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Caí en el olvido al igual que todo mundo y, sinceramente, me da igual.
Es tan aterrador.
Quien diría que el dolor cambiaría tanto a una persona, y si, hablo de mi misma. El último mechón de cabello cae al suelo, simultáneamente dejo las tijeras sobre el lavabo y doy un último vistazo a mi aspecto frente al espejo. No había notado lo bien que se siente mi cuello al no tener tanto peso en la cabeza. Sigo sin entender a la perfección como fue que termine con el cabello corto pero no pretendo salir de mi habitación con esos cortes tan desiguales.
Tengo una hipótesis acerca de esto e imagines nítidas incrustadas en mi cabeza; aquello incluye una cuchilla y mi nula paciencia o, lo que dudo bastante, mi instinto. Sospecho que en alguna parte me atore y ante mi desesperación completamente inconsciente tome la cuchilla y lo corte para salir.
Viniendo de mi, no me sorprendería que fuese así.
Ahora que lo he arreglado, el mechón mas largo toca mi barbilla y por estética, decidí cortar algunos mechones a la altura de mi nariz. El fleco no me va, pero hoy descubrí que no necesariamente necesito un fleco para intentar no dar lástima y verme presentable. Siendo honesta, no sabía que mi cabello era ondulado, lo he descubierto ahora que está corto.
No se ve tan mal.
No tenemos más opción.
La doctora Dawson me ha dado dos anuncios de golpe, el primero de ellos, hoy me darían de alta, me encontraba lo suficientemente "bien" como para volver a casa, por lo tanto, solo necesitaba volver cada cierto tiempo por un chequeo. Mis tímpanos han mejorado y soy capaz de soportar el timbre normal de las voces humanas. Solo es cuestión de días para estar a la perfección.
Segundo anuncio, hoy la reina entregará un reconocimiento a los sobrevivientes de la batalla en Shiganshina, más que un reconocimiento, sera una ceremonia donde supongo dará más detalles de lo ocurrido.
Hoy nos veremos las caras.
El hecho que mis llamados "amigos" estuvieron evitando estas dos semanas, llegó porque es imposible posponerse más. Anhelaría decir que siento nervios o remordimientos pero, realmente, no siento nada.
Esta no soy yo, no somos nosotras.
Ato la cinta del abrigo verde en mi cintura aún sin entender cómo llegue aquí, es tan extraño saber que no estoy más en la militar, es... una sensación vacía.
