Cap.1: Augurio

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Como un espejo roto,
como flores secas,
como un gato negro de ojos filosos,
sigiloso e hipnotizante.

Se reencontraron en una noche de desdichas. Jisung salió junto a sus amigos en una noche de ambiente lluvioso, importando poco que su madre le repitiera una y otra vez que la noche se veía rara.

Una linda luna llena iluminaba su piel morena en las calles mientras caminaba entre risas hacia un club que había abierto hacía solo unas semanas.

Han tocó su cuello con nervios en busca del collar de su padre, aquel ambiente le ponía de malas y hasta que no tuviera algunas gotas de alcohol entre sus venas no se divertía del todo. Toco y toco, pero el collar no llegó a sus manos —Chicos, ¿han visto mi collar?— preguntó con pavor, mirando a los demás, quienes negaron con preocupación.
Suspiró, levantó su mirada a la luna. Rápidamente saco su móvil y llamo a su madre —Mamá...Creo que perdí el collar de papá— soltó, a punto de sollozar.

Escuchó una leve risa al otro lado de la línea —Cielo, tu padre tenía tantos collares que podría dejarte sin cuello— río su madre. El rubio calmó su ceño fruncido —No llores ¿si? Pásalo bien y cuando vuelvas a casa, te daré el que más te guste— El menor sonrió, dejando de morder su labio inferior. Miró a sus amigos, lo miraban con atención esperando una respuesta del chico. Les sonrió al instante, calmando los nervios de ellos —Esta bien mami, te quiero mucho— volvió a mirar a la luna —Yo más, cielo mío—.

Se despidieron con cariño y terminó la llamada —Todo está bien— Ensanchó su sonrisa, los demás suspiraron con alivio. Quejándose por el terror que se habían instalado en sus cuerpos —Bueno, ¿nos vamos a beber o que?—

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Félix ya reía de más gracias a las copas que habían tomado entre arreglos, Jeongin los guiaba hacia la barra de bebidas y Chan sonría a cualquiera que le pareciera atractivo.

Llegaron entre empujones, insultos y disculpas. Pidieron chupitos como celebración por el nuevo empleo de Han. Uno tras otro, hasta que las ganas de bailar inundaron sus venas, se movieron entre y con desconocidos, riendo y coqueteando sin problemas. Sin embargo, hubo una mirada conocida que robó toda su noche.

Unos ojos dominantes y oscuros lo observaba desde un oscuro rincón, su aliento se contuvo a la vez que sentía como si estuvieran relamiendo su cuerpo con solo un vistazo.

Trago saliva con dificultad antes de escuchar unos gritos a su lado —Te está comiendo con la mirada y está buenorro. No sé a qué coño esperas— Sonrió hacía Felix, antes de apretar su mano y alejarse de él.

Camino de forma lenta hacia el pelinegro, sonrió con picardía cuando pudo ver su rostro por completo —Lee Minho, cuánto tiempo sin encontrarnos— por fin pudo dejar de gritar cuando se acercó de más al mayor —Han Jisung, quien diría que has crecido tan bien— Han río en bajo, sabía que es lo que le estaba tratando de decir —Quién diría que el niñito tímido que conocía desapareció— Analizó la cara del contrario, su corazón latió con fuerza. Recordaba tan bien ese nombre y esa cara, tantos suspiros soltados por ese hombre y tan pocos gemidos.

Rieron recordando sus infancias y lo rara que había sido su amistad. Relamiendo sus labios al compás cuando un silencio tensante quedaba entre ambos, acercándose a sus orejas para decirse suspiró que solo quedaban entre ellos y conseguían efectos en sus cuerpos, toqueteos pocos dudosos porque ya conocían esos cuerpos tan deseables. Ambos sabían cómo iba a acabar esa noche y justo como lo predicaron, así fue.

Una noche apasionante y al día siguiente, una conversación dulce, íntima y confiada sólo entre ellos. Todo lo que buscaba Jisung para una relación. Así que sin bochorno alguno, conquistó al pelinegro en menos de lo que consiguió sacarse el carnet de conducir

El Mal Querer「 Minsung 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora