Prólogo

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Fue una semana bastante alocada para la banda.
En aquellos días en dónde sería la graduación, Xander trataba de arreglar su discurso una y otra vez sin lograr hacer mucho al respecto. Tachaba, borraba frases, volvía a escribir. Se decía que hacer un discurso no debía ser tan diferente a escribir canciones pero ¡Al diablo! Le costaba muchísimo.
Había invitado a Sunny a la fiesta y su hermana casi los pillaba besándose, y sabía que Katrina le iba a terminar armando una gigantesca pelea si se enteraba.

Aunque Katrina no sabía casi nada de lo que le atormentaba.
Ocultar secretos a las personas que le importaban era parte de su día a día, así no se involucraba, así no exponía su verdadera personalidad.

Pero se había involucrado. Y eso estaba siendo su perdición. Desde que conoció a Sunny una tarde en su casa cuando su hermana la llevó todo había ido patas arriba.
La chica era extraña, lucía pálida, demacrada, como una especie de "Ángel de la muerte", vestía de negro, usaba mallas y botas (que lucían como zapatos de muñeca porque era muy pequeña). Ella solo habló un par de veces aquella tarde, y aunque tenía un teclado en su salón donde su hermana estaba practicando su instrumento ella no hizo ningún esfuerzo por tocar.

Sabía que tocaba el piano, eso había repetido Katrina un millón de veces, y lo decía con tanta emoción que la comparaba con una Beethoven en mujer. A pesar de no ser la clase de chica con la cuál tendría un amorío o cualquier tipo de idilio, supo que Sunny Brown estaba enamorada de él. Coqueteaba a modo de juego con Sunny porque su hermana siempre la llevaba a casa a "ensayar" para clases pero la chica se negaba a tocar porque le daba pánico, y aunque intentaba darle seguridad dejando caer una frase o dos delante de ella, nunca la vio más que con una sonrisa y sonrojada.

Y todavía recordaba aquella mañana cuando sin querer lo supo de la boca de su hermana, aunque debía decir que se lo esperaba. -Se supone que no tienes que saberlo. Por favor, no la hagas sentir inferior, ella es muy dulce, Xander. Te conozco y sé que solo tienes que ver una falda para sentirte interesado.

-Entonces deberías advertirles sobre mi reputación.

-Creo que todas están al tanto de tu reputación. Estuviste con Amy Rey, también Janelle Ronson, y esas son las que más resaltan, ya perdí la cuenta de todas las chicas con las que has estado y presumen tus "dotes". Yo no creo que eso sea motivo de celebración, vas a venir pescando sífilis, o no sé.

-Cállate, hermana.

-Sea lo que sea, promete aquí y ahora que no vas a acercarte a Sunny, nunca. No quiero que le rompas el corazón a mi mejor amiga.

Xander miró a su hermana y asintió. No rompería una promesa a Katrina. -Está bien. No haré nada, nunca con Sunny Brown.

Pero solo bastaron dos semestres para escuchar un piano en las manos de Sunny Brown, algo totalmente accidental luego de una fiesta de neón en dónde la chica que estaba fuera de su alcance pareció ser PERFECTA para él.

Y luego supo más de ella que no debería saber, y se involucró porque no soportó la idea de que una vez que descubrió una estrella esta fuera demasiado fugaz. -Tú pareces distraído. -Cuando alzó la mirada estaba en el salón de música junto a su compañera de discurso, una chica llamada Ana y que se graduaba como la mejor de todo aquel año por encima de él. -¿Estás bien, Xander? -Ana era una de esas pocas chicas que no cayó ante él y le caía bien como amiga. Él tampoco la veía de un modo sexual ni romántico. Desde hace años no pensaba en nada romántico.

-Sí, estaba pensando.

-Y no escuchaste nada de lo que dije respecto al discurso ¿Qué te pasa?

-Nada. Solo tengo que irme. Nos vemos, Ana, prometo enviar mi parte del discurso esta noche por correo. -Se despidió de la chica y tomó sus cosas para salir mientras pensaba en todo lo que estaba ocurriendo en su vida. Tenía un maravilloso futuro por delante como parte de una banda. Había pasado página, así que lo último que se esperaba al salir del campus se encontrara a alguien de su antigua vida. Se detuvo en seco al ver a un tipo un tanto mayor que él con una cicatriz en el rostro y fumando un cigarrillo. -Vaya, vaya, Trainor.

El SecretoWhere stories live. Discover now