Capítulo 11

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- Una cosa más Sesshomaru, considerando todo lo que mencioné... - El peliblanco la veía fijamente - Sabes que corren peligro, deja que vengan con nosotros, estarán bien en la aldea

Sesshomaru siguió su camino dejando a la Sacerdotiza atrás, seguido por Jaken. Pero no por Kohaku y la pequeña Rin que se encontraba aún sorprendida por la noticia.

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Inuyasha una vez más iba al pozo, no parecía querer aceptarlo. Sin éxito para cruzar, con sus puños golpeando las piedras que rodean el sitio nuevamente buscaba  desahogar sus sentimientos sin importarle la sangre que brotaba o si incluso ya tenía un hueso roto, estaba cansado, agotado. Justo ahora no tenía a Kikyo para calmarlo, conforme pasaban las horas verla era un castigo infernal para él, a pesar de ser completamente diferentes, en ella veía a Aome, su linda Aome... Las lágrimas nuevamente se apoderaron de sus ojos dorados, con ambos puños golpeo fuertemente la parde de piedra haciendo que cayeran varios fragmentos.

Pasó una semana desde lo ocurrido

En la cabaña de Kaede se encontraba el sacerdote, la exterminadora y el pequeño zorrito, durante ese tiempo no se dirigían la palabra más que para mencionar algo que de con el paradero del cuerpo de su amiga o de Naraku. El silencio fue interrumpido cuando escucharon pasos que se dirigían hacia ellos , Kirara recibió a Kikyo, ésta la sostuvo en brazos y dejó sus cosas que traía en una esquina, finalmente fue a ver el estado de su hermana, quien no parecía tener mejora alguna. Instantes después entró un chico

- Kohaku... Qué....

La exterminadora mayor no terminó sus palabras y fue a abrazar a su hermano menor

- Hermana disculpa por entrar sin avisar... - sus ojos se llenaron de lágrimas pero no salió ninguna, al contrario, abrazo fuertemente a su hermana

De aquí en adelante no se despedirían o se separarían uno de otro. El tiempo de estar juntos pese a todo, había llegado

Miriku y Shippo se alegraron, no tenían palabras pero en verdad compartían un poco de su felicidad, después de un rato entraron finalmente Rin y Jaken. 

- Hola a todos - Hizo una reverencia - Se supone que no debí escuchar la conversación del señor Sesshomaru y la señorita Kikyo pero... Lo siento... - Fue inevitable que esta vez el sentimiento de tristeza la invadiera 

Fueron bien recibidos, el que se encontraran allí significa que a quien buscaban está dispuesto a ayudarlos. Sesshomaru hizo acto de presencia. Luego de unos instantes ingresó Inuyasha, no le importó que su medio hermano lo viera en ese estado tan deprimente

- Sesshomaru por favor - Inuyasha lo tomó por su estola y el demonio sin cambiar su neutra expresión volteó a verlo - Tu olfato es más desarrollado, sabes que está en manos de ese desgraciado - Nuevamente empezaba a soltar lágrimas - Si lo encontramos, la encontramos a ella... Solo quiero tenerla de regreso... Aunque ya no tenga vida.. Te daré lo que quieras, incluido Colmillo de Acero, pero por favor... Ayúdame hermano... - Cayó de rodillas y el monje fue a su lado junto con Shippo

- Por favor -  fue lo único que dijo el zorrito antes de comenzar a llorar 

El demonio agarró del cuello a Inuyasha, salieron de la cabaña y finalmente lo arrojó lejos impactando la espalda de éste en árboles que estaban en su camino, luego se acercó a él y lo tomó por su cabello plateado

- Patético 

Inuyasha no tuvo tiempo de responder puesto que Sesshomaru empezó a estrellar su rostro contra el suelo. Al ver que el hanyou no ponía resistencia decidió parar

Sesshomar lo alzó para poder verlo directamente. En el rostro de Inuyasha había demasiadas líneas de sangre que brotaba de su cabeza

- Eres un completo idiota y cobarde - finalmente lo soltó - Cómo es posible - sin más lo soltó 

Después de unos minutos logró arrastrarse y llegó al Árbol Sagrado ya que no le quedaba tan lejos de donde se encontraba. Los ojos le pesaban, devisó la luna, aquella hermosa Luna que fue testigo de momentos de Aome y él, aquella que ahora lo veía sufrir

Pasó una semana...

Pasó un mes... 

Pasaron 6 meses...

Pasaron 2 años

En ese tiempo no se tuvo ningún rastro de Aome ni de Naraku. Simplemente pareciera que se desvaneció de la faz de la Tierra. Rin se acostumbró a vivir con ellos y Sesshomaru vigilaba a la distancia, la mayoría de su tiempo se la pasaba con su madre, nunca comentó el motivo.

Kohaku se hizo gran amigo de Rin y todos, Sango y Miroku se hicieron pareja, incluso ya se encontraban comprometidos. Sin embargo el compromiso no se llevaría acabo hasta que su misión acabara por completo.  Shippo, iba a entrenar pero siempre regresaba a final del día a la cabaña

Habían logrado solo un avance, ya no llorar por su amiga, al contrario, luchar por ella.

Kikyo... Año y medio atrás se despidió de su querida hermana Kaede. Su estado de salud nunca mejoró, su corazón ya no resistió, su tumba estaba al lado de donde anteriormente se encontraban los restos de su hermana, Kikyo todos los días le llevaba flores y platicaba con ella

- El tiempo es injusto, no tenía mucho de haber regresado Kaede, aún faltaban muchas cosas que contarnos, incluso ver como recuperabamos a Aome... Sabes que no fue tu culpa, no es tu culpa hermanita - dejó las flores en su tumba - Me saludas a mamá y papá... Los extraño

Al igual que Sango y Miroku, Koga se comprometió con Ayame, la boda se haría cuando venciera a Naraku y recuperara el cuerpo de su amiga... Si es que quedaba algo de ella

Finalmente Inuyasha, no había día que no fuera a visitar el pozo o incluso no manipulara el uniforme que Aome dejó aquella vez, al principio costó mucho que lo soltara, pero conforme los meses pasaron el aroma de la chica se desvaneció. El brillo de su mirada se perdió, su mirada nunca volvió a verse imponente, se le formaron ojeras e incluso perdió peso.

Las noches las pasaba en ramas del Árbol Sagrado, a veces sin poder dormir. La única información que tenía y en su momento dió a sus amigos es que, aquella zona donde encontraron a la chica en aquel charco de sangre nunca más volvió a brotar el suelo, incluso una zona del árbol parecía estar podrida

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Sus ojos tan rojos como la sangre fueron visibles. Al fin despertó.

Una chica completamente desnuda, cubierta solamente por una sábana blanca se levantó de una superficie tibia y blanda pero al mismo tiempo rígida. El lugar donde se encontraba era completamente oscuro, sin ningún ruido.

Un hombre de mirada escarlata tomó su rostro, levantó su barbilla y su risa rebotó en el espacio donde ambos se encontraban.

El sufrimiento de Aome [Inuyasha] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora