Para mi amado caballero-

Templo

Tal y como se decreto, visite el templo.
Su estructura era tal y como la esperaba, grandes pilares, mucha naturaleza y monumentos a Vita.

El día en que llegue, no pude ver a Vita, ni hablar con él, No obstante, sentí que alguien me vigilaba, esa sensación no ha parado.

Se me dijo mi nombre de santa, Celes, me explicaron si significado que es celestial, algo divino y magnífico, lo tomaron como un buen presagio para el país, por eso todos están ansiosos de que sea nombrada como santa.

La charla entre mis padres y el templo, duro varios días, en la que se decidió que a los 5 años haría la ceremonia, ayudaría cuando hubieran catástrofes o cuando fuera necesario, pero no viviría en el templo.

Fue difícil, para los sacerdotes aceptar esto, pero por miedo a perderme, optaron por aceptar.

Ahora me encuentro paseando por el patio del templo, nos quedamos unos días a más a petición de los sacerdotes, pero hoy es el día que finaliza nuestra estadía es por eso, que recoro el jardín para ver si puedo encontrar a Vita o eso buscaba, sin embargo, Lucius me había encontrado y estaba a mi lado hablándome sobre sus lecciones de magia avanzada, estos días se ha vuelto muy sobreprotector conmigo, imagino que fue por el oráculo.

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Un joven de cabellos negros y orbes dorados, se encontraba observando una esfera de cristal, la que reflejaba a una niña de cabellos rosados largos y ojos cristalinos celestes, que hablaba con su hermano mayor.

-No has cambiado en nada Aisha- comento el pelinegro con nostalgia.

-Parece que el primer amor nunca se olvida, ¿No es así Dion?-questiono una voz calmada.

-Vita-dijo el nombrado-supongo que ya fui delatado por Blaise, me encargaré de el más tarde-.

-No es completamente cierto-acotó Vita- me imaginaba que no la dejarías ir, una vez que ella volviera a este lugar, mis suposiciones fueron correctas al parecer-.

-Tu fuiste el que nos unió, después de todo, querido suegro-dijo con falsa diversión el orbes amarillos.

-Hasta que desaparezca como luz, me seguiré arrepintiendo de esa decisión-comemto el peliplateado mirando a la pequeña niña que sonreía por la bola de cristal.

-Jaja-rio con sarcasmo-Tal vez, ella nunca me amo -Paro por un segundo-Lo nuestro solo fue un compromiso, pero al pasar el tipo no pude evitar enamorarme de ella-dijo mirando con nostalgia la bola-Mi peor error fue dejarla ir con ese humano que nunca la correspondió, debi haberme aferrado a ella- dijo impotente y con furia.

-Quizas, si no hubiera bajado a la tierra ella, ahora estaría aquí contigo-dijo Vita-o quizás, si no hubieras matado a ese humano, ella no se habría suicidado iniciando el tabú de mundos-suspiro y continúo- podría seguir todo el día suponiendo destinos que no fueron, ella estaba destina para alguien y sea alguien no eras tú.-finalizo mirando a Dion.

-Tu eras y eres su padre, pudiste haberlo eviarado, sin embargo, nunca la detuviste, no le negaste visitar el mundo humano, ni escaparse a escondidas para verlo.-diko resentido el cabellos azabaches- Crees que nunca me enter...aría de eso, yo sie..mpre la..... cuide y siem....pre lo. h ..aré.-su voz se entrecortaba causando que callera al suelo.

Vita decidio retirase, nada de lo que dijera haría que Dion dejara a Liliana, a pesar de haber reencarando, su pequeña Aisha seguia siendo la misma, por eso le dolía seguir viendo esa esfera de cristal, ver cómo no pudo proteger esa hermosa sonrisa.

A la lejanía, Dion tomo la esfera de cristal y la abrazo con fuerza, diciendo:

-Quiro ver a Aisha- asiendo que la esfera cambiará su imagen y proyectará un recuerdo en dónde una joven de cabello rosado y ojos rosados, queestaba alrededor de un campo de flores con una encantadora sonrisa.

-Mi Aisha- el dios melancólico objeto- Déjame amarte hasta mi final- decreto.

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Vita se pregunta una y otra vez, si había tomado la decisión correcta, esa vez.

-¿Que harías tú?- cuestionó- Ayla, mi hermosa ninfa-añorando un recuerdo antiguo.

Una hermosa mujer de cabellos azules miraba cálidamente al Dios, confesándose algo que le alegro profundamente, tendrían una hija.