Capítulo 1

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Una derrota más.

Así veía la forma en que se le iba el título de las manos ¿Quién habría pensado que el ex campeón de peso medio pesado terminaría con el cuerpo cubierto de sangre?

El entrenador Namwook fue el primero en solicitar atención médica, pero como ya era costumbre Joo Jaekyung se negó a recibirla.

Para evitar escuchar le momento de gloria que vivía su oponente, de dirigió a las duchas y no le tomó mucho tiempo verse presentable. Con su altura, su musculatura y con ese perfecto rostro que incluso golpeado lo hacía verse atractivo, dejó salir un suspiro y eligió escapar por la puerta trasera para que nadie más pudiera verlo o entrevistarlo.

Mientras viajaba dentro de ese taxi revisó una vez más los últimos correos y mensajes que tenía del investigador privado que servía para él.

Analizó todas las pistas, trató de unir las piezas del rompecabezas, se planteó varias posibilidades y el resultado fue lo mismo de siempre. No era fácil encontrar a alguien sin nombre.

¿Qué tan enfermo podía ser al tener cientos de dibujos de un rostro sin nombre pegados en el despacho de su pent house?

8 dibujantes diferentes habían sido los encargados de tales producciones y si, estaba satisfecho con el resultado. Ese era el rostro que buscaba, el rostro del hombre que le dio la mejor experiencia sexual de su vida, cuya huida y desaparición habían dejado sobre él una maldición indeseable que le había robado el don de poder coger con cualquiera.

¿Por qué seguía deseando tanto ese cuerpo que apenas recordaba? ¿Por qué las caricias de aquel joven médico todavía le quemaban la piel?

Fue cosa de una noche y ya. Pero que mierda podía ser la mala suerte.

Estar con ese sujeto le marcó de tal manera que lo único en lo que pensaba en los últimos dos años, era en encontrarle y enseñarle de una maldita vez quién era su dueño.

Le bastaba cerrar los ojos y recostarse un poco para ver las mismas imágenes reproduciéndose una y otra vez. Veía sus manos sosteniendo las caderas de ese tipo, re experimentaba la sensación de su pene cuando entraba y salía de ese agujero. Recodaba esa maldita y dulce voz deshaciéndose en gemidos. Un poco más, sólo un poco más se decía a si mismo mientras daba las últimas estocadas para derramarse dentro de él.

Luego algo impensable. Se tiraba junto al médico para buscar sus labios, unos que no tardaban en corresponder a sus movimientos y eso le provocaba a continuar. Así, sin condón estaba bien pues el tipo estaba limpio y tan jodidamente caliente que lo montaba con desesperación para complacerse así mismo.

Así, vamos. Así podía verle el rostro y masturbarlo al mismo tiempo sin dejar de embestir.

Ante un nuevo orgasmo, el joven médico se dejaba caer sobre él y le acariciaba el pecho respirando justo ahí, en su piel desnuda. Con sus pequeñas manos le acariciaba la cara y con sus dedos trazaba el contorno de sus labios para dejarlo embobado sin entender qué demonios le pasaba.

Jaekyung volvió en sí, dándose cuenta que estaba duro bajo la ropa, tomó uno de los dibujos del médico y lo arrugó con furia.

¡Estaba harto de ese maldito recuerdo!

Ya no sabía si quería volverlo a ver para matarlo, o estaba rogándole a algún tipo de dios que le permitiera encontrarlo sólo para volver a coger con él.



—Tienes cita con el psicólogo del equipo— Jaekyung no tardó en detener al entrenador Park Namwook. Cerró la puerta de los vestidores y le dedicó una mirada llena de furia y negación.

—Ya te dije que no iré. No soy un loco que necesite los servicios de ese hombre.

—Es la cuarta competencia que pierdes y no has podido recuperar el titulo desde 2021. La prensa no deja de acosar en las puertas del gimnasio y tú no haces más que perder la cabeza en los entrenamientos.

—Yo no...

—Los entrenamientos no son el lugar para destrozar a tus oponentes, eso deberías hacerlo en el ring de las competencias. Golpear a tus compañeros no te volverá el campeón

—No iré.

—Irás. Estamos perdiendo patrocinadores y dejaste de ser la imagen de varias marcas.

—Eso no importa. Ya te dije que no iré.

—Irás— Jaekyung le miró mal y se quejó de un pequeño dolor provocando que el entrenador corriera hasta él para revisarlo.

—¿Recuerdas al fisioterapeuta que vino a una prueba hace dos años?

—Han pasado muchos fisioterapeutas. Tuviste éxito, te deshiciste de todos ellos.

—Habló de uno que parecía muy joven.

—Se de quien hablas—el entrenador soltó el hombro de Jaekyung—. Fue el que presentó papeles falsos, pero era bueno en su trabajo.

—Quisiera encontrarlo.

—¿Qué tiene que ver eso con lo de tu cita con el psicólogo?

—Me refiero a que el día que lo traigas de vuelta iré con ese psicólogo— recuperando su soberbia y superioridad en la conversación sonrió con malicia y satisfacción—. El día que lo traigas de vuelta, recuperaré el título como campeón.

—¡Espera! ¿Cómo esperas que yo pueda encontrar a un sujeto que se presentó con un nombre falso?

Jaekyung ignoró su pregunta e inesperadamente recibió la llamada del investigador privado.

Esto sí que le sorprendió puesto que el hombre apenas si lo llamaba para contarle algo interesante.

—¿Qué quieres?

—No lo va a creer señor Jaekyung, pero fui obligado por mi mujer a venir al funeral de una anciana que acaba de morir.

—¿Eso que tiene que ver conmigo?

—El asunto es que el chico de los dibujos esta justo aquí. Esto ha sido una completa casualidad.

—¡¿Dónde es?

—Le enviaré una ubicación. Trataré de acercarme a él.

Cuando la llamada finalizo, Jaekyung no hacía más que actualizar los mensajes recibidos. Las manos apretaban con fuerza el móvil y se mordía los labios con fastidio. ¿Qué tan complicado podía ser enviar una jodida ubicación?

Subió al auto y el GPS empezó a darle indicaciones. Pisaba el acelerador y hacia un par de maniobras para meterse entre los otros vehículos.

Estaba seguro de haberse pasado en la luz verde, él estuvo bien y el otro mal.

Un enorme vehículo de carga se había estampado con él ¿Qué? ¿Qué estuvo mal?

Perdió por breves segundos la capacidad para escuchar, no supo si perdió la conciencia o se quedó dormido, pero después estaba dentro de una ambulancia con un par de enfermeros que limpiaban su cabeza.

El olor a sangre inundo sus fosas nasales y una fuerte punzada en la pierna le hizo darse cuenta de que lo que acababa de pasarle no era para nada una broma.

Joder... quería dormir.

La persona equivocada (Jinx)Where stories live. Discover now