8. Lo es todo

51 14 10
                                    

Nos sentamos ahí, compartiendo la pizza en un silencio incómodo. Cada vez sentía más ganas de decirle algo a Edith, y mi cara me delataba por completo. Siempre he sido un libro abierto y no podía ocultar que algo me pasaba.

Miraba a Edith y Jaxon, que parecían estar en su propio mundo mientras comían. Tenía que esperar el momento justo para hablar con ella a solas. No era justo para nuestra posible amistad mantenerle cosas escondidas, sobre todo tenía que explicarle por qué ver a Jaxon me estaba doliendo tanto.

Intentaba no hacerlo sentir incómodo, pero su presencia me lastimaba aunque no quisiera. No sé si lo pensé en voz alta, pero de repente Jaxon se levantó diciendo que iba al baño, dándome la oportunidad perfecta.

Me acomodé el cabello como hacía siempre que estaba nerviosa antes de comenzar a hablar.

—Edith, hay algo de lo que necesito hablar contigo —dije, notando un poco de nerviosismo en mi voz.

Ella dejó de comer al instante, mirándome con atención. Revisé rápidamente que Jaxon seguía en el baño.

—¿Estás bien? —preguntó Edith, preocupada.

Sabía que no podía seguir evitando el tema. Bueno, igual era mejor salir de la duda.

—Seguro te preguntas cómo es que Jaxon y yo nos conocemos, ¿verdad? —empecé, buscando alguna reacción en su rostro.

Edith asintió despacio, claramente curiosa por lo que iba a decirle.

—La verdad es que no te he contado todo —admití, soltando un suspiro.

Edith frunció el ceño, intentando entender a qué me refería.

—¿Qué quieres decir? —preguntó, con los ojos llenos de curiosidad.

—Jaxon y yo nos conocemos porque él es amigo de mi exnovio —dije, sonriendo levemente y esperando que Edith no se sintiera incómoda.

Su expresión cambió de sorpresa a incredulidad en un segundo, y levantó las cejas.

—¿Exnovio? —exclamó asombrada—. Pero Jaxon tiene pocos amigos y ninguno tiene novia. A menos que hables de las aventuras nocturnas de James.

¿Aventuras nocturnas? Tal vez tiene complejo de Don Juan, pero eso no es lo importante ahora, debo concentrarme.

—No, no tiene nada que ver con Wagner...

Justo en ese momento, Jaxon volvió del baño y sus palabras interrumpieron nuestra conversación.

—Es Connor —dijo mientras se sentaba junto a Edith y tomaba otro trozo de pizza de la caja.

El momento no podía ser mejor.

—¿Connor? —sus ojos reflejaron sorpresa—. Tu único amigo que se llama Connor es un verdadero idiota.

La forma en que Edith dijo "idiota" me hizo querer sonreír, aunque sabía que la situación no debería ser divertida para mí.

Jaxon intervino, tomando su papel en la historia.

—Es cierto. El día que conocí a Kay, intenté advertirle que Connor no era una buena elección como pareja —dijo Jaxon molesto—. Pero jamás imaginé lo que él estaba haciendo.

Edith me miró, buscando respuestas.

—¿Qué fue lo que hizo? —preguntó, clavando sus ojos en los míos.

No sabía cómo explicarlo; era demasiado humillante decirlo en voz alta otra vez.

—Nos hizo creer que ella era su compañera de piso —intervino Jaxon por mí—. Cada vez que hablaba de ella, la describía como su "arrastrada y enamorada compañera de piso", cuando en realidad, era su novia.

No Demores en llamarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora