Mi Único y Real

Capitulo 12

Suguru Geto

Para mí suerte el maestro Yaga había comprado café, así que preparó un taza y regreso al cuarto.

Satoru dormía tranquilo, había logrado cansarlo lo suficiente para que al fin se permitiera dormír, sabía bien que desde todo lo ocurrido no había tocado la cama.

–Ya llegamos –escucho el gritó de Shoko y salgo del cuarto no sin antes cubrir a Satoru con una sábana y cerrar la puerta. No quería que nada lo despertara.

–¿Cómo les fue?–intento sonreír a las niñas, las cuales parecen sorprendidas por escucharme hablar, desde su rescate había evitado todo contacto con ellas.

–Bien, la señorita Shoko nos compro helado.

Las dos pequeñas tenían características curiosas, eran gemelas, sus rasgos la delataban, sin embargo, una tenía el cabello rubio y la otra cabello negro. Ambas estaban muy delgadas, por lo que sus huesitos sobresalían, en sus manos y sus clavículas, y pese a que Shoko hizo un trabajo increíble para curarlas, aún había ciertas marcas en su piel que quedaron como un recordatorio de lo que paso.

Me arrodillo ante ellas y se acercan a mi.

–Esta será su casa desde hoy, Satoru y yo las cuidaremos–sus ojos brillan en emoción, pero se ven entre ellas como queriendo preguntar algo, aunque no tienen el valor de hacerl o y solo me regresan la sonrisa –¿Cómo se llaman?

Ellas se vuelven a ver entre si.

–No sabemos, ellos solo nos llamaban Escoria –aprieto mis manos en puño y trato de no perder el control, ya no podía confiar en mi mismo, mis emociones eran tan volubles.

–Ustedes son una bendición, olviden lo que paso en ese lugar, esas personas nunca más les volverán a hacer dañó –tomos sus manitas entre mis manos, hoy sello la promesa que dedicaré mi vida a cuidarlas, ese será mi propósito –Satoru y yo hablamos sobre algunos nombres bonitos, me permiten darles ese nombre.

–¡Si!

Ellas esperan con emoción.

–Sachiko (niña que trae bendición) –tomo el hombro de la pequeña azabache –y Narue (que se convierte en una bendición para su familia )–y tomo a la pequeña rubia.

–Bienvenidas, Sachiko y Narue –Shoko les felicita y ellas entre lágrimas me abrazan.

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Al anochecer, con la ayuda de Sachiko y Narue preparamos la cena,  ellas eran muy colaborativas y pese a ser tan pequeñas lograron preparar el café y cortar fruta.
Al estar todo listo voy al cuarto para despertar a Satoru, el seguía dormido, aunque al acercarme más a él puedo ver qué se remueve, como si algo le molestará.

–Satoru–le llamo e intento tocar su mejilla, pero al acercar mi mano, su energía sale disparada a mi y me hace un pequeño corte en la palma de mi mano.

Aquella energía expulsada despierta a mi ahora esposo y el desorientado ve a todas partes y su semblante cambia a preocupación al ver mi herida.

–Lo lamento, aún no controlo al cien mi poder –el toma mi mano y no le doy importancia, la herida era mínima.

–¿Pesadillas?

Pregunto mientras el va por el botiquín y saca una curita.

–Algo asi, no lo sé, recordé a Toji–hace mucho que habíamos sepultado ese nombre por el bien de nuestra estabilidad mental – más que nada sus últimas palabras, en ese momento estaba en éxtasis, en un frenesí que me hizo olvidarlo, y ahora lo recordé.