𝖴𝗇𝖽𝖾𝗋𝗍𝖺𝗄𝖾𝗋 - 𝖪

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Pedido de gamora12345

Servir a una familia importante era demasiado cansado, cumplir con ridículas exigencias y soportar estúpidos desacuerdos era algo asfixiante.

__________ sabía perfectamente de que se trataba, ella servía a la distinguida familia Phantomhive. Y no podía ser peor, cuidando de un niño del demonio, soportar estúpidas y insoportables visitas como las de la señorita Elizabeth y la de esa mujer pelirroja que era todo un fastidio.

Pero quien más llegaba a desesperarle era ese tipo de cabellos de plata y ojos cubiertos por una fina tela. Algo en él le atraía pero siempre se esforzaba por negarlo.

Sin embargo la tensión se notaba entre ambos. Y era algo de lo que todos se daban cuenta.

— Ese hombre de cabellos plateados a llegado _________ —

— Y eso por que debería importarme — Farfullo mientras seguía colgando camisas en el ropero.

Sebastian río extasiado. — Solo por si te animabas a cogertelo el día de hoy

— Mal nacido — Maldijo en voz baja.

— Por cierto, Ciel solicita tu presencia para que atiendas a la visita, mientras tanto yo preparare el cuarto de invitados —

— Oh por favor no... —

— Oh si — De mala gana, azotó la puerta del pobre armario mientras bajaba hecha una furia.

— Joven amo... — Dio una reverencia mientras miraba de reojo al zorro blanco, tan alegre y con esa sonrisa burlona. — Tsk...

— __________ atenderas a nuestro invitado por el tiempo que este aquí — Ella rabiaba mientes el peliblanco miraba todo de manera divertida.

— Si... —

— Puedes irte... Revisa que la habitación esté en buen estado —

Subió las escaleras apurada, indignada; sabía de sobra que el la había pedido especialmente como si de una prostituta se tratase.

— Por que mierda no me quede en mi pueblo... — Estaba acomodando la cama de la habitación de huéspedes, sacudiendo y golpeando con furia las almohadas.

Con enojo reviso que cada detalle estuviese perfecto, la cómoda con sus toallas limpias, los jabones perfumados en la bañera o las suaves colonias en el estante.

Sacudió las cortinas por el polvo mientras se ahogaba con arañas muertas y pelusas y tratando de no caer de las altas escaleras.

— Veo que lo haces con muchas ganas —

Por el susto de la repentina aparición, perdió el equilibrio y cayó de golpe en el suelo.

— Auch... Ah — Soltó un gemido de dolor mientras acariciaba su espalda baja.

— Usted... — Estuvo a punto de maldecir pero se contuvo. — ¿Hay algo en que pueda ayudarle? —

<< Grandisimo hijo de .... >>

— ¿Podría esa hermosa boquita obsequiarme un beso? —

— No... Mire la habitación a quedado perfecta, sin más me retiro —

— Pero yo no quiero que te vayas... Tú estas a mi servicio lo olvidas —

<<  Hijo de las siete vergas grandioso triple hijo de puta >>

— Si... Tienes razón —

La tarde empezaba a vestirse de un azul nocturno, adornandose con la luna y las estrellas.

— Me daré un baño... Quiero que me talles el cuerpo —

¿Que se creía este tipo?

— Yo no hago ese tipo de cosas...

— Tu amo dijo que me atendieras en todo... — Musito de manera burlona.

Resignada lo siguió hasta el baño donde con inquietud desvio la mirada mientras tras el se desvestia.

— Voy a preparar el agua... — Se agacho hacia la llave y empezó a llenar la tina de agua caliente, sumamente caliente. — Listo.

Seco sus manos en el delantal y con una liga recogió su cabello en un chongo.

El hombre pasó desnudo frente a ella, dios sus mejillas se sentían calientes.

— Tenga decencia... — Se cubrió la vista con apresuró.

— ¿Por que no entras aquí conmigo? — Pregunto con una sonrisa coqueta.

— Ni muerta —

— Haré que te tragues tus palabras... — Sin previo aviso su torso se asomo por encima del agua y la beso.

Era un beso pasional con su lengua explorando su cavidad bucal sin algún respeto. Pero ella no podía defenderse ni negarse, empezó a acoplarse lentamente.

— Ah... — Cuando se separaron, su cuerpo estaba caliente.

Él se limito a reír.

— Te lo dije... — Él empezó a descestirla sin que ella se negase, entró a la tina con el mientras empezaba a besarla en su cuello — Espere tanto por este momento.

Sus rodillas estaban al lado de las rodillas de él, podía sentir su miembro rozar.

Una de sus manos se deslizó lentamente hacia la entrepierna de la joven, empezó a masajear entre sus pliegues.

— No... Espere... — Se sentía mareada de placer.

— Hueles tan bien — Sus dedos se introdujeron en la cálida carnosidad y se encurvaban en el interior.

— Ah... — Ella empezó a gemir mientras rasguñaba los hombros masculinos en un intento de callar sus gemidos.

— Así te gusta ¿Eh? — Los gemidos eran más fuerte por el eco del baño.

— Dios... Más — Y antes de que pudiese gemir de nuevo, sintió un vacío, para después sentir su miembro entrar con rudeza.

Él si que se divertía.

Tomó las caderas de la joven y dio una estocada fuerte.

— Ah — Gimió tan fuerte que en un instante tapo sus labios — Oh..  No haga eso.

Volvió a penetrarla agarrando fuerza de sus caderas, haciéndolo tan duro que apenas y podía callar los gemidos.

— Quédate callada... ¿No querrás que nos descubran? —

Se retorcía bajo su toque y no podían culparla.

Poco después sintió ese calor alarmante y delicioso mezclarse con su cuerpo.

— Prepárate por qué aún falta más —

𝓒𝓪𝓷𝓭𝔂 𝓜𝓮𝓷  • 𝐀𝐧𝐢𝐦𝐞 𝐌𝐚𝐥𝐞 𝐂𝐡𝐚𝐫𝐚𝐜𝐭𝐞𝐫𝐬 Where stories live. Discover now