ve a Samuel manchado de barro correr hacia ella o más bien, hacia la casa. — ¿me puedes explicar qué pasó? A penas y lo escuche entrar y tú le has enseñado a ser muy limpio ¿por que entonces el piso está manchado?

— No lo sé — dice el azabache y levanta las manos en señal de inocencia cuando ve a su novia entrecerrar los ojos. — solo estábamos practicando, lo juro.

— De nuevo fuiste muy brusco ¿no es así? Ya te dije, no puedes entrenarlo como te entrenaron a ti, es un niño herido, necesita mucho cariño. — Samuel muerde su mejilla y deja que la chica lo golpe tanto como quiera. La primera razón es porque sabe que no lo escuchará de todos modos y la segunda es porque no le causa ningún daño.

La ve subir las escaleras aún murmurando una infinidad de regaños dirigidos a él y no duda en seguirla. Rubí suelta un suspiro antes de tocar la puerta suavemente y hablar con voz dulce. — Spreen cariño ¿está todo bien? Te escuche llegar pero no me has saludado ¿quieres contarme qué pasó? — hace una pausa para esperar la respuesta que busca pero esta no llega, le dedica una mala mirada a Sam y luego vuelve al frente — cariño, voy a entrar ¿está bien?

La chica espera algunos segundos pero se preocupa cuando no escucha nada del otro lado, al abrir la puerta encuentra la habitación vacía.

O al menos así lo cree hasta que escucha pequeños sollozos y ve unas pequeñas orejitas de oso asomarse desde un costado de la cama. — Spreen — habla aún más suave y se acerca hasta estar sentada en la cama, casi a su lado — ¿qué pasa?

Spreen, sentado en el piso lo único que puede hacer es levantar la mirada y al ver a la chica preocupada sus lágrimas caen con más fuerza, rápidamente se levanta y se lanza a ella para atraparla en un abrazo que parte el corazón de la hibrida.

Ella no tarda en abrazarlo con fuerza buscando que se tranquilice mientras mira a Samuel mordiéndose el labio para no llorar.

Pasa al menos media hora antes de que el pequeño deje de llorar más los pequeños hipidos no paran, Rubí no pregunta más pues siente que el menor necesita espacio.

— Hoy es mi cumpleaños — dice el niño con la voz rota. — pensé que mamá volvería por mi hoy porque es un día especial pero está atardeciendo y ella aún no ha venido. Solo quería pasar este día con mi familia.

La chica, que sabe lo que es perder a las personas que quieres por diferencias solo puede quedarse en silencio, incapaz de decirle algo para calmarlo sin que sus propias lágrimas comiencen a caer.

Entonces el azabache mayor se hacerla y se agacha frente a ambos, pone una mano en la rodilla de la chica y con la otra acaricia el cabello del pequeño en sus piernas. — Iván, has pasado por mucho estos días y no me gustaría ser duro en un día tan especial para ti como lo es hoy pero se que muy en el fondo eres consciente de lo qué pasa a tu alrededor y tengo claro que eres lo suficientemente fuerte para enfrentarlo.

— Han pasado días cariño, casi un mes desde que estás con nosotros — susurra la de ojos verdes.

— No va a venir a buscarme — dice el pequeño con la poca fuerza que le queda — ¿es eso lo que quieren decir?

Ambos asienten despacio y ven al niño volver a llorar en silencio.

— Eso no es del todo malo Spreen, algunas veces, el mayor acto de amor que alguien puede cometer por nosotros es dejarnos — Rubí lame sus labios antes de seguir — tal vez tu mamá no podía ofrecerte todo lo que necesitabas, tal vez ella sabía que estarías mejor aquí, con nosotros.

— Ella siempre será tu familia Spreen — dice Samuel llamando su atención — siempre tendrá un lugar en tu corazón y deberá ser alguien que recuerdes con cariño.

— Pero me ha dejado solo.

— Criatura mía, no estás solo ¿No estamos Veg y yo contigo? — La hibrida le limpia las lágrimas con sus pulgares y luego le regala la más grande de sus sonrisas — se qué tal vez es muy pronto para ti pero quiero que sepas que no estás solo, Veg y yo estaremos contigo de ahora en adelante, somos tú familia también.

El osezno voltea a ver al chico a su lado que asiente con una suave sonrisa mientras mira a Rubí y entierra la cabeza en su hombro.

— Ahora vayamos a la cocina ¿está bien? Prepare un pastel especialmente para ti, no podemos desperdiciarlo estando tristes ¿verdad? — Rubí le frota la espalda y mira a Samuel para susurrar un "gracias", el la ayuda a ponerse de pie y toma al chico en brazos, juntos bajan las escaleras y se dirigen a la cocina donde comen los platillos de la chica que aunque no son los mejores, han mejorado mucho con el paso del tiempo.

La pareja canta feliz cumpleaños para el menor, el le pide a Rubí que sople las velas con el con las mejillas rojas y Samuel toma muchas fotos que la chica acomoda en el nuevo álbum que ha hecho.

Y los tres se repiten mentalmente que todo esta bien y seguirá así porque están juntos y sin importar que venga después, serán una familia.

Rubegetta monthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora