Capítulo 9

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Bianca Miller.

Me encontraba sobre una cama del hospital cuando desperté y lo primero que hice fue tocar mi vientre para comprobar que aún estaban conmigo, suelto un suspiro al sentir que mi pancita sigue tan redonda como la recuerdo.

Sé que estoy bajo mucho estrés que no le hace bien a mis bebes recuerdo cuando tuve mi primera señal de un posible aborto a los 3 meses hay fue como me enteré de que estaba embarazada.

Me costó aceptar que pronto me convertiría en madre, pero una vez que ya lo hice prometí que los volvería a poner en peligro y los protegería con mi vida ellos son lo más importante que tengo junto a mi padre no puedo perder a ninguno de los 3.

Debí haber ido a descansar cuando la enfermera me indicó o cuando el señor Roberto se ofreció a llevarme a casa hubiera evitado este desmayo, pero ya era tarde para arrepentirse.

Recuerdo momentos antes de que me desmayara el doctor me habían dicho que mi padre sufría del corazón hace ya un tiempo como hija no sabía, me sentía culpable, me sentía el peor ser humano, una persona sin sentimientos que solo se preocupó por ella misma, me había alejado luego de saber que Leah no era mi madre.

Debía a toda costa recuperar el tiempo perdido y estar con el ahora en estos momentos, debíamos iniciar con el tratamiento en el lugar especializado que el doctor comento, él me ofreció su ayuda y yo la tomaré, al igual buscar segundas opiniones.

Me levanto sacándome la vía del brazo sé que lo que estoy haciendo no es lo correcto para mi salud ni para la de mis bebés, pero no he podido verlo, hablarle.

Tengo un presentimiento, necesito verlo y comprobar que está bien.

Salgo y me dirijo a cuidados intensivos quiero darle la noticia de mi embarazo, a pesar de la situación quiero que sepa, quiero decirle que a pesar de todo lo malo siempre hay buenas noticias que iluminan aquella oscuridad.

A medida que me acercó a la habitación donde se encuentra mi padre se escuchan unos gritos muy fuertes, me apresuro sabia que algo estaba pasando y cuando llego me encuentro con un anciano gritándole al personal para que saquen a mi padre de ahí, quien se cree este señor acaso es dueño del maldito hospital y llamarlo bastardo eso no lo soportaré.

—A quien crees que llamas bastardo viejo insolente —digo enojada.

El señor Roberto palidece y Matteo se sorprende, pero a la vez trata de controlar al anciano el cual no tardo en percatarme que debe ser su abuelo cuando ambos miraron.

—Niña no metas tus narices en los asuntos que no requieren de tu opinión —se da la vuelta para seguir gritándole y darle órdenes al personal.

—Quien te crees que eres para decirme si puedo o no meterme y además deja de gritarle a las personas.

—Será mejor que te calles y me hagas caso porque estás hablando con un Anderson —me vuelve a mirar.

—Un apellido no es sinónimo de autoridad por lo que no me callaré.

—Mocosa.... —lo interrumpo.

—Callate, ya es suficiente ahora hablaré yo, usted no tiene el derecho de decidir si alguien debe de irse o quedarse, él es un paciente y debe ser tratado igual que todos —comienzo a avanzar y Matteo tiene afirmado a ese anciano —Estamos en un hospital y sus gritos solo hacen que los pacientes no puedan descansar, estresa al equipo de salud y me causan dolor de cabeza —avanzo aún más no le tengo miedo.

—TUUUUUU!!!!! Como te atreves a callarme, acaso tus padres no te enseñaron a respetar a tus mayores —se altera.

—Claro que me educaron correctamente, pero si no respeta yo tampoco lo haré, eso se gana y ha demostrado ser un viejo insolente y altanero que se cree con el derecho de insultar y hacer lo que se le dé la gana, no sé merece mi respeto y ni el de nadie —queda mudo y yo continúo.

Eras todo lo que necesitaba [EN PAUSA]Where stories live. Discover now