Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐔𝐍𝐈𝐂𝐎 𝐕𝐈𝐎𝐋𝐄𝐍𝐓𝐃𝐄𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓𝐒
❝ siempre estuvo destinado a acabar así... violentamente... apasionadamente... amantes traicionándose❞
Desde pequeña hasta que fue creciendo, creyó firmemente en que los Targaryen eran la representación vívida de lo bueno y lo malo; todos se movían sobre una delgada línea de lo que estaba bien y de lo que estaba mal; un pequeño paso en falso y caerías del lado incorrecto. Cuando leyó lo que Jaehaerys había escrito en un pergamino, sobre su propia familia, supo que era correcto, todos eran así. Nadie se salvaba de esa doble cara que todos los de su sangre poseen.
A los diez días de nombre, su mano fue prometida a la de su medio-hermano Aemond, y pese a que logró hacer que sienta un poco de enojo al haber sido comprometida sin siquiera preguntárselo, quedó contenta al saber que sería con una persona que conocía.
Aemond no era como los demás, de eso ella estaba segura, era mucho más tranquilo y reservado que Aegon, pero igual de caótico que cualquiera de los dragones; tuvo la desdicha de no tener dragón desde su nacimiento, ningún huevo se rompió por él, ningún dragón logró ser reclamado porque la mayoría contaba con jinetes. Aegon tenía a Sunfyre, Helaena a Dreamfyre, y ella tenía a Vermithor: la bestia de bronce que montó alguna vez Jaehaerys el Conciliador.
Era un insulto que un joven príncipe de la casa Targaryen no tuviera dragón, y esto conlleva a que Aemond sea el centro de las burlas crueles de los más pequeños en su familia. Le costó comprender cómo podría afectarlo, pero lo entendió cuando reclamó a Vhagar pese a que su jinete anterior había muerto en menos de lo pensado, y su ego pareció incrementar gracias a este suceso. Daelle estaba segura, de que él pensó que era el niño más fuerte de los Siete Reinos, con una bestia tan majestuosa como Vhagar que alguna vez perteneció a Visenya, la Conquistadora y hermana-esposa de Aegon I. Sí, ha de haber sido un éxtasis que quería seguir sintiendo.
Pero la realidad lo golpeó al bajar y encontrarse a sus sobrinos esperándolo para hacer reclamos. Cuando Daelle escuchó lo sucedido, había sido demasiado tarde, Aemond había perdido un ojo y Alicent sufrió un pequeño colapso mental al ver a su hijo mutilado. La princesa se colocó ante sus sobrinos y tanto Luke como Jace, no tardaron en contarle como fue todo al pie de la letra; desde cómo las hijas de Daemon intervinieron, hasta lo que Aemond les había dicho. Se llevaron una buena regañada pese a que creyeron que ella iba a estar de su lado.
Luego, esa misma tarde, debió hablar con Rhaenyra.
─Estás actuando de forma muy descuidada ─musitó la menor, haciendo que su hermana ponga su mirada en ella.
