~CAPITULO DIECINUEVE~

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Las historias se cuentan de muchas maneras, aunque se sienten diferente para cada persona que las escucha.

Mi respiración era lenta, sentía el viento en mi cara, el sol salía, tan solo unos cuantos rayos no obstante de la nada, comenzó a oscurecer.

Los truenos de una gran tormenta se hizo presente, el cielo se nubló por completo, el viento se llevaba las nubes a gran velocidad, cada flor que había pintado comenzó a brillar.

La única luz que tenía, cada flor se extendía por todo el lugar ella no quería salir no estaba atrapada, simplemente se sentía bien estando ahí, un lugar seguro.

Aunque había alguien más, un hombre, me llamaba y me besaba la frente sus labios eran suaves, sentía preocupación en su cuerpo y corazón.

Tristeza en su mirada y soledad en el alma, sentía felicidad al verlo bailaba conmigo mientras más flores brillaban, mientras la luz se alejaba.

Esa que le daba vida, no obstante por cada vuelta al bailar cada movimientos, los pasos eran lentos y a la vez rápidos.

Me recordaba a mi padre, la forma en la que bailaba como podía acomodarme sobre sus pies, para alcanzarlo, comencé a reír como una vez lo hice viviendo de nuevo ese recuerdo.

-Un día tendrás que vivir sola y cuidar de ti Victoria- respire profundo, no lo vi solo espere.

-La oscuridad nos alcanza y no puedo protegerte para siempre- repitió abrazándome mas fuerte.

-Y si solo lo enfrentamos- sentí sus manos en mis mejillas y lo mire.

Su rostro cambio, sus manos lo que era, un ser que salvo a una mujer, un ser en una isla que ayudaba a un dios poderoso.

-No puedes hacer nada mi querida Aura- sus ojos tomaron un color oscuro, sus manos una forma diferente.

-solo quiero que sea como antes- puede ver una sonrisa en su rostro .

Me tomo y me abrazo, sentía sus respiración.

-Eres igual a tu madre, pero como pretendes que sea como antes si ya no lo eres- cerré los ojos y volví a brirlos, estaba a punto de subir las escaleras.

-Aura estás bien - dijo Maya mirando desde la vieja puerta, mire las escaleras de nuevo, olía a tierra.

-Si solo déjame sola, es tarde tal vez por la mañana- tenía una cierta preocupación en el rostro.

-Todo saldrá conforme al plan estoy segura- sonrió aunque el capitán se metió a la plática.

-Tiene miedo de la leyenda de la chica de la torre- dijo jugando con Maya.

-Solo déjame en paz- Maya se retiró y mire al capitán.

-¿cómo dice la leyenda?- pregunté mirándolo para dar la vuelta.

-Te dices ser de este pueblo sin conocer sus leyendas- tenía una mirada de desconfianza total.

-Despues de la muerte de una bruja maldijo a todos sus habitantes, los niños comenzaron a llorar todas las noches, pidiendo que se les contara una buena melodía para dormir, todos decían que la escuchaban desde su ventana y los arrullaba para no tener pesadillas.

Por años los padres intentaron hacer lo posible por encontrar dicha melodía, el sol se escondía poco a poco y toda la energía de aquellas brujas asesinas decían las misma palabras de esa mujer, solo para que el sol se ocultará.

Una noche el frío de invierno acababa con todo, los niños del reino lloraban desolados de sueño, los niños del pueblo tenían miedo, no obstante entre los canales del viento se escuchó por fin, una voz soñadora de mujer.

Los marinos viejos dijeron se trataba de una sirena cerca de la costa, otros dijeron que venía del faro, la voz era hermosa candente y una vez que terminó los niños durmieron tranquilos.

Una vieja mujer, riendo divagaba diciendo que no se trataba más que del viento lo decía silbando, lo decía riendo, no obstante siempre se perdía entre los senderos del bosque, a muchos les daba miedo entrar.

Algunos les daba curiosidad, las leyendas de aquel bosque eran demasiadas, maldito por las brujas, un lugar solo para ellas, la gente no evito pensar que aquella anciana lo era pero nunca más la volvieron a ver.

Hasta un día el príncipe hijo del rey entro, después de una cabalgata después de unas horas se encontró su cabello, divagando cerca del bosque.

Todos se dirigieron en su búsqueda el rey ofrecía una gran recompensa a quel que lo encontrará, no obstante no apareció por semanas, aquella voz seguía sonando todas las noches.

Y los niños la esperaban el viento la repartía y cuando se dejaba de escuchar un meve sonido se dejaba ver un llanto pequeño que se perdía en el viento.

Pronto un hombre misterioso llegó con el príncipe en brazos, este delirando se disculpaba pues culparon al hombre de su desaparición.

El prinsipe lo intentó ayudar pero este solo lo detuvo y dijo que tenía que pasar, solo se sabe que el prinsipe comenzó a gritar de esa parte del castillo mirando a esta dirección del bosque.

Gritaba con lamento y fuerza, lo grito tantas veces, hasta más no poder, aquel canto ya no se volvió a escuchar solo un lamento de dolor y una disculpa.

Desde entonces se decía el prinsipe se adentraba al bosque.

El cielo se oscureció aún más apesar de no aver escuchado maldición alguna, las brujas comenzaron a ser más buscadas por distintos cazadores, los bebés no dormían y los niños tenían pesadillas, el sol dejo de ser poco a poco.

Una vez que su cuerpo fue tendido, el príncipe no dejo de intentar hacer algo por el, no dejo de defenderlo, pidió se le sepultura junto a los muertos de la familia real.

Si cripta es la más grande y se destaca por qué meses después creció un árbol gigante y junto al lirios morados.

Justo como los que está ahí pintados, aunque su color se perdería poco a poco por la oscuridad y la perdida del sol.

Aquella melodía se volvía a escuchar pero más triste y profunda.

Respiré profundo y subí está vez, solo pensaba en ella, sentía el dolor en ella, las escaleras rechinaban y una vez en la sima solo vi hacia la ventana, mamá jamás me contaba nada, todo lo ocultaba le daba miedo.

Lo único que tienes que hacer es cantar.

BRUJAWhere stories live. Discover now