veintiseis

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Observó a García dándole a espalda mientras ella lo miraba atenta. Él movía su pie con impaciencia siendo testigo del desamor propio.
Ella no sabía qué hacer, García la ponía nerviosa con cada palabra que decía.

Al cabo de unos minutos bastantes tensos, Charly se enderezó y apoyó su costado en la pared. Marina lo miraba espectante.

—Nunca pensé que estaría así por alguien. —Confesó cruzando sus brazos.— ¿Estuviste así alguna vez?

—Si. —Confirmó.— Peor.

Él asintió comprensivo.

Sus ojos hicieron contacto visual, la mirada cansada de García profundizaba en los claros ojos de Morelli que no paraban de mirarlo.

—Charly, no podemos cambiar nada. —Mencionó observando como García dejaba de mirarla.— Podes decirme lo que quieras, pero yo no puedo hacer nada con eso. Estoy en pareja y no puedo traicionarlo.

—Me dejaste en claro eso un montón de veces, Marina. —Se puso de pie dejándola allí sentada.— Pero yo se que no cuesta nada intentarlo aunque sea una vez.

García inició la caminata y comenzó a caminar nuevamente hacia el boliche, Marina se apresuró a levantarse y seguirlo.

—¡Charly! —Tropezó mientras caminaba pero no le impuso seguir caminado detrás de él hasta agarrarlo del brazo.— Sabes que no puedo.

Él inhaló el humo de su cigarrillo y giró para soltarse del agarre de la modelo.

—Entonces no me sigas hasta a aquí, Marina. Me decís que no podes y siempre lo mismo. No sigas jugando así, me voy yo o te vas vos. —Acomodó sus lentes en un simple moviendo y conectó su mirada otra vez con los ojos de Marina.

—Entendeme, Charly. —Pidió intentando agarrar la mano del mismo pero él se alejó.— No puedo cumplir ese capricho tuyo y dejar atrás lo que tengo.

Las cejas de García se arrugaron. Él rió con sorna y cruzó sus brazos.

—¿Capricho mío? Me decís eso después de todo lo que hice por vos. Decime, ¿alguien más haría eso por vos? —Se acercó a ella.— Decime,  a ver. ¿Alguien estuvo para vos como yo lo estuve?

Sabía la exactitud de sus palabras, García sabía la pura verdad. Él estuvo más que nadie.

—Yo nunca te lo pedí. —

—Nunca te quejaste.—

Marina colocó la palma de su mano en su frente y suspiró.

—¿Y vos, Charly? Decís que estás tan enamorado de mí pero después te veo con más de una mujer en la misma noche. A mi también me duele eso. —Articuló dejando a García desconcertado.— No entiendo, de verdad te lo digo.

—Eso es mi asunto y lo hago porque no tengo nada que prometerle a nadie. No tengo a nadie a quien defraudar. Vos tampoco me das cabida, ¿no? No te tiene por qué joder. —Contestó.

—¡Basta, Charly! —Sus ojos comenzaron a humedecerse.— ¿Queres que vaya ahora mismo a terminar con Gustavo solo para estar con vos? Comprendo lo que queres y no te puedo culpar por sentir eso, pero entendé que no puedo hacer eso solo porque vos quieras.

—Vos no me respondés nada distinto, Marina. Por eso te estoy hartando siempre con lo mismo, ¿vos pensás que quiero lo peor para vos? —Suspiró. Alzó sus manos con el cigarro en una de ellas.— Si te molesto me puedo ir, me puedo ir y dejarte en paz. Estás feliz y no conmigo, me puedo ir si tanto te jodo, flaca.

No quería que García se fuera.

—No me molestas, Charly. Por favor. —Sacudió sus manos y secó sus ojos.— Dejame pensar, por favor. Estoy confundida, estoy enamorada... pero ya no se de quién. Qué queres que te diga.

Bajo la mirada de Charly, Marina se limpiaba las pequeñas e invisibles lágrimas que habían caído de sus ojos anteriormente.
Sus palabras eliminaron todo recuerdo de la discusión anterior, García refrescó su mente e intentó no decir nada más.

Marina se sentía una traidora, no sabía qué explicaciones darle a Gustavo. Sabía que tendría que dárselas lo más rápido posible para no hacerlo sufrir, él no se merecía nada de esto.

—Dame tiempo, Charly. Si me queres, me lo vas a dar. —Pidió.— Es lo máximo que puedo hacer por vos.

Charly asintió en silencio.

—Cuando estoy con vos siento algo que no siento con nadie más, pero no se qué es. —Acotó.— Hiciste un millón de cosas por mi y te agradezco mucho. Me confesaste el amor que me tenes un millón de veces más y lo único que te puedo contestar es eso, que me haces sentir cosas inigualables pero que las tengo que pensar. No quedemos mal después de esto, en algún momento te voy a contestar, Charly.

Sus manos abrazaron el rostro cálido de García. Él la miraba con ojos indescifrables, era difícil quitar la vista de aquellos ojos claros como el agua.
No se resistió a nada y se pegó a ella, la abrazó dándole todo el calor de su cuerpo. Ella tampoco se negó, no hacían nada prohibido. Sintió el rostro de García en su cuello y ella colocaba el suyo en el pecho de su acompañante. Sus brazos abrazaban su espalda y ella los sostenía.

—Pensalo bien, por favor. —Articuló García en vos baja, casi en un tierno susurro.— Estoy loco por vos Marina. Ya no te pido nada más, solo que pensés en mi por un rato.

Ella asintió encima de su brazo.

—Lo voy a hacer, Charly. —Y en un lento movimiento, rompieron el abrazo.

Marina tenía ya una clara desicion, supo en ese mismo instante por quién su corazón latía más. Pero había otros detalles que hacían ganar puntos al otro hombre, ambos eran tan distintos pero lograban lo mismo en ella.

Le confesó lo que tenía guardado desde hace meses pero que no encontraba situación perfecta para decírselo.

Ahora mismo, estaba en un dilema con ella misma y con sus sentimientos. Tenía una lucha con su corazón y con su mente, ambos pensaban diferente y Marina no sabía qué hacer.
Tenía a Gustavo esperando para verla y a Charly esperando por una respuesta suya.

Esa noche se marchó a casa luego de haber entrado con Charly al boliche como si nada. Se escapó de él y se fue sin decirle nada a nadie.

Un par de lágrimas impotentes escaparon de sus ojos en el camino.

Chipi-Chipi | Charly García. COMPLETOWhere stories live. Discover now