Tu esposa.

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"Capítulo 60"

Lo mire incrédula, mi piel se erizo al recordar aquel momento.

-Escucha-Rio-Olvídalo Delly, no debí si quiera pensar en proponértelo-Iba a guardarlo cuando tome su mano

-Espera-Me miró confundido-Tal vez nos ayudará a relajarnos un poco...¿No?

-No tienes que hacerlo si no quieres, yo sólo pensaba que podríamos divertirnos un rato-Se acercó tanto que nuestros rostros casi chocan-Pero no estás obligada

-Si quiero-Susurre

Tomo una colocándola en mi lengua, después el hizo lo mismo, mentiría si digo que estaba un poco asustada porque sé que el efecto de esto puede durar hasta doce horas. Sé todo lo que implica pero honestamente no pude negarme, no me desagradaba volver a experimentar esa sensación con Alex.

Salí de mis pensamientos cuando sentí los labios de él sobre los míos, me deje llevar y lo seguí, enrollé mis brazos en sus cuello. Sus besos me estaban volviendo loca.

*Narrador Normal*

Los besos estaban subiendo de tono, ya no eran para nada tiernos, la besaba frenéticamente y ella lo aceptaba gustoso.

Entre ellos no había pasado nada más desde aquel día, cuando ella aún estaba embarazada.

Se separó dejándola con ganas de más, se levantó tomándola de la mano jalándola hasta el centro del lugar donde había más gente. Habían pasado aproximadamente veinte minutos y la droga ya había hecho efecto.

Para Alex lo único que existía en ese momento era ella, nadie estaba ahí más que su adorada Adele, entre muchos colores, su risa inundaba sus oídos como si fuera eco.
Se relamió los labios sintiéndolos un poco secos pero seguía el dulce sabor a fresa de su labial.

Sintió el cuerpo de Adele pegado al suyo y sintió como si hubiesen miles de fuegos artificiales en el. Ella estaba de espaldas moviéndose de un lado a otro al ritmo de la música, en ese momento la vergüenza ni si quiera existía puesto que la mayoría de las personas estaban bajo el mismo estado.

Adele sentía que su cuerpo flotaba, no podía dejar de moverse, necesitaba calmar la adrenalina que sentía en su interior, de pronto en sus pensamientos Simon estaba ahí parado, viéndola con desaprobación y tristeza....cargaba en sus brazos a Angelo. Cameron apareció también tomado de la mano de Laura, su mejor amiga.

-Adele-Escuchó su voz chillona-Por favor regresa

Regresa. Regresa. ¡Regresa!

Se sobresaltó al sentir retumbar sus oídos después de ese último grito, pero nada era real, para ella ya no era agradable, estaba en un "Mal viaje" al contrario de Alex

-¿Podemos irnos?-Solo atinó a decir ya que sentía que su lengua pesaba

-¡¿Que no la estás pasando bien?!-Grito riendo-Yo me siento como si volara

-No Alex, vámonos por favor-Sus ojos se estaban llenando de lágrimas

-Esta bien, pero no puedo manejar así-Volvió a reír-Parece que floto entre las nubes

Salieron por el mismo lugar donde había entrado, su camioneta estaba ahí y afortunadamente Jose dentro de ella, no pensaba dejarlos solos...Alex no siempre tomaba buenas decisiones, era como su hijo y no iba a permitir que les pasara algo.

Los vio salir bastante desubicados, fuera de si.

-¿Tú qué haces aquí?-Lo abrazo felizmente-¿Que no te habías ido mi temible Jose?

-Suban por favor-Observo como Adele tenía un semblante muy distinto al de él , veía para todos lados como si alguien la siguiera y antes de si quiera ayudarla a entrar al auto ella se subió.

Transcurrió aproximarte una hora cuando llegaron a casa, esta estaba bastante alejada del centro de la ciudad por precaución.

-Llegamos-Bajaron tomados de la mano y riendo a carcajadas, tan diferente a como los encontró

-¿Que les pasa?-Pregunto su esposa Paulina después de un bostezo y de cerrar su abrigo pues a esas horas de la noche el frío calaba más

-No lo sé-Negó-Así los encontré pero  tú y yo sabemos el por qué-Bufó-Están  drogados

-Pues me es difícil de creer de parte de los dos pero no encuentro otra explicación

Entraron a la casa, Paulina subió por Angelo aún dormido, sabía que el despertaba a una hora exacta de la madrugada y probablemente ellos no estarían ni consientes.

-Te deseo-Se tumbaron juntos a la cama-Siento que estoy ardiendo por dentro-Soltó una carcajada

-Yo también Adele, no sabes cuánto te necesito-Bajo sus besos a su cuello mientras acariciaba sus piernas-Cásate conmigo

-No puedo casarme con mi secuestrador-Comenzó a desabrochar su camisa lentamente

-Hace mucho que estás aquí por qué tu  así lo quieres-Su voz era agitada y más grave de lo normal, un escalofrío recorrió su cuerpo-Eres libre preciosa

-Quiero estar contigo-Se colocó ágilmente encima, tomando el control aferrándose a su pecho como si de eso dependiera el no desvanecerse-Quiero ser tu esposa

Levantó sus brazos quitando la blusa que tanto le estorbaba, el acariciaba por encima de la delgada tela de encaje de su brasier. La ropa desapareció por completo cuando menos pensaron

-Espera-Lo detuvo-¿Tienes...-La interrumpió

-Nos vamos a casar ¿No? ¿Porque te preocupas?

-Angelo aún es muy pequeño-Terminó de abrir el pequeño empaque y se lo colocó

-¿Más tranquila?-Asintió, la ayudó a levantarse un poco con las manos en su cintura para entrar en ella

Arqueó su cuerpo después de un gran suspiro, Alex se movió quedando sentado, Adele colocó sus manos en la cabecera de la cama para aumentar el ritmo. Seguía sintiendo la misma adrenalina.

-Te extrañaba tanto-Se aferró a su cuerpo-Nadie me ha hecho sentir como tú Delly

Le encantaba que a veces su acento mexicano era tan notable, pues aunque él no nació ni creció en México sus padres si, ella había aprendido un poco de español gracias a Alex.

-Shhh-Lo beso

Siguió hasta que se liberó de todo lo que sentía, sentía que sus piernas temblaban y estaban débiles, Alex siguió sus movimientos hasta terminar.

-Eres espectacular-Menciono con el corazón aún acelerado-Te amo

-Yo también te amo-Apenas pudo decirlo antes de quedarse completamente dormida

No Hay Tiempo Para El Lamento.Where stories live. Discover now