| Pelea y Celos | Nathaula |

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Paula

Genial, un viernes más en la escuela, último año es horrible cuando no hay actividades por planear para la escuela. Y los viernes no son mi día favorito en la semana, ¿a quién se le ocurrió juntar Matemática, Historia, Química, Educación Física y Anatomía en un solo día? Encima cuando son clases de corrido hasta la tarde.

—Hola Sof —saludé a mi mejor amiga—, ¿has visto a Nath?

Hi Pau. No lo he visto, pensé que vinieron juntos, como siempre andan tan juntitos... —rio con picardía, puse los ojos en blanco y la codeé en el brazo.

—Basta, Sof, no empieces. Somos novios, es lógico que nos tratemos así. Es lo que hacen las parejas, se tratan bonito, no se tratan como tú tratas a Emi, eso se llama maltrato —la molesté, ella negó.

—¿Cuándo vas a entender que a Emi no le gusto? Él está enamorado de Nicol, no de mí.

—Claaaro. Ay por favor, Sofía. Emiliano está loco por ti, ¿Acaso no lo ves?

—Shh, ahí viene.

—Hola, chicas —nos abrazó y a Sofi le dió un beso en la mejilla, sonreí y supe que era mi momento de irme.

No era un secreto a Emi le gustaba Sofi, es más, todos sabíamos que se gustaban, solo Sofía no quería darse cuenta de la realidad.

—Hola y chao, Emilianito. Iré a buscar a Nath. Nos vemos en clase —me despedí de ellos —. ¿Puedo pedirles un favor? Ya declárense.

Me fui antes de que alguno pudiera decirme algo.

—Hola, una pregunta. ¿Tú eres la novia de Nathan Bank?

—Sí, yo soy su novia. ¿Por qué preguntas? ¿Pasó algo? —caminamos de frente.

—No no, no pasó nada, vamos a otro lado.

Al parecer, aquella chica intentaba cubrir a Nathan, no obstante, no le funcionó. Lo ví besándose con Nicol, la supuesta chica que le gustaba a Emi —y que era una de las besuconas del instituto—.

—¿Intentabas proteger a alguno de los dos? —le pregunté a la chica, ella negó.

—No, claro que no. Solo intentaba protegerte a tí, pero los viste.

No le respondí nada y me fui al baño antes de Nathan y Nicol me vieran.

Me encerré en uno de los cubículos, me senté en la tapa del inodoro y las lágrimas cayeron por sí solas. Se suponía que él me amaba, que me quería ver feliz, no que causaría mi sufrimiento.

Los minutos pasaron rápidamente y el timbre sonó. Salí de ahí y me lavé la cara, aunque era muy obvio que había llorado, mi cara estaba roja, al igual que mis ojos.

Sin embargo, no puedo faltar a clase, no cuando es Química. Esperé unos minutos para que el sonrojo de mi rostro bajara y no se notara tanto que había llorado. Finalmente, salí del baño y me fui al salón, toqué la puerta y la profesora me miró con confusión. Maldición, ahora toca dar explicaciones.

—Paula, ¿por qué llegas tan tarde?

—Perdón, maestra. Tuve un inconveniente y no pude llegar temprano.

—Está bien, Paula, entra.

Me fui a mi sitio y me pasé toda la clase dibujando.

Al llegar el recreo, todos salieron, a excepción de mis amigos.

—Ey, amor, ¿estás bien? —trató de acariciar mi mejilla, me alejé de él.

—Sí, estoy bien.

—No lo estás, algo tienes y no me lo estás diciendo.

| One Shots | Lemongrass |Where stories live. Discover now